Ciudad Juárez (México) – Unas 150 familias separadas por las políticas migratorias de Estados Unidos y México se reencontraron este sábado con emocionantes y sentimentales abrazos en la frontera de ambos en un acto llamado «Abrazos, no muros».
Las familias, de ambos lados de la frontera, se reunieron en la línea entre Ciudad Juárez-El Paso, al borde del río Bravo (río Grande en EEUU) para abrazar sentidamente a sus seres queridos, que por su condición de ilegales en Estados Unidos, no los podían ver, ni tocar.
La Red en Defensa de los Derechos de los Migrantes se encargó de este singular evento que celebró este sábado su décima edición y cuyo principal objetivo es unir a las familias como una forma de protesta contra las políticas migratorias de ambos países.
En esta zona fronteriza de ambos países, miles de migrantes de Ciudad Juárez y El Paso (EEUU) viven en las calles o en edificios abandonados, además de que los albergues están saturados y los Gobiernos de ambas ciudades no les ofrecen espacios.
El lugar de la reunión fue decorado con banderas de ambos países y de fondo música mexicana, como símbolo de unión de ambos lados de la frontera.
La mexicana Margarita Piña Martínez, quien aguardaba, impaciente para ver a su hijo, a quien tenía dos años sin ver, comentó a EFE lo difícil que ha sido vivir de separados.
«Es muy duro estar sin ellos y en estos pocos minutos que lo vea le voy a decir que siga trabajando y ‘echándole ganas’ (esforzándose) que lo queremos y que aquí estamos».
Otro fue el de Carmen Bautista, quien contó en entrevista que tenía más de 20 años sin ver a uno de sus primos.
«Tengo 22 años sin ver a mi primo, sin poder abrazarlo, las palabras sobran. Ya que lo abracé pues, la verdad fue una gran emoción. Él se fue para darle una mejor vida a su familia y me dio mucha emoción poderlo ver nuevamente», expresó.
También Modesta Ríos, una madre que tenía 17 años sin poder abrazar a su hija, contó a EFE su experiencia al volver abrazar a un ser querido.
«Es algo muy bonito verla otra vez, abrazarla, nos abrazamos y fue emocionante. Es muy triste estar separadas, es difícil estar tanto tiempo sin ver a mi hija», contó.
Inicialmente el lugar del acto estaba programado para un punto en la frontera, pero debido a que las autoridades de Texas se enteraron del evento, comenzaron a rodear el lugar con alambre de púas y debido a ese motivo se mantuvo en secreto el lugar donde sería el encuentro.
Fernando García, director de Border Network for Human Rights (Red Fronteriza por los Derechos de los Migrantes, en español), refirió que continuarán promoviendo este evento mientras sigan estas separaciones de familias por las políticas migratorias.
«Es importante que se entienda que, si hablan de migración, hablan de seres humanos, se debe de tratar de acabar con el racismo. Que aquellos que quieren ir a trabajar a Estados Unidos, lo hagan legalmente, que existan las políticas para esto», dijo.
El martes pasado, tras la reunión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y la asesora en Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Elizabeth Sherwood-Randall, ambos gobierno anunciaron un conjunto de medidas para abordar la situación humanitaria causada por los flujos migratorios en la región.
Como primer punto se acordó que México y Estados Unidos incrementaran las acciones conjuntas para combatir a los traficantes de personas que explotan a los migrantes.
Ambos países se comprometieron a continuar mejorando sus esfuerzos en Centroamérica para abordar las causas fundamentales de la migración y expandir las vías legales. Específicamente, México y Estados Unidos redoblarán sus esfuerzos de desarrollo enfocados en el apoyo persona a persona. EFE