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Caso de Heliberto Chi pone a prueba suspensión de la pena capital en Texas

Houston. El posible aplazamiento de la ejecución del hondureño Heliberto Chi Aceituno, será la verdadera prueba de la voluntad del Estado de Texas de interrumpir las ejecuciones, luego que una corte federal decidió esta semana aplazar la ejecución de otro reo para analizar la legalidad del uso de las inyecciones letales.
 

La corte aplazó la ejecución de Carlton Turner hijo la noche del jueves, luego de que sus abogados señalaron las similitudes entre su caso y el de dos condenados en Kentucky, cuyos defensores legales dicen que el proceso de inyección letal es cruel a niveles anticonstitucionales.

«Creo que la verdadera prueba será el caso de Chi la próxima semana. Considero que explicación probable en el caso de Richard es sólo el elemento de tiempo. Pero se tienen que aceptar al menos la menor posibilidad de que ocurra algo distinto. Y si fue así, entonces el caso de Chi lo dejará en claro», dijo David Dow, profesor de leyes de la Universidad de Houston y abogado de Turner.

Al menos otros cuatro reos en Texas tienen programada su ejecución en los próximos meses. Uno de ellos, Heliberto Chi, está programado para recibir la inyección el miércoles por un asesinato cometido durante un robo ocurrido hace seis años en Fort Worth.

«Creo que nos encontramos camino a una moratoria, al menos en tanto la Corte Suprema falla sobre el caso en Kentucky», dijo el viernes Jordan Steiker, profesor de derecho en la Universidad de Texas.

«Creo que ahora parece bastante claro que con seguridad tendremos una moratoria en las ejecuciones durante al menos nueve meses, quizás un año, hasta que la corte emita una opinión y nos dé una guía definitiva», agregó.

Krista Moody, vocera del gobernador Rick Perry, dijo el viernes que éste todavía considera las ejecuciones como aceptables de acuerdo con las leyes de Texas.

Sin embargo, ella remitió a la fiscalía del estado las preguntas sobre el efecto de la apelación respecto a futuras ejecuciones. La fiscalía no ha hecho comentarios al respecto.

«Este es un caso para las cortes. No es nuestro papel, todo está en manos de ellas ahora», dijo Moody.

El procedimiento de ejecución en Texas es casi el mismo que en Kentucky. Se emplean tres compuestos, un sedante, un paralizante muscular y una droga que causa el paro cardiaco. De acuerdo con la apelación de Turner, si la primera droga no lo deja inconsciente, «el recluso experimentará dolores atroces y tortura al ser administradas las otras dos drogas».

Turner, de 28 años, habría sido el 27mo recluso en ser ejecutado este año en Texas y segundo esta semana, además del numero 406 desde que el estado reanudó su aplicación en 1982. Ambas cifras exceden las registradas en otros estados.

«Creo que es un día desafortunado para Texas, en que el gobierno pretenda continuar con un método de ejecución que ha generado suficientes problemas como para causar que intervenga la Corte Suprema», dijo Steiker, codirector del Centro de la Pena Capital de la Facultad de Leyes de la Universidad de Texas, alguna vez ayudante del ex secretario de Justicia Thurgood Marshall. «Concuerda con la idea popular de que Texas no está interesada en conductas civilizadas».

David Dow, profesor de leyes de la Universidad de Houston y abogado de Turner, estuvo menos dispuesto a aceptar que Texas entre en moratoria de ejecuciones.

«Creo que es demasiado pronto como para pensar que eso es lo que ocurrió», dijo.

Dow perdió esta semana las apelaciones para salvar al reo texano Michael Richard de ser ejecutado. El anuncio hecho por la Corte Suprema el martes de que reconsideraría el caso en Kentucky fue hecho el mismo día en que Richard moría por matar y violar a una mujer hace 21 años. Dow no tuvo tiempo para detener la ejecución mediante drogas letales.

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