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Al ignorar la pandemia en curso, Estados Unidos nos pone en peligro a todos

Amy Goodman

En declaraciones al programa ”PBS NewsHour”, el Dr. Anthony Fauci, principal asesor médico del presidente Biden afirmó esta semana: “Estados Unidos se encuentra actualmente fuera de la fase de pandemia”. Sin embargo, no todos los expertos coinciden al respecto. El doctor Jonathan Reiner, de la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington, dijo a la cadena de noticias CNN: “Con el debido respeto al doctor Fauci, creo que este país aún está en plena pandemia. […] Los casos de coronavirus han aumentado más del 60% en Estados Unidos. Unas 15.000 personas están actualmente hospitalizadas con COVID-19 en el país y 2000 de esas internaciones se produjeron en las últimas semanas. En este momento, las hospitalizaciones están aumentando y esto hará que pronto veamos un aumento en el número de muertes”.

El doctor Fauci anunció que no asistirá a la cena anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca que se llevará a cabo este sábado. “Tengo 81 años. Si me contagio, tengo un riesgo mucho mayor”, dijo a CNN. Se prevé que para el Día de los Caídos, un millón de estadounidenses habrán muerto a causa de la COVID-19, aunque la cifra real es casi con seguridad mucho mayor. Fauci también expresó: “Si observamos la situación a nivel mundial, no hay duda de que esta pandemia aún continúa”.

Las negociaciones entre el Gobierno de Biden y el Congreso estadounidense sobre la asignación de fondos para combatir la emergencia generada por la pandemia continúan estancadas. La solicitud de Biden de asignar fondos por 22.500 millones de dólares para enfrentar la pandemia fue eliminada del paquete presupuestario aprobado a mediados de marzo, que contempla gastos por 1,5 billones de dólares. Un acuerdo de financiación parcial está de nuevo sobre la mesa, pero la propuesta no incluye los 5.000 millones de dólares que Biden solicitó para financiar la campaña de vacunación a nivel mundial.

En una conferencia de prensa que brindó esta semana, el nuevo coordinador del equipo de respuesta al COVID-19 de la Casa Blanca, Ashish Jha, expresó: “Hasta el momento, el Congreso no avanzó con la rapidez esperada en la asignación de los fondos que se necesitan para cubrir nuestras necesidades más urgentes”. Entre esas necesidades se encuentran la compra de millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 para administrar dosis iniciales y de refuerzo a la población del país ante un posible aumento de los casos en el próximo otoño boreal, así como el desarrollo de una nueva generación de vacunas que potencialmente puedan brindar protección contra nuevas variantes del coronavirus. Otras prioridades que no cuentan con suficientes fondos son la ampliación de la disponibilidad del Paxlovid, un medicamento antiviral producido por Pfizer para el tratamiento de la COVID-19; así como también la disponibilidad del fármaco Evusheld, de AstraZeneca, un tratamiento con anticuerpos que las personas inmunocomprometidas pueden tomar por adelantado para evitar ser contagiadas.

La distribución de vacunas en todo el mundo es también una prioridad financiera de la Casa Blanca. En la rueda de prensa del martes, Ashish Jha agregó: “Tenemos que conseguir los recursos que necesitamos para inmunizar a la población del mundo entero y ayudar así a poner fin a esta pandemia”.

El Gobierno estadounidense no tiene actualmente ningún dinero asignado para esa campaña de vacunación mundial. Hasta la fecha, Estados Unidos ha distribuido 500 millones de dosis de vacunas a 114 países. El doctor John Nkengasong, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, reconoce los esfuerzos que Estados Unidos ha hecho, pero sostiene que aún queda mucho por hacer.

En conversación con Democracy Now!, Nkengasong expresó: “En este 2022 debemos aumentar de manera significativa la distribución de las vacunas en el mundo en desarrollo, especialmente en África. […] Este es el año en el que debemos vacunar a gran escala y con rapidez, si queremos detener la aparición de nuevas variantes. Omicron nos enseñó la lección de que cualquier amenaza que surja en cualquier lugar del mundo también es una amenaza para el resto del planeta”.

Un estudio reciente llevado a cabo por la Fundación Kaiser Family destaca el riesgo que la COVID-19 aún plantea en Estados Unidos, especialmente para las personas no vacunadas. El informe señala: “Unos 234.000 estadounidenses que han fallecido desde junio de 2021 a causa del coronavirus podrían haberse salvado si hubieran recibido la pauta inicial de la vacuna. Esta cantidad de muertes que podrían haberse evitado gracias a la vacunación representan un cuarto de las cerca de un millón de muertes por COVID-19 que se registraron en el país desde el inicio de la pandemia”. El estudio de la Fundación Kaiser Family también muestra que en enero de 2022 la COVID-19 fue la principal causa de muerte en los estadounidenses de entre 45 y 84 años de edad, y la cuarta causa de muerte para la población en general.

En Estados Unidos muere una persona cada cuatro minutos aproximadamente a causa de esta enfermedad en gran parte prevenible. En cantidad de muertes, este índice equivaldría a tener desastres como el del 11-S cada ocho o nueve días.

El objetivo de la Organización Mundial de la Salud de que el 70% de la población de los países pobres y en vías de desarrollo esté vacunada para fines de junio de 2022 no se va a alcanzar, en parte, por la eliminación de fondos para financiar la campaña que estableció el Gobierno estadounidense. Esta inequidad en la distribución de las vacunas a nivel mundial podría provocar la aparición de nuevas variantes del coronavirus potencialmente más contagiosas o letales. En nuestro mundo globalizado, estas amenazas requieren una respuesta mundial coordinada. Mientras las grandes farmacéuticas obtienen ganancias récord, garantizar el acceso a las vacunas en todo el mundo no es solo un imperativo moral, sino un objetivo sensato y alcanzable que nos protegerá a todos.

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