Articular la educación desde el nivel básico hasta el superior, es el desafío: Ministra Calderón

Tegucigalpa – Rutilia Calderón, con 20 días de haber asumido como ministra de Educación, atendió en su despacho a Proceso Digital para sostener una plática sobre la actualidad educativa y los desafíos que enfrenta.

– “Tengo que ser una ministra con olor a oveja y no encerrada en un escritorio”.

Con esa sonrisa permanente, aplomo a la hora de responder, la ministra Calderón detalla su visión sobre las ejecutorias y planes que tiene en cartera para esa oficina del Estado pero también esbozo retazos de su vida personal.

Rememoró aspectos de su niñez, habló de la reforma universitaria y lo que se pretende instaurar en Educación. Agregó que trabajará con el mismo equipo humano que encontró y que entre sus planes destaca mejorar el producto acabado que llega a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde desempeñó el cargo de vicerrectora de Asuntos Académicos hasta el pasado 31 de enero.

Rutilia Calderón es epidemiología, especialista en Planificación Estratégica, graduada en Brasil y egresada del doctorado en Ciencias Sociales con orientación en la gestión del desarrollo sostenible. Profesora universitaria desde hace 34 años en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), una labor solo interrumpida para estudiar y formarse.

Proceso Digital (PD): ¿Dónde nació y que recuerda de su niñez?

Rutilia Calderón (RC): Nací en el barrio Concepción de Comayagüela. Recuerdo una infancia y una juventud de mucha convivencia comunitaria, eran aproximadamente unos 20 jóvenes de la misma edad, que aunque íbamos a colegios diferentes, éramos una familia, vivíamos plenamente, éramos buenos estudiantes, pero a la vez contribuíamos a que fuera un lugar limpio, de mucha convivencia e intercambio cultural.

Además, estaba cerca la Escuela de Bellas Artes y en mi caso mi tío Exequiel Padilla (reconocido pintor), nos llevaba entonces, teníamos mucho intercambio con los pintores, los escultores y nos entusiasmaba la música, tanto hondureña como la denominada protesta.

Recuerdo que a los 16 años estando en segundo de Bachillerato en el Sagrado Corazón, nos visitó el obispo Luis Santos (actual obispo emérito de Copán) e hizo una invitación, él en ese momento era el director de la Inmaculada Concepción para quienes quisiéramos integrarnos a grupos juveniles con el objetivo de evangelizar y hacer pastoral social en toda la zona marginal de Comayagüela. De manera que de los 16 a los 32 años tuve un trabajo pastoral muy fuerte; íbamos desde el barrio El Chile hasta la 3 de Mayo, ahí mediante la congregación salesiana de hacer estudios de Bachillerato en Teología, que definitivamente me dieron una dimensión más profunda sobre las personas.

PD: ¿Quiere hablar un poco de su familia?

RC: Actualmente tengo a mi madre viva, igual funcionaria pública de muchos años. Mi padre, José Tiburcio Calderón Corleto, murió hace más de 25 años, fue un ingeniero civil, el primero con maestría en hidráulica en el país. De ellos aprendí lo que significa ser servidor público.

Tengo cinco hijos: tres son varones y dos mujeres; cuatro de ellos viven fuera del país. El mayor es arqueólogo que culmina su tesis de doctorado sobre arqueología de arte rupestre hondureño; mi segunda hija vive en Dallas (EEUU), estudió arte en Nueva York y actualmente es profesora en Historia del Arte.

El tercer hijo termina ahora en abril estudios de doctorado en Taiwán sobre Ciencias de la Computación orientada a Inteligencia Artificial; mi cuarta hija hace doctorado en Gestión de Proyectos de Deporte y Desarrollo Sostenible en Barcelona, además es deportista desde los 9 años. El último de mis hijos vive en Honduras, es ingeniero en Telecomunicaciones, actualmente trabajando ya con posibilidades de salir del país e iniciar su maestría este año.

PD: Podemos decir que a su familia la educación le cambió la vida

RC: Así es, definitivamente. Como le decía en el caso de mi padre, su tío Salvador Corleto, fue ilustre en el campo literario. También tengo tías que han aportado mucho al país. Una tía abuela fue directora de la Escuela Normal de Señoritas, otra fue directora de la Escuela Experimental Dionisio de Herrera. Somos una familia que ha valorado muchísimo la educación y donde me atrevería a decir que en un país como Honduras, tener tres generaciones de graduados universitarios es una bendición enorme.

PD: ¿Es apasionada por la educación?

RC: Así es y eso lo aprendí tempranamente allá cuando empecé mi trabajo en la pastoral salesiana. La educación sin vocación y sin pasión es mejor buscar otra cosa para hacer.

PD: En su paso por la UNAH, ¿qué fue lo mejor y peor que pasó?

RC: Lo mejor es haber iniciado, dos meses después de graduarme de médica, una carrera como profesora universitaria en la Facultad de Ciencias Médicas y el haberme involucrado desde aquel momento en procesos de mejora y transformación de la Universidad. En 1982 participamos en una reforma del plan de estudios de la carrera de Medicina que llegó a ser modelo para América Latina, lastimosamente la partidización que vivía la Universidad no permitió que ese currículo que luego se aplicó con éxito en otros países pasara lo mismo en la propia Universidad nuestra.

Asimismo, el haber permitido, en un primer momento, llamada por la rectora Ana Belén Castillo, en lo que era la Comisión Técnica de la Cuarta Reforma como asesora. Y luego en la Comisión de Transición como coordinadora de la Unidad Técnica de Apoyo a la Reforma y posteriormente como vicerrectora académica, lo cual ha permitido a lo largo de 15 años participar, aportar y aprende de uno de los procesos de transformación universitaria, no solo más exitosos en el mundo, sino que hasta ahora después de 12 años, sostenible y con continuidad en diferentes procesos.

Mientras, lo peor que me ha pasado, diría yo, fue la crisis en que estaba la Universidad en 2004, una problemática estructural, académica, política, administrativa y en lo ético.

Luego, estando en la Comisión Técnica y de Transición, ir develando toda la crisis fue muy doloroso, pero al mismo tiempo lo vimos como una oportunidad para contribuir a superarla. Por supuesto, los momentos de conflicto inicialmente con el sindicato, con una dirigencia que había perdido su rumbo y se había apropiado de la administración de la Universidad y que fueron momentos muy duros, incluso recibiendo amenazas de muerte; estuvimos secuestrados más de 10 horas en una oficina pequeña con la Comisión de Transición con una turba afuera armada con palos, pistolas y cuchillos.

Esos tres años con la Comisión de Transición fueron durísimos, pero que sentaron las bases para una reforma sostenida de la Universidad, luego el conflicto con la dirigencia de ADUNAH (Asociación de Docentes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras), igual ver a compañeros docentes queriendo mantener la Universidad para su usufructo y no para el servicio al país. Fue duro y triste todo eso.

En tanto, el último conflicto que tuvimos el año pasado (2016) con los estudiantes, igual fue un proceso doloroso ver esa dirigencia estudiantil fanática, radical, muchachos que en sus miradas y palabras se denotaba un odio profundo, desencanto y desesperanza. A mí me golpeó mucho sobre todo porque vengo de trabajar con jóvenes en áreas marginales, sin nada, sin oportunidades, y estos jóvenes que han tenido la oportunidad de llegar a la Universidad en vez de contribuir en aportamos, más bien en sus acciones reflejaban destrucción. Afortunadamente después del conflicto esa misma dirigencia auto reflexionó y lo vemos ahora que esas posiciones radicales están abriéndose y eso da esperanza para saber que es posible tener en la Universidad un liderazgo estudiantil acorde con lo que el país necesita.

PD: ¿Creyó que llegaría en algún momento de su vida al cargo de ministra de Educación?

RC: No, realmente nunca entró en mis proyectos de vida. He venido sosteniendo en los últimos años desde que me postulé para en el concurso para un segundo período en la vicerrectoría, que al finalizar esta etapa, en octubre de este año, iba a pedir mi año sabático para escribir un libro sobre la reforma de la universidad que no lo hemos hecho, es una deuda que tenemos con la Universidad y con el país.

De manera que, la primera sorprendida con el llamado del presidente (Juan Orlando Hernández) fui yo. Tuvimos una conversación muy abierta, muy franca, nos hemos conocido a lo largo de estos once años de la reforma de la Universidad porque cuando se aprobó la Ley Orgánica nueva que dio vida a este proceso de reforma, el presidente (Hernández) era el secretario del Congreso Nacional, de manera que son once años de conocernos en el proceso de reforma de la Universidad. Entendemos que las valoraciones estuvieron muy vinculadas a lo que hemos venido aportando desde el equipo rectoral.

PD: ¿Cómo tomó la familia el reto de asumir Educación?

RC: Primero, hice una conferencia vía Skipe porque como le contaba la mayoría están dispersos por el mundo, pero la valoración fue: “te conocemos que tu vida ha estado siempre orientada por el lema: ‘Voy a estar donde Dios quiere que esté, para servir más y mejor’… Si la secretaría es ese lugar donde vas a servir más y mejor, te apoyamos”. Luego pedí orientación a mi consejero espiritual, coincidió y también consulté con el equipo rectoral, vengo de ser parte de un verdadero equipo rectorado por Julieta Castellanos. Ahí se vio que era una oportunidad para avanzar en articular la educación superior con los otros niveles del sistema y para que las buenas prácticas de la reforma universitaria pudiéramos traerlas al espacio de la secretaría de Educación que está en proceso de reforma.

PD: ¿Será difícil sustituir al exministro Marlon Escoto?

RC: Primero, somos personas que consideramos que en temas de Estado o de país como la educación, es fundamental dar continuidad a todo aquello que en la realidad ha demostrado ser de beneficio; en este caso para nuestros estudiantes fundamentalmente, el reto de dar continuidad, pero de mejorar lo que se ha venido haciendo. Yo tengo varios años que trabajo con un enfoque de mejora continua, tanto en lo personal como en lo que me corresponde aportar en las instituciones. Lo otro es que los problemas, pero también las potencialidades y las capacidades en el sistema educativo son complejas, en ese sentido retos los habrá siempre, aún los países que tienen los mejores sistemas educativos en el mundo como Finlandia -por ejemplo- o en los países asiáticos, los retos son permanentes.

Creo que lo importante es saber identificar esos retos, analizar en equipo las mejores alternativas para enfrentarlos y tomar las decisiones para que el sistema educativo continúe mejorando de manera permanente e ir sentando bases que le den sostenibilidad a esas iniciativas, políticas, estrategias, programas o proyectos.

PD: ¿Cuál fue la primera acción que firmó como ministra de Educación?

RC: La primera orden fue una instrucción a la viceministra de administración y finanzas para que reuniera a los equipos de talento humano y de administración y finanzas para poner en claro las deudas que se tienen con los maestros.

PD: ¿Hoy por hoy cuánto es el universo de maestros que componen la secretaría?

RC: Con plaza permanente, 69 mil docente, y llegamos a 72 mil con los que están por contrato o cubriendo interinato.

PD: ¿Y estudiantes en el sistema público?

RC: La matrícula de este año ronda los dos millones 200 mil estudiantes en todos los ciclos educativos (prebásica, básica y media).

PD: ¿Será más complejo ser ministra de Educación, en comparación a su antiguo cargo como vicerrectora académica de la UNAH?

RC: Diría que ambos puestos son complejos, hay retos compartidos en ambos puestos y le agregaría que la diferencia en la complejidad de la secretaría la da en buena medida la magnitud de la secretaría. Ejemplo, en la Universidad tenemos 90 mil estudiantes, en el sistema educativo tenemos dos millones 200 mil; en la Universidad trabajamos con cuatro mil 500 profesores, aquí lo hacemos con 72 mil; en la Universidad trabajamos con un presupuesto de tres mil 800 millones de lempiras y aquí con 25 mil 400 millones.

Me atrevería decir que hay más puntos en común, ambas somos instituciones del Estado, con la diferencia que la Universidad es autónoma y la secretaría es de Estado. Estamos sujetos a las mismas leyes de la administración de las normas presupuestarias. Tenemos que responder a una Ley Fundamental de Educación que define que la educación superior tendrá su propia ley que ya la tiene.

Promovemos el trabajo en equipo, la mejora permanente de la transparencia y rendición de cuentas.

PD: Cuando entregue su cargo, ¿cuál será el apartado que espera decir reto cumplido?

RC: Hemos identificado en estos 20 días dos retos concretos: uno, es aportar a construir bases sólidas para una reforma educativa como proceso permanente. El segundo reto es contribuir a edificar institucionalidad, somos un país con una institucionalidad pública débil en donde la injerencia partidista, los intereses de personas o de grupos muchas veces prevalecen sobre los intereses de país.

PD: ¿En año electoral, no teme a revueltas del magisterio?

RC: Todavía el sistema educativo en general tiene que ver con la debilidad de la institucionalidad pública. Todas las instituciones públicas en el país tienen un alto condicionamiento por parte de sectores políticos partidistas, la Secretaría de Educación no se escapa a esa realidad y somos conscientes.

La decisión del presidente de llamarnos a asumir la titularidad de la Secretaría de Educación precisamente se basó en algo que él me lo dijo a mí, pero luego lo hizo público, que para él la educación es un tema de Estado y no de partido, y nosotros coincidimos con esa premisa, por lo que también esperaríamos que en relación a la dirigencia magisterial nos movamos todos en el marco de la ley, en el respeto a los derechos, en el cumplimiento.

