Miami, (EEUU) – (Especial para Proceso Digital – Por Alberto García Marrder).
La percepción que la población latina/hispana de Estados Unidos siempre vota a los demócratas ha quedado desfasada por el inaudito y sorprendente porcentaje de votos que fueron a favor del republicano Donald Trump en las pasadas elecciones.
Tanto que el mapa político electoral de este país va a cambiar en relación a las elecciones legislativas del 2022 y las presidenciales del 2024, cuando podría presentarse de nuevo Trump para intentar ocupar la Casa Blanca, por segunda vez.
Se daba por descontado el voto masivo de los cubanos-americanos de Miami a favor de Trump, pero… ¿cómo explicar el del resto de los latinos que votaron por el actual presidente?
Ese es uno de los enigmas que nos han dejado las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, que ganó el ex vicepresidente Joe Biden. A pesar de las quejas de Trump -sin fundamento alguno- que le hicieron un fraude electoral para impedir su reelección.
(Uso el término latino o hispano, como lo define el Censo de los Estados Unidos. Pero pienso que ninguno de los dos refleja fielmente la diversidad y complejidad multi-étnica de los inmigrantes de 20 países latinoamericanos).
Gracias al voto de los cubanos-americanos (de más de 120,000 y mayor que el del año 2016), Trump pudo ganar el estado de Florida por 51.2 por ciento y a un 47.9 por ciento, de Biden. Y los valiosos 29 votos electorales, además de dos nuevos escaños en el Congreso y grandes avances en las asambleas estatales.
Trump llevaba cuatro años “mimando” a los cubanos-americanos del sur de Florida y hasta invitó a la Casa Blanca a los líderes anticastristas. Esa estrategia le dio magníficos resultados.
A pesar de que Trump no ganó el condado de Miami-Dade, de una mayoría hispana en un 85 por ciento, sus resultados fueron buenos. Biden solo le ganó por un 53-46 por ciento. En cambio, en las elecciones del 2016, la candidata demócrata Hillary Clinton, le sacó una ventaja de 63 a 34 por ciento.
Además de un 52 por ciento del voto cubano-americano, Trump se llevó, en gran parte, el de los venezolanos y nicaragüenses, inmigrantes de tres países con regímenes de izquierda.
Trump, en sus frecuentes mítines electorales en Florida, usó la retórica -falsa- que Biden iba traer el socio-comunismo castrista y chavista. Estrategia que tuvo gran efectividad y que fue repetido por las emisoras de radio locales en español.
A nivel nacional, hay dos conclusiones de cómo votaron los latinos, teniendo en cuenta que es un segmento multiétnico donde los mexicanos son mayoría en la costa oeste del país y en la del este, los cubanos, puertorriqueños y, de forma creciente, los centroamericanos.
1-Trump aumentó considerablemente el voto latino en estas elecciones en comparación con el que obtuvo en las del 2016. Eso se reflejó más que todo en los estados de California, Florida y Texas.
2- Biden sacó menos votos latinos que la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton, en 2016. La propaganda republicana de acusar a Biden y a Kamala Harris, la candidata demócrata a la vicepresidencia, de ser unos “izquierdistas radicales”, influyó mucho, aunque no fuera verdad.
Ese ascenso republicano es una señal de alarma futura para los demócratas que han estado dando por descontado el voto latino. Un gran error.
Entonces, la pregunta clave: ¿A qué se debe el ascenso del voto latino hacia Trump, a pesar de su política anti-inmigratoria y hasta su constante desdén hacia los “mojados” indocumentados que llegan por el Río Grande, fronterizo con México?
1- Trump tiene la ventaja de la marca de identidad, todo el mundo, lo conoce para bien o mal. Biden no es tan conocido. Y es un genio del populismo que embriaga. No habla español, pero lo entienden.
2- A pesar de lo que se pueda pensar, la población latina es muy conservadora y sus creencias religiosas van más hacia el evangelismo latino. Y la oposición de Trump hacia el aborto y homosexuales cae muy bien.
3- Los latinos están motivados por los problemas que le afectan directamente. Trump, les dice lo que quieren oír en la seguridad del empleo y en una mejor economía que propicie más puestos de trabajo. Los demócratas en cambio, les hablan de cosas etéreas de justicia social o igualdad de género.
4- Les gusta su figura de “gringo macho” y de mano dura con las dictaduras izquierdistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Un dato para reflexionar: Se pronostica que en el año 2032, el voto latino/hispano podría representar en Estados Unidos el 18 por ciento del censo electoral. En pocas palabras, en sus manos estaría la elección del siguiente presidente.
Y eso sin contar los 12 millones de inmigrantes latinos indocumentados que hay actualmente y que, para entonces, podrían estar legalizados. Y con derecho a votar, si se hacen ciudadanos.
