La maestra Mariela retrata la realidad de la escuela hondureña

Tegucigalpa – “De repente, mientras estamos abstraídos en nuestro trabajo de aula, un sonido, para mí desconocido nos interrumpe y me asusto,… ¿qué fue eso?, pregunto, ellos, los niños me calman y me dicen: es una ráfaga de disparos, no se asuste, así se pelean los mareros aquí”.
 

El ministro y los dirigentes magisteriales tienen un pleito sordo, ambos sectores solo llevan agua a su molino.

“La mayoría de los maestros desconocemos la Ley Fundamental de la Educación”.

Mariela no participa en marchas porque obedecen a consignas políticas de los dirigentes.

Este es el panorama en que Mariela, una maestra de 40 años da clases en una escuela pública ubicada en un populoso barrio de Comayagüela. Ella denota que esa es la realidad de la escuela pública en las ciudades hondureñas.

Mariela es una maestra con alma, es docente con convicción y su visión de país es clara. Sabe que la realidad hondureña es deficitaria en seguridad, en salud y en otros aspectos primarios, pero para ella la base de todos los males se resuelve con educación.

Una educación que en esta entrevista desnuda en su contexto y real dimensión, a propósito de celebrarse en esta fecha el día consagrado al maestro hondureño, un gremio que alberga sólo en el sistema público un poco más de 57 mil docentes, según la planilla oficial del mes de septiembre.

¿Soñó con ser maestra, por qué no otra profesión?

Sí. Guardaba un buen recuerdo de mi maestra que marcó mi vida, la de primer grado. Quería de alguna forma imitar su ejemplo.

Generalmente uno nunca le recomienda a sus hijos seguir la misma profesión de uno, ¿usted le aconsejaría a un hijo que estudiara para docente?

Quizás al inicio sí, sin embargo hoy en día ya no, porque sencillamente la profesión, como la mayoría de los sectores de la sociedad, ha sido presa de la delincuencia; los peligros se han acrecentado, es un riesgo el sólo asistir a diario a determinadas colonias, ya no se siente la libertad de evaluar a un alumno de forma objetiva sin sentir temor a represalias de parte de algún miembro de su familia ligado a las maras.

El miedo que da cuando los docentes tenemos que pagar la “cuota” a las pandillas para poder “garantizar” de alguna forma nuestras vidas. Además de todo ello, el giro que le ha dado al señor ministro Marlon Escoto, que si bien ha hecho cambios interesantes para la educación, también es cierto que le ha quitado el atractivo para continuar en el sistema.

¿Cuántos años en la docencia?

Siete años.

¿Cómo se llama el centro de enseñanza en el que imparte clases, ha estado en otros?

La escuela lleva el nombre de un personaje polémico bien recordado para muchos y odiado por otros y sí, antes estuve en un centro rural llamado en la periferia de Tegucigalpa. (Aunque ella manifestó los nombres de las escuelas, Proceso Digital prefirió omitirlos para evitar represarías de quienes cobran impuesto de guerra o de otros sectores incómodos con las opiniones de la entrevistada).

¿En qué se diferencian los alumnos del interior a los de la ciudad?

Creo que en muchas cosas, fundamentalmente en los valores que demuestran. En el área rural el maestro sigue considerándose un “líder” comunitario, se le respeta, se le quiere y se lo demuestran con pequeños, pero valiosos detalles.

El maestro es una autoridad dentro del aula, los alumnos son como pequeñas esponjitas, ávidos de conocimientos, se dejan guiar; en cambio los de la ciudad son malcriados, en su mayoría, demuestran la incultura que se vive en sus hogares, aunque el docente les hable a diario para inculcarles o cimentar aún más los valores, el alumno simple y sencillamente hace lo contrario.

En mi escuela, por ejemplo, los niños son el reflejo de sus hogares: padres divorciados o separados ya sea porque uno de los cónyuges o los dos se fueron a Estados Unidos, están presos o sencillamente son niños abandonados o huérfanos, porque se han dedicado a actividades ilícitas o han sido víctimas de la oprobiosa violencia que se vive en la ciudad. Particularmente me asusto cuando, de repente, mientras estamos abstraídos en nuestro trabajo de aula, un sonido, para mí desconocido, nos interrumpe y me asusto con la famosa expresión “¿qué fue eso?”, ellos me calman y me dicen: es una ráfaga de disparos, no se asuste, así se pelean los mareros. Eso no se vive en las aldeas, eso marca su comportamiento.

¿Qué es lo mejor de ser maestra y lo peor?

Lo mejor, sin duda, es educar a un niño. Es fomentar en él un cambio y verlo reflejado en sus actitudes en el estudio y su interacción con los de su entorno, el que sus padres a uno le dicen “cómo han aprendido estos cipotes, profe”. Y lo peor, aún no lo experimento.

¿Cuánto es su salario y a qué grados le imparte clases?

Doce mil lempiras. Imparto clases a segundo grado.

¿Cómo llegó a ser docente pública, le costó ingresar al sistema?

Bastante, concursé por espacio de diez años, tal vez no de forma continua, porque a veces me decepcionaba, pero perseveré hasta que se dio por fin la oportunidad.

Compléteme la frase… la educación en Honduras anda…

Más o menos. El ministro se ha ocupado de poner orden en el sistema, en lo que se refiere al recurso humano, y dizque en su aspecto curricular, no así en el aspecto pedagógico: escuelas, cuya infraestructura no es la adecuada, falta de libros de texto; el maestro tiene que comprar desde marcadores y ni que se diga del material didáctico, es un sacrificio, sin duda. Tal vez es un proceso, habría que esperar para juzgar en un futuro si anda bien o mal.

¿Es conmovedora la situación de la educación en Honduras?

Sí, en casi todos los aspectos.

¿Qué opinión tiene del ministro Marlon Escoto?

Es un funcionario que responde a los intereses del gobierno, es un profesional eficiente, pero un represor de los maestros. Casi no comprendo cuál es su objetivo, quiere 200 días de clases, que esta vez se cumplirán, pero la pregunta es ¿determina eso la calidad?, la respuesta es no, si por otro lado nos está exigiendo la no repitencia del alumno. Para el otro año, por ejemplo no se podrá aplazar a ningún niño de primer grado, aunque su rendimiento escolar no sea óptimo, el único requisito será que este menor haya asistido al menos el 90% de días clase en el año. Quiere mejor las metas EFA, proyecto que no permite la repitencia y la deserción… ¿El señor ministro quiere calidad o cantidad?

¿A su criterio debe quedarse Marlon Escoto para el próximo gobierno?

No. Debe dársele continuidad a su proyecto, pero debe cambiarse. Ojalá así sea.

La dirigencia magisterial dice que Escoto es lo peor… Pero el ministro dice que los dirigentes lo son… ¿cuál es la realidad?

Es un pleito de intereses, de dos extremos, en medio está la base, integrada por los que nos fajamos en las aulas de clase, ajenos a esos intereses, venciendo muchos obstáculos. No me gustaría ahondar al respecto.

¿Usted es de las maestras que protesta en las calles?

No, nunca.

¿Por qué no lo hace?

Tal vez no por falta de convicción, sino porque hoy las luchas magisteriales se han parcializado con determinado partido político o con una “ideología”, con lo cual no comulgo. Hay que retomar la lucha magisterial auténtica, sin en esa bandera rojo y negro que nada tiene que ver con el gremio, y la razón por lo que muchos maestros no acatan el llamado de los dirigentes.

¿Perdió credibilidad la dirigencia magisterial?

Sí, definitivamente.

¿Cuáles son las principales debilidades de los alumnos de primaria?

En español, más que en matemáticas. Tienen una mala caligrafía, la ortografía, sencillamente para ellos no cuenta y este problema se ahonda más, pues la mayoría de alumnos procede de hogares pobres, donde el nivel de escolaridad alto no es una característica, entonces el niño sólo se queda con lo que se le enseña en la escuela.

¿Qué propone para mejorar esas dificultades?

Más compromiso de los maestros, más capacitación de parte del gobierno, pero no de forma “on line” (digital), como lo pretende Marlon Escoto. Más apoyo del gobierno y de los padres de familia.

¿A su criterio ha estado secuestrada la educación en el país?

Sí, porque hasta antes de la llegada del señor Marlon Escoto, los maestros veíamos a través de los dirigentes magisteriales, sin saber que ellos sólo llevaban “agua a su molino”. Quizás esta actitud ha cambiado.

¿Es gratuita la educación en el país como dice la Constitución de la República?

No, creo que en realidad nada es gratuito. Sin el apoyo valioso de los padres educar no sería posible. El gobierno sólo nos da los salones de clases, todo lo demás corre por cuenta del maestro y los padres de familia, desde aseadora, vigilante, material didáctico y lo demás.

¿Está de acuerdo en derogar el estatuto del docente?

No, iría en detrimento de muchos buenos maestros, sólo por castigar a un grupo de malos docentes, tal vez en reformarlo, sí, que no sea en su punto toral.

¿Y la Ley Fundamental de Educación como la valora?

La mayoría de maestros no la conocemos a fondo.

¿Por qué uno recuerda con agrado los maestros de antaño y ahora no pasa lo mismo?

Porque hemos perdido credibilidad por nuestras actitudes. Porque no nos esforzamos en el aula de clases.

¿En que anda peor el país… en educación, seguridad o salud?

En todos estos aspectos. Sin embargo, el más determinante es educación, de allí se deriva lo demás.

Hoy se celebra el día del maestro, ¿su mayor deseo cuál es?

Que el maestro retome el papel fundamental en la sociedad que le corresponde, que lo lleve a recuperar el respeto y la importancia que se merece.

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