Tegucigalpa (Por jsierra@proceso.hn) – Hace 56 años fue la primera participación de Honduras en unos Juegos Olímpicos. En aquella oportunidad la cita fue en México 1968, donde el país acudió con 14 atletas, seis de atletismo y ocho de boxeo. En aquel grupo sobresalía como deportista y abanderado Clovis Morales, quien luego integró el cuerpo técnico de la mágica generación en el mundial de España 1982.
– Además de participar como atleta en México 1968, también fue parte del cuerpo técnico del Mundial de España 1982, así como los Juegos Mundiales Universitarios, e igualmente fue el primer deportista en 1973 en Moscú, Rusia.
– Con mucho pesar recuerda que pudo ser el primer medallista hondureño en unos Juegos Panamericanos -en 1979 en Puerto Rico- pero el impasse con un directivo lo apartó de esa posibilidad.
“En México yo era protagonista y en España formé parte de un extraordinario grupo de seres humanos. No puedo definir qué fue lo que más me gustó, me parece que ambos acontecimientos tienen el mismo lugar en mi corazón”, repasó.
Parafraseando un poco con su apellido, Don Clovis alardea que los valores morales siempre han regido cada una de sus actuaciones a lo largo de sus 80 años.
En el caso de México’68, aunque fueron más de una decena de deportistas hondureños que integraron la primera delegación en Juegos Olímpicos, curiosamente a Morales se le bautizó como el primer catracho en representar al país en unas olimpiadas. Se le encomendó de ser el abanderado nacional y además en ese momento era cadete de la Academia Militar.
El atleta, militar, docente, preparador físico, administrador y ciudadano comprometido con Honduras, recordó con alegría cada una de las facetas de su vida.
Asimismo, se le considera como el creador de la primera carrera de educación física en la Universidad Pedagógica Nacional, donde laboró por medio siglo. Ha sido parte de la formación de la mayoría de los profesores de educación física del país, además de uno de los responsables de la fundación de la Confederación Deportiva.
Morales conversó con Proceso Digital para hilvanar algunos retazos de su vida. Egresado como doctor en Ciencias Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y recién concluyó un doctorado en Derechos Humanos. Igualmente fue empleado de la Universidad Pedagógica por casi 50 años, sin embargo su formación base fue como profesor de Educación Física en Alemania. Una gran formación académica lo respalda con otras maestrías y doctorados.
Nacido en Palo Verde, Yoro, un 27 de febrero de 1944, siempre mostró afición por las competencias deportivas. A los nueve años comenzó a practicar deportes y a los 12 forjó su afición por el boxeo y seguidamente el balonmano, pero no fue hasta los 19 que se interesó por el atletismo cuando incursionó en la Academia Militar de Honduras.
De su niñez recuerda muy poco porque -según su relato- fue muy difícil, aunque sí con muchos valores morales inculcados en el seno del hogar.
“Fuimos una familia unida en el que se respetaba el derecho de los demás. Somos cuatro hermanos de padre y madre, con otros sólo por parte de padre, en total fuimos 17 hermanos. Somos una familia grande, algunos ya fallecidos, pero los que quedamos siempre estamos en contacto”, relató.
Se casó dos veces, la última con Lea Azucena Cruz, quien en su momento se desempeñó como rectora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Morales tuvo siete hijas mujeres: Claudina, Claudia, Iliana, Susan, Alexandra, Cinthia y Carolina, algunas de ellas viven en Honduras, otras en el extranjero.
México 1968
Recordó que Rodolfo Erazo, que había sido marino, tuvo la oportunidad de competir en la maratón de Boston, EEUU. “Pertenecía al equipo de Rana de la marina de EEUU y cuando vino al país mostró su interés por ir a unas olimpiadas, fue así que tuvo un acercamiento con el coronel Raúl Galo Soto, general director de la Academia Militar de aquel entonces, para formar un equipo competitivo de atletas que comenzó a eliminarse entre sí, entonces se formó la selección y fuimos a los Juegos Olímpicos”, recordó.
Aquella primera delegación olímpica hondureña estuvo compuesta por seis deportistas de atletismo: José Valladares, Crisanto Norales, Emilio Barahona, Arturo Córdova, Cristóbal Corrales Cálix (exministro de Defensa) y Clovis Morales. Además, otros cinco compatriotas participaron en boxeo. El doctor Raúl Agüero Neda fue el jefe de la delegación.
El primer competidor en la competencia de 10 mil metros fue Rodolfo Erazo, quien prácticamente los había organizado para acudir a la gesta mundial. Él no tenía la experiencia y se puso a competir en la cabeza del pelotón y eso le generó como una especie de un pequeño infarto y se desmayó.
La crónica del diario Día tituló: “Honduras cae en los Juegos Olímpicos”. Eso generó un poco de temor en la delegación nacional y hubo algunas sugerencias para no encabezar los pelotones.
Clovis Morales participó en la competencia de cinco mil metros un 5 de octubre de 1968. Recuerda: “Yo no entré entre los primeros, pero tampoco fui el último. Le gané a unos chilenos que tenían mucho tiempo de participar atletismo”.
Externó que “esto me trajo como consecuencias algunos detalles muy importantes para mi vida, relacionados más que todo con esos valores que uno adquiere estando en una villa olímpica donde existe la posibilidad de convivir con centenares de personas”.
Su participación en México 68 la califica como “un momento grandioso” que le permitió seguir ligado al deporte. “Considero que he hecho mucho por el deporte, he colaborado con grupos vulnerables y recién terminé mi participación con las Olimpiadas Especiales. Eso me agrada mucho, estoy metido en muchas cosas, aporto a la federación con mis conocimientos”.
Este es el momento
Consultado sobre las posibilidades de Honduras de tener una gran participación en Juegos Olímpicos, refirió que ahora es el gran momento.
“Tenemos las expectativas que unos tienen más posibilidades que otro, por sus características y su preparación, así como por sus condiciones individuales. Claro que Honduras tiene expectativas”, dijo.
El ‘sportman’ dijo que el simple hecho de estar en unos Juegos Olímpicos ya hace ganadores a los participantes y más cuando logran clasificar por sus méritos propios como es el caso de Kevin Mejía, quien lo hace en lucha grecoromana.
Morales no ocultó su malestar porque en el país no existe una infraestructura deportiva que respalde a los competidores para convertirse en atletas de alto rendimiento. “El deporte debe manejarse con una estructura y mientras no tengamos verdaderamente una Ley del Deporte que garantice los recursos para todas las disciplinas deportivas, no vamos a tener buenos resultados”.
Abogó para traer al país entrenadores capacitados y destinar las instalaciones deportivas a los deportes en general, no a uno en específico. Los presupuestos deben ir destinados no solo a la construcción de recintos, sino también para formar a los atletas y convertirlos en alto rendimiento.
14 años después, España 1982
Y por si fuera poco haber representado al país en unas olimpiadas, las primeras en la historia de Honduras, 14 años después Clovis Morales formó parte de ese cuerpo técnico que hizo historia en el Mundial de España 1982.
Reseñó que cuando regresó de Alemania de estudiar educación física por espacio de cinco años, acudió a una conferencia de la Federación Deportiva Extraescolar, donde discutían la conformación del cuerpo técnico del proyecto denominado Selección Nacional.
“Platicamos con José de la Paz Herrera, luego con los miembros de la Federación, recuerdo que estaban Jacobo Golstein, Pedro Atala, entre otros. En ese momento, había mucha resistencia para mi nombramiento como preparador físico porque sólo me veían como un corredor, no me veían como un profesional a pesar de mi formación en Colonia, Alemania”, describió.
Valoró ese grupo de 1982 -cuerpo técnico, jugadores y directivos- como “fantástico, formidable e increíble” que incluso el pueblo hondureño les sigue teniendo el mismo afecto 42 años después.
Don Clovis -agrega- como memorables recuerdos haber sido el primer atleta en 1973 en Moscú, Rusia. Asimismo, logró un cuarto lugar en la maratón de Santo Domingo 1987. Citó que en 1979 en los Juegos Panamericanos de Puerto Rico pudo convertirse en el primer medallista de oro, pero tuvo un percance con un directivo que lo alejó de esa maravillosa oportunidad.
Se autodenominó como un ciudadano con valores, que ha tratado de ayudar a la sociedad hondureña no sólo a través del deporte, sino también en otras áreas.
No quiso concluir la deliciosa plática sin enviar un mensaje a los cuatro atletas que nos representan en París 2024 (Julimar Ávila, Julio Horrego, Kevin Mejía y Melique García): “Tienen un linda oportunidad para demostrar que harán su mejor esfuerzo, que harán un juego limpio, que la amistad es fundamental, que se apropien de eso, que tengan respeto por el contrincante, que se convierten en los atletas que todo el pueblo hondureño los recuerde y si es posible que se pueda ganar una medalla, pero que nunca desmayen”.
Muy articulado en sus reflexiones, el exatleta en México’68 comenzó a repartir apretones de mano en la sala de redacción de Proceso Digital y lo que parecía una despedida se convirtió en muestras de admiración para un ser humano que siempre ha enarbolado la bandera bajo los principios fundamentales del deporte y del padre de los Juegos Olímpicos modernos –Pierre de Coubertin– quien deseaba mostrar cómo el deporte puede hacer que el mundo sea un lugar mejor alentando la amistad, el compañerismo y el juego limpio. JS