Tegucigalpa – Honduras vive la pandemia del COVID 19 en circunstancias agravadas por los incendios forestales provocados por manos criminales y una sequía severa que hacen de la atmósfera un lugar hostil para la vida y muy propicio para contagios y proliferación de pestes.
– Con agua escasa los bomberos infatigables tratan de salvar los bosques junto con militares que colaboran a brazo partido en las tareas de protección, pero los pirómanos no paran ni nadie les detiene.
– En las últimas horas un incendio de grandes proporciones afecta las zonas de El Chimbo, El Trigo y se prolonga peligrosamente por zonas pobladas de El Hatillo.
-Mientras un incendio que desde hace más de dos días se extiende en el crematorio municipal de Tegucigalpa contamina la atmósfera con una capa gris y densa.
El país ni siquiera ha entrado al pico de la pandemia del coronavirus o COVID-19, la enfermedad que azota al mundo entero, y lleva más de medio millar de contagiados y 47 decesos.
Tegucigalpa, la capital del país es el epicentro de las quemas y destrucción de los bosques, así como de la sequía que mantiene sin el líquido vital a pobladores de barrios y colonias que cada vez reciben menos agua en periodos de hasta dos veces cada mes.
En el Distrito Central, la sed y el calor desesperante ponen un acento de desesperanza a la gente que intenta protegerse del virus, aunque carezca del agua para las tareas de higiene básica.
Pero como si los males debieran ser repartidos de forma pareja, San Pedro Sula y toda la región metropolitana del Valle de Sula, concentran más del 73 % de los casos de coronavirus. Allí la zozobra y la desesperanza se incrementa cada día.
Lo anterior lo señalan diversos expertos en meteorología, forestería y de suministro de agua potable, los males que se observan próximos a afectarnos y que estarán simultáneamente con el COVID-19 afectando a los millones de hondureños.
Para contener el COVID, el gobierno ha optado por medidas de toque de queda absoluto en los departamentos de Cortés, Colón y la ciudad de El Progreso, con circulación por día de un dígito en su terminación de documentación.
Mientras que el resto del territorio hondureño se encuentra en cuarentena permitiendo la circulación de dos dígitos diarios en supermercados, farmacias, bancos y gasolineras.
El gobierno confirmó que 562 personas padecen ya de coronavirus y el presidente Juan Orlando Hernández mostró su preocupación por la rapidez del avance de la enfermedad.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), pidió al país que se prepare que la pandemia alcance su pico a inicios o mediados de junio donde cada día crece la curva epidemiológica.
El COVID-19 ha golpeado fuerte a Estados Unidos, Italia, España, Francia, Reino Unido, Irán y China. Algunas otras naciones como Alemania, que mantiene una cifra alta de contagiados y fallecidos, han ido reabierto de manera gradual su vida pública.
Altas temperaturas
Y buena parte de los males que les esperan a los hondureños está vinculado a las temperaturas altas que se han presentado con la llegada del verano, que será especialmente extremo este año.
En ese sentido el jefe del departamento de Meteorología, de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Francisco Argeñal, en comunicación con Proceso Digital advirtió que “este año las altas temperaturas tendrán un impacto más fuerte en el país”.
Al respecto indicó que el clima sufrirá leves incrementos, que representan “sin duda un riesgo inminente para la salud y otros sectores, entre los que mencionó los dedicados a la producción.
Se ha confirmado que en las regiones productivas del país las temperaturas han alcanzado hasta de 42 grados centígrados.
“Los rayos perpendiculares provenientes del Ecuador, avanzan hacia la latitud nuestra, llega hasta la Florida y el punto máximo alcanzado es en junio, lo que indica que a mediaciones de abril habrá más radiación solar y por consiguiente días más calientes”, agregó Francisco Argeñal.
Cenaos pronostica el período de El Niño en el Corredor Seco entre junio a septiembre.
Dengue
Las autoridades gubernamentales luchan para evitar que la epidemia del dengue se vuelva más intensa, ya que actualmente hacen frente al COVID-19, y el sistema sanitario no está preparado para atender los dos males.
Honduras no ha podido detener las muertes por el dengue, pese a sus campañas constantes de concientización, ya que en 2019 alcanzó cifras históricas al registrar un total de 112 mil 708 casos y 180 muertos.
Este año se registran nueve muertos por dengue y más de 10 mil casos, de acuerdo a lo reportado por el laboratorio de virología de la Secretaría de Salud.
Las ciudades de San Pedro Sula y el Distrito Central, más los departamentos de Choluteca, El Paraíso y Olancho equivalen al 95.7 % de los casos a nivel nacional.
Incendios
Las altas temperaturas también provocan que se registren centenares de incendios forestales y se estima estos podrían arreciar y afectar el ambiente y las cuencas que generan el agua para los ríos.
Según datos del Cuerpo de Bomberos, reportan 445 incendios que han consumido 18 mil 950 hectáreas de bosque en el presente año, y representa el 41 por ciento de los incendios en comparación con el 2019.
Solo el departamento de Francisco Morazán reporta alrededor del centenar de incendios forestales dejando una extensa bruma sobre los municipios en tiempos de escasez de agua.
“Donde se controla un incendio y surge otro, se está atentando contra las fuentes de agua, contra las vías respiratorias de las personas principalmente de niños y adultos mayores”, recrimina el comandante Manuel Zelaya.
Agua
Mientras que los responsables del SANAA en el Distrito Central advirtieron que de no registrarse las primeras lluvias el abastecimiento de agua potable para la capital y sus más de un millón de habitantes.
Autoridades del SANAA se reunieron a mediados de este mes con los expertos para evaluar las cantