Tegucigalpa – La Iglesia Católica llamó hoy a las autoridades nacionales y a los sectores sociales a poner un “basta ya” ante el actual estado de cosas, fustigó fuertemente a los poderes públicos y su falta de independencia; señaló a los políticos de ser responsables del actual estado de cosas y llamó al diálogo como condición para remediar la crisis del país.
El Padre Juan Ángel López leyó el pronunciamiento de la Iglesia, designado por los obispos miembros de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH), al celebrar la asamblea plenaria que inició el 3 de este mes y que concluye mañana siete de junio.
El diálogo es fundamental para que desde la realidad los actores se sumen a la búsqueda de una solución en base al actual estado de cosas y para ello deben ser usados todos o cualquiera de los medios que la democracia prevé, – dijeron en su carta los obispos, – que contemplan el plebiscito, los pactos, el diálogo, la negociación, entre otras formas de entendimiento civilizado y trasparente, refiriéndose a la crisis que ha vivido el país en las últimas semanas especialmente por los problemas en la salud y la educación públicas.
Democracia sin valores es un totalitarismo, recordaron en otro apartado de su escrito citando documentos de la Iglesia.
“Las manifestaciones de protesta de la sociedad no son para atacar a los políticos sino para defenderse de ellos” se expresa en otro apartado.
Igualmente señalan al Congreso Nacional por sus opacas formas de legislar y destacan la aprobación del nuevo Código Penal que según los obispos es más bien un instrumento para proteger a narco políticos y corruptos.
Los obispos señalaron que si cada problema se convierte en conflicto como el que se vive sobre los reclamos de los sectores de salud y educación y a la vez los mismos son manejados de forma ineficiente, las “consecuencias pueden hundir a Honduras en una crisis muy difícil de superar”.
La Conferencia Episcopal de Honduras, máxima instancia de poder de la Iglesia Católica, dijo que por ello es dolorosa y comprensible la indignación de la mayoría, el sufrimiento de los pobres y la decepción de los jóvenes, así como la impotencia frente a la corrupción y la impunidad.
Los prelados dijeron no dudar de que las manifestaciones tengan la intención de ser pacíficas, pero señalan que permitir la infiltración de elementos violentos desmerita la finalidad que persiguen.
Lamentaron que las instituciones del Estado quebradas por la corrupción y una paralización de la economía, en especial el agro, y lo que consideran la vergonzosa venta de los bienes naturales.
A continuación, y por su importancia la carta de la Conferencia Episcopal de Honduras: