Copenhague – El Nobel de la Paz ha reconocido este viernes la importancia de la sociedad civil para la paz y la democracia con un premio conjunto al activista bielorruso Ales Bialiatski y las organizaciones rusa Memorial y la ucraniana Centro para las Libertades Civiles.
Bialiatski y las dos organizaciones han promovido durante años el derecho a «criticar al poder» y han hecho esfuerzos «extraordinarios» para «documentar crímenes de guerra, abuso de derechos humanos y de poder», destacó en su fallo el Comité Nobel Noruego.
«A través de su afán consistente en favor de valores humanistas, el antimilitarismo y los principios legales han revitalizado y honrado la visión de Alfred Nobel de la paz y la fraternidad entre naciones», consta en la motivación.
Bialiatski fue uno de los iniciadores del movimiento democrático en Bielorrusia en la década de 1980 y fundador en 1996 de la organización Vesná (Primavera), en respuesta a las reformas constitucionales que dieron al presidente «poderes dictatoriales».
Vesná ha documentado y protestado «contra el uso de la tortura a presos políticos por las autoridades», señaló el Comité, que recordó que Bialiatski estuvo detenido entre 2011 y 2014 y, de nuevo, tras las protestas de 2020, sin juicio en este último caso.
Memorial fue creada en 1987 por activistas de derechos humanos en la Unión Soviética como el «Nobel» de la Paz Andrei Sajarov y la abogada Svetlana Gannushkina.
Tras el colapso de la URSS, Memorial se convirtió en la principal organización de derechos humanos en Rusia y, aparte de crear un centro de documentación de las víctimas del estalinismo, hizo lo mismo con quienes han sufrido «opresión política y violaciones de derechos humanos» en ese país, así como con los abusos y crímenes en la guerra de Chechenia.
Memorial fue catalogada de «agente extranjero» por las autoridades rusas en 2016, y en diciembre de 2021, los tribunales liquidaron tanto la organización como su centro de derechos humanos por crear una «imagen falsa de la Unión Soviética como Estado terrorista» y por haber ocultado información sobre su función como agente extranjero y «justificar el extremismo y terrorismo».
El Centro para las Libertades Civiles fue fundado en Kiev en 2007 con el objetivo de «reforzar la sociedad civil ucraniana y presionar a las autoridades para hacer de Ucrania una democracia de pleno derecho» y ha defendido la adhesión a la Corte Penal Internacional.
Tras la intervención militar rusa de febrero pasado, se ha comprometido en la identificación y documentación de crímenes de guerra rusos contra la población civil» y, «en colaboración con socios internacionales», está desempeñando un papel pionero «para hacer rendir cuentas a las partes culpables por sus crímenes».
Reacciones al premio
En rueda de prensa posterior, la presidenta del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen, se mostró «especialmente preocupada» por Bialiatski y pidió su liberación inmediata, aunque admitió que su deseo no es «realista».
Reiss-Andersen aseguró que el premio no va «contra nadie», tampoco el presidente ruso, Vladimir Putin, aunque afirmó que su gobierno y el de Bielorrusia «representan a regímenes autoritarios que suprimen los derechos humanos».
La elección de un Nobel de la Paz vinculado a la guerra de Ucrania o a disidentes rusos y bielorrusos era una de las opciones más sólidas en las quinielas previas para suceder en el palmarés a dos periodistas, la filipina Maria Ressa y el ruso Dmitri Muratov.
«Es una noticia inesperada y muy grata. Me siento muy orgullosa, siento muchas cosas ahora. Es su galardón y el de sus compañeros, por una labor difícil y peligrosa», dijo Natalya Pinchuk, esposa de Bialiatski, en el canal de Telegram de Vesná.
En declaraciones a EFE en Moscú, el director de Memorial, Alexandr Cherkásov, habló de un premio a todos los defensores de derechos humanos en el espacio postsoviético, además de tildar de «muy oportuno» que la concesión coincida con el 70 cumpleaños de Putin.
En su página en Facebook, la directora del centro ucraniano, Oleksandra Matviychuk, se mostró «contenta» por la obtención del premio, aunque destacó que todavía queda «mucho trabajo por hacer».
Un hecho inédito en el palmarés del Nobel
Un tercio de los 103 premios de la Paz concedidos en la historia del Nobel han sido compartidos, por dos o por tres personas, pero nunca antes por una persona y dos organizaciones.
Los galardonados tienen otra cosa en común: todos ganaron con anterioridad el denominado Nobel Alternativo de la fundación sueca Right Livelihood Award: Memorial, en 2004; Bialiatski, en 2019; y el Centro por las Libertades Civiles, este mismo año.
Otros ganadores del Nobel de la Paz como la keniana Wangari Maathai (2004) y el congoleño Denis Mukwege (2018) habían recibido años antes el Nobel Alternativo.
Los premiados compartirán los 10 millones de coronas suecas (916,000 euros o 882,000 dólares) con que están dotados este año todos los Nobel, cuya ronda de ganadores finalizará este lunes con el de Economía.
El de la Paz es el único de los seis premios que se otorga y se entrega fuera de Suecia, en Oslo, por deseo expreso de Alfred Nobel, ya que en su época Noruega formaba parte del vecino país. AG