PD: En estos 20 días de gestión ¿hay algo que encontró que la sorprendió?

RC: La actitud del personal. He visitado seis de las sedes de la secretaría, solo me falta Educatodos en El Picacho. Me he encontrado con más de mil personas y de todas éstas la actitud me sorprendió agradable y positivamente.

Me he encontrado con una actitud de querer dar más, bajo un compromiso manifiesto, de apertura ante la llegada de una nueva autoridad, eso me ha impactado positivamente.

PD: Entre sus metas a corto y mediano plazo, ¿cuáles destacan?

RC: Las metas siguen siendo las que están definidas en el plan estratégico de la Secretaría de Educación, que precisamente se relacionan con la mejora continua, calidad educativa. Sabemos y nos lo dice la evidencia a nivel mundial que la calidad educativa pasa por tener mejores maestros, textos de calidad, alinear esfuerzos de cooperación, equidad e inclusión, metas de competitividad y mejora de gestión administrativa.

Tenemos que fortalecer el trabajo en redes, si nosotros estamos descentralizando eso, hay evidencias que el modelo de gestión centralizada tiene que ser progresivamente sustituido por una gestión en red.

PD: Una de las quejas de la UNAH es que el producto que llega de educación media no reúne los requisitos para aprobar la Prueba de Aptitud Académica, ¿el tenerla a usted ahora en la Secretaría de Educación ayudará con ese cometido?

RC: Así es y lo dije que es una oportunidad para avanzar y dar bases sostenibles a la articulación en los diferentes niveles educativos, en ese sentido la Constitución le da al sistema educativo nacional dos cabezas y manda que debemos trabajar para tener un sistema articulado, sinérgico y complementario. Lo hemos conversado con el equipo rectoral que este es el momento, si no avanzamos y si no dejamos bases sostenibles para lograrlo ahorita, difícilmente el país va a tener otra oportunidad.

PD: ¿Usted trae su propio equipo o contará con el que estaba en la Secretaría de Educación?

RC: No, de hecho ya estoy trabajando con los equipos de la secretaría. Sí identificamos de entrada que hay una alta dispersión, que no ha habido una buena coordinación, entonces en estos días hemos venido promoviendo que las diferentes unidades que deben de coordinarse o complementarse en relación a logros en las áreas que mencioné, empiecen a trabajar juntos, dando el ejemplo desde el equipo de conducción que en este caso son: las tres viceministras y la titular de la Secretaría de Educación, de tal manera que tenemos 20 días en una dinámica orientada a integrar equipos que trabajen por resultados.

Para el caso, este lunes, vamos a hacer un ejercicio de alineamiento de la cooperación internacional porque también encontramos que alrededor de muchas áreas prioritarias hay una gran cantidad de recursos de cooperación técnica y financiera o donaciones o préstamos, pero que están trabajando de manera aislada y necesitamos alinearla.

PD: Nos enteramos que ya convocó a la dirigencia magisterial para escucharlos, pero ¿ha tenido algún tipo de comunicación con algunos de ellos?

RC: De parte de todos ellos recibí directa o indirectamente manifestaciones que se sentían satisfechos con la selección. Yo, por supuesto, soy una mujer de diálogo, tengo una trayectoria que así lo evidencia, pero para que el diálogo sea productivo tiene que partir de una base de información veraz, entonces he pedido a los equipos de la Secretaría que me pongan en blanco y negro la información para ir al diálogo.

Uno de los principios para un diálogo verdadero es ir con la verdad y en ese sentido hemos nos hemos estado preparando.

PD: ¿Si usted tuviera un hijo en edad escolar lo matricularía en el sistema público?

RC: Hay centros educativos públicos que continúan siendo de excelencia, por ejemplo: es el Centro de Investigación e Innovación Educativa (CIIE) de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán. No tendría ninguna duda en poner un hijo pequeño por lo menos que cursara todos los ciclos en el CIIE.

PD: ¿Cuál el mejor ministro de Educación que ha visto y el que menos le aportó al ramo?

RC: Si me preguntara de la Universidad Nacional no dudaría en mencionar un nombre porque he estudiado la historia, pero en Educación no me atrevo a dar una respuesta. Soy de las que creo que hay que valorar la historia y he pedido ayuda de un buen amigo historiador para que de manera sintética me pase una historia de lo que ha sido por lo menos en las últimas dos décadas lo que ha ocurrido en la esta secretaría. Cuando tenga esta información dispondré de mayores detalles para darle una respuesta.