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Entendí que la vida no puede ser en blanco y negro: Óscar Flores López

Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – Este año llegó al medio siglo de vida, muchos de ellos en el ejercicio del periodismo, donde ha logrado dejar huella en muchos de sus pupilos que ahora, incluso, se atreven a entrevistarlo. Es un loco apasionado por el fútbol, por los libros y las letras de Juan Ramón Molina, confiesa vive a plenitud su nueva etapa de escritor. Se trata de Óscar Flores López, padre de tres hijos y enamorado de Ivis Romero, quien le ha dado -según sus revelaciones- un nuevo sentido a su vida.

– Una entrevista que lo marcó fue con el extinto seleccionado hondureño Domingo Drummond y a quienes siempre quiso entrevistar y no pudo fue a Fidel Castro y Gabriel García Márquez.

– En las redes sociales hay abundancia de imbéciles, ignorantes y de gente mala. Son herramientas peligrosas y fastidiosas, aseveró.

– La clase política en general “no ha mostrado mucha clase”, reflexionó.

En entrevista con Proceso Digital, Flores ahondó sobre los episodios que han marcado su dilatada carrera en los medios de comunicación, además de sus pasiones y algunas facetas nunca contadas públicamente.

Oriundo de la capital Tegucigalpa, donde vino al mundo un 5 de enero de 1972 en el legendario Hospital Materno Infantil. “Cuenta mi papá -Óscar Flores- que mi mamá -Lucrecia López- estaba en el sexto piso y gritaba fuerte cuando me estaba pariendo, él se sentía apenado porque era un estudiante de medicina y le preguntaban: ‘¿Vos sos el esposo de esa escandalosa?’”.

Flores narró varios episodios de su vida.

Aunque debía nacer a mediados de diciembre, su madre tuvo que hacer varios periplos en nosocomios capitalinos para finalmente darlo a luz a inicios de 1972. “Vos jodías hasta antes de nacer”, me cuenta mi madre.

Rememoró que su padre es oriundo de San Juancito y su madre de La Lima, ambos pueblos históricamente con fuerte presencia estadounidense por las minas y las bananeras, pero con el contraste de ser lugares atrasados, según su criterio.

Hijo del reconocido médico oncólogo Óscar Flores, le agradece haber heredado la pasión loca por el fútbol y por los libros. “No conozco una persona que lea con la velocidad de él, prácticamente se devora los libros. Estoy disfrutando la edad que tiene -72 años- y compartimos muchos gustos”.

Recordó que la vida le hizo “un autogol” cuando en algún momento lo separó de su padre, lo que no permitió compartir tantos momentos y gustos juntos. “No solo somos físicamente iguales, sino que en muchas cosas somos casi calcados. La relación con él ahora la quiero disfrutar al máximo en esta etapa de mi vida. Él es un tipo tan divertido, tan ocurrente y tan profundo. Le gusta el arte, la pintura, la música, además escribe y lo hace bien, somos versiones muy parecidas”.

Periodista, futbolista frustrado y ahora en su faceta de escritor con los libros de fútbol: “El que mete el gol gana” y “Messi, cerrá un rato los ojos”, contó que es felizmente casado con la también comunicadora Ivis Romero.

Ha procreado a tres retoños: Óscar Gabriel (15), Mauro Pablo (15) y Elizabeth (10), a quienes llama sus tesoros y la razón por la que sigue bregando en esta vida. Además, se confiesa un loco apasionado por el fútbol, la literatura y actualmente la jardinería.

Dijo que no cambia la adrenalina que se vive en las salas de redacción de medios impresos.

Su niñez en Barandillas

Deshojó que cuando recuerda la niñez se le vienen a la memoria retazos de aquellos años junto a su abuelo en el barrio Barandillas en San Pedro Sula, donde en una esquina estaban aparcados dos carros que le producían mucho miedo.

“Mi abuelo era mecánico, tenía una casa de dos plantas y en ese momento trabajaba para las minas en El Mochito, Santa Bárbara, entonces cada sábado que regresaba a casa me traía unos soldaditos de plástico que salían en los corn flakes Kelloggs”, recordó.

Aunque nació en la capital hondureña desde muy pequeño tuvo que trasladarse a San Pedro Sula, donde acuñó un sentimiento por el Real España. Ya para 1978 se fue dos años a Estados Unidos, un tiempo que consideró “muy feliz”, y en 1980 vuelve para vivir permanentemente en Tegucigalpa.

A su llegada a la capital hondureña comienza el idilio con el fútbol y también con la lectura de los libros.

Siempre bromeo con mi mamá -prosigue su relato- y le pregunto por qué los sábados en la casa eran de histeria. Uno de esos días llegó y me tiró un libro (Belleza Negra), me dice: ‘tiene que leerlo’, le voy a dar una semana para que lo lea y le voy a preguntar, si no me contesta lo voy a cachimbear, fue así que comencé a leer, recuerda entre risas.

Agregó que seguidamente lo pusieron a leer “La vuelta al mundo en 80 días”, fue así como fue creciendo su pasión por la lectura.

Pese a tener cierto tipo de comodidades en su niñez, confesó que siempre se sintió un poco incómodo con la gente de billete, “no sé por qué, puede ser prejuicio, siempre me he sentido cómodo con el barrio y de hecho me llevaba con gente de la Flor del Campo, La Pradera, La Rosa”.

Contó que con el paso de los años “he tratado que la vida no solo se puede ver en blanco y negro, también hay tonos grises, antes era muy prejuicioso, ahora sufre menos por eso”.

Es un apasionado por el fútbol, libros y la música.

Periodismo y fútbol

La pasión por el fútbol hizo que el periodismo se convirtiera en su profesión. “En el mundial de España 1982 teníamos un micrófono que lo conectaba al equipo de sonido y con unos fascículos en mano que salían en esa época, me ponía a narrar las alineaciones de las selecciones en los mundiales, al final me hice periodista porque me gustaba escribir y leer”, narró en el lugar que improvisamos para la entrevista, a la par varias personas que transitan lo saludan efusivamente, lo que le arranca algunas risas.

Con una dilatada carrera en los diarios La Tribuna, El Heraldo y Diez, confesó que guarda cajas tras cajas con recortes de periódicos en los que se publicaron sus trabajos periodísticos.

Compartió que entre las entrevistas que más atesora se desgranan las que hizo con sus ídolos de infancia: Héctor “Pecho de Águila” Zelaya, Roberto “El Macho” Figueroa y Gilberto Yearwood. “Con ellos no me sentía un periodista, me sentía como un niño frente a sus ídolos de infancia”.

Otra entrevista que lo marcó fue la que le hizo a Domingo Drummond en el momento que atravesaba por un cáncer terminal. “Me dolió y me impactó ese encuentro, igualmente cuando hablé con El Macho Figueroa y verlo acabado económicamente cuando tuvo un paso triunfal por la historia del fútbol hondureño”, refirió.

Lamentó que ahora cualquiera agarra una cámara y transmite en vivo sin importar los derechos de las víctimas.

Entre las entrevistas que nunca pudo realizar y que siempre añoró, fue con el comandante Fidel Castro y el escritor Gabriel García Márquez.

Óscar Flores López también tuvo un paso por las comunicaciones gubernamentales, sin embargo no cambia por nada la alegría, la locura y el estrés que produce una sala de redacción de un medio escrito.

Actualmente se desempeña como editor de la Colección Erandique, una editorial que produce libros. “Aquí me pagan por leer, editar y crear. Estamos reconstruyendo la memoria histórica del país”, expuso. Esta casa editora revive publicaciones de antaño, pero también está impulsando obras con jóvenes escritores.

Consultado sobre aspiraciones para impartir una cátedra en universidades relacionada al oficio de escribir, respondió que muy probablemente impartiendo talleres.

Criticó que en la actualidad las salas de redacción carecen de muchas cosas. “Es preocupante lo bajo que ha caído el periodismo a nivel mundial, pero en el caso particular de Honduras, me parece que los jóvenes de ahora tienen muchos conocimientos tecnológicos, pero cuando leo lo que escriben es difícil encontrar buenos trabajos”, externó.

“Al periodista de ahora, siento que le falta pluma, le falta conocimiento, cultura, leer, empatía y humildad. Se creen mucho con muy poco”, acentuó el comunicador.

Reflexionó que las redes sociales son mucho más democráticas, sin embargo para ser periodista hay que formarse en valores y ahora “cualquier idiota” informa.

“En las redes sociales hay abundancia de imbéciles, ignorantes y de gente mala. Son herramientas peligrosas y fastidiosas”, caviló.

Su mejor gol son sus tres hijos y su esposa.

El once de periodistas con los que trabajó

Flores López hizo una analogía con los profesionales del periodismo con los que ha trabajado y lo plasmó en una cancha de fútbol. “En la portería pongo a Jacobo Hernández, como lateral izquierdo -porque además es uno frustrado en el fútbol- pongo a Kenny Castillo, además fue un olimpista que estuvo en Motagua y Primitivo (Maradiaga) lo echó.

Como defensas ubicó a Adán Elvir, por bravo; Norita Schauer; y Liliam Barahona, jefe de redacción del diario La Tribuna cuando llegué. En la volanteada me decanto por usted (Jorge Sierra), Alexeiev Morales, un genio; Fabricio Castillo, un todoterreno; Lidia Andino. Y en la delantera me voy con Allan McDonald y Luis Garabatos.

Reveló que su mejor gol anotado en esta vida es cada uno de sus tres hijos. En tanto, el gol en propia puerta son algunos momentos en los que no midió consecuencias para escribir algo empujado por la enjundia de la juventud. “Muchas veces he sido idiota, critiqué gente que no lo merecía”, anotó.

Atentamente nos autografió los libros que escribió.

Sus libros

Sus dos recientes publicaciones: “El que mete el gol gana” y “Messi, cerrá un rato los ojos”, que consisten en relatos cortos de fútbol, en ambos fue impulsado por los consejos del poeta Denis Ávila, un hondureño radicado en Costa Rica.

Un suceso violento acontecido en San Pedro Sula, donde un padre fue acribillado frente a su hija lo motivó para escribir la obra “Messi, cerrá un rato los ojos”. En ella se recogen pláticas cotidianas de fútbol matizadas con el ambiente de violencia que vive Honduras.

Actualmente escribe un libro a manera de vivencia sobre la amarga experiencia de quedarse sin empleo a los 50 años. “Es una sentencia de muerte profesional, tampoco es trágico como suena, pero es una experiencia para reflexionar”, consideró.

Nuestro entrevistado afirmó que no existe un deporte más maravilloso como el fútbol y nada se compara a una Copa Mundial. “Cuando está por acabarse un mundial me entra una nostalgia por saber que hay que esperar cuatro años para que comience otro”, dijo.

“Uno queda cansado después de los mundiales, como que uno jugara, todo ese mes es bien intenso, por lo menos así lo vivo yo”, expresó.

Calificó como “un sistema acabado y pura m…” la gestión que se hace para atender las ligas menores de fútbol en Honduras. “Son ligas federadas y no hay federación, los padres son los que sostienen los equipos, además se deforma la formación de los niños”, atestiguó.

Confesó que le teme a la muerte, pero es un tema que ha hablado con su esposa Ivis Romero. “Le temo porque soy claustrofóbico. Ja, ja, ja…”, bromeó y contó que recién fue a un velorio y de repente se comenzó a poner pálido porque miró al difunto de reojo, lo que no le provocó buenas sensaciones.

Sobre su esposa, Ivis Romero, dijo que es un espíritu demasiado bello, una esposa extraordinaria, en la casa ella le pone la fiesta permanente y le ha traído tranquilidad, emoción, paz y alegría a su vida.

Luego de agradecerle que nos haya concedido la entrevista, Óscar Flores respondió que es poco para brindar declaraciones, sin embargo accedió porque como comunicador detesta que alguien le niegue una cita y acentuó que “no es falsa humildad y los dos libros que he escrito son esfuerzos muy modestos que he hecho, no soy de dar entrevistas porque además soy agüevado”.

Así concluyó la exquisita entrevista con este personaje hondureño, que lejos de dejar huella en el periodismo, más aún nos ha regalado destellos que nos hacen creer aquella frase de Ryszard Kapuściński que decía que las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Se marchó, pero nos dejó sus vivencias y una frase lapidaria: “Muchas veces he sido idiota, critiqué gente que no lo merecía”. JS

Gallo o gallina…

Un libro o una pelota: A los 50 años, un libro.
Pelé o Maradona: Maradona, aunque se enoje mi papá.
Champions o Mundial: Nada me haría más feliz en el mundo que la Juventus gane la Champions.
Real Madrid o Juventus: Juventus, aunque mi hijo me dice que soy madridista encubierto.
Gabo o Juan Ramón Molina: Juan Ramón Molina y no porque sea mejor.
Pablo Milanés o Facundo Cabral: Me marcó más Milanés.
Facebook o Twitter: Facebook.
Tequila o Yuscarán: Hay que ser patriota, Yuscarán congelado.
David Suazo o Rambo de León: Por cuestiones de pasionales David Suazo.
Un orgasmo o un gol al 90+5: Un orgasmo, porque para que meta un gol al 90+5.

Qué le diría…

A Juan Ramón Molina… Péscame una sirena pescador sin fortuna.
Chespirito… Gracias por hacerme reír tantas veces en mi infancia.
A Pablo Escobar… Lástima que no usó su maldad para hacer el bien.
Nelson Mandela… Es un fuera de serie. ¡Qué güevos los suyos!
A Matías Funes… Hombre del corazón de Centroamérica.
A Chelato… Gracias porque fue parte de la felicidad en la infancia.
A Rafael Callejas… Nunca me simpatizó.
Al Cardenal Rodríguez… Es un buen equilibrista.

En una palabra…

Mario Hernán Ramírez… Maestro molineano.
Periodismo… Una pasión.
Real España… Antiguo amor.
Sus suegros… Los amo.
Héctor “Pecho de Águila” Zelaya… Gol que marcó mi vida.
Guillermo Anderson… Todavía escucho su música y aún lo lloro.
Helen Umaña… Intelectual de altos quilates.
Óscar Flores López… Papá de óscar Gabriel, Mauro Pablo y Elizabeth, esposo de Ivis Romero.

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