La víctima mortal es un joven de 19 años, dijeron fuentes de cuerpos de socorro.
Agregaron que varias personas han tenido que ser atendidas por los efectos de los gases lacrimógenos lanzados por los militares para dispersar a los manifestantes.
Los incidentes se produjeron en el extremo sur de la pista del aeropuerto internacional Toncontín, cuando un grupo reducido de seguidores de Zelaya intentó entrar a la pista y fue repelido por militares con bombas lacrimógenas y disparos, según varios testigos.
Tras los hechos, los militares se replegaron y un contingente policial tomó el control de la cabecera sur de la pista, dijo a Efe un oficial de la Policía.
Horas antes, la movilización de miles de personas favorables a Zelaya había hecho retroceder el dispositivo de seguridad establecido por militares y policías ante la terminal aérea de Tegucigalpa para contener la marcha.
Sin embargo, hasta ahora los manifestantes no han podido entrar en las instalaciones del Toncontín, que sigue bajo control de la Policía y los militares, según constató Efe.
La multitud cubre el amplio tramo de un bulevar frente al aeropuerto internacional, donde espera recibir al depuesto presidente, quien tiene previsto llegar hoy desde Washington, una semana después de haber sido derrocado por los militares.
Tras pasar los retenes, los seguidores de Zelaya cantaron el himno nacional con el puño izquierdo levantado y, al transcurrir la marcha, policías y militares prácticamente pasaron «de guardianes a espectadores» desde una orilla del bulevar y lugares elevados del sector.
Los manifestantes portan banderas de Honduras, del gobernante Partido Liberal y del minoritario partido Unificación Democrática (UD, izquierda), entre otras, así como fotografías de Zelaya y pancartas con consignas a su favor.
Además, corean las antiguas consignas que Zelaya, conocido popularmente como «Mel», utilizó en su campaña para las elecciones que ganó en 2005: «¡Urge Mel!», «¡Viene Mel!» y «Si éste es el pueblo, el pueblo dónde está».
Los manifestantes también lanzan fuertes críticas al cardenal Oscar Rodríguez, quien el sábado respaldó, en nombre de la Iglesia católica hondureña, el derrocamiento de Zelaya y le pidió a éste que no regrese al país para evitar «un baño de sangre».