Canción urgente para Nicaragua

Julio Raudales

“Nicaragua me duele por aquí, donde balas y amor suelen vivir” cantaba Pablito enfiestado y feliz por el milagro de la liberación de una sociedad siempre valiente, amigable y sabia, plagada de mujeres y hombres encantadores, dicharacheros, divertidos y jocundos.

Y cantaba Milanés a propósito de la alegría de haber salido de la torva esclavitud de una familia de monstruos asesinos que asumían aquella hermosa tierra como propia y que finalmente huyeron ante la valentía y el arrojo de gente siempre dispuesta a luchar y soñar.

¿Quién habría podido decir a aquella gente, entonces dichosa y exultante, que ese 19 de julio de 1979 sería el principio de su desgracia más profunda y tétrica? Fue precisamente después de la llegada de aquella copia maltrecha de los barbudos cubanos cuando esa límpida tierra de poetas y cantores comenzó a contarse entre los más pobres y faltos de libertad de las Américas.

Aquella revolución fue el candil de mi generación. Mis compañeros del colegio y yo, tiernos soñadores en el despuntar de la vida en aquel 79’, sentíamos que todo estaba por hacer. ¡Que pronto  

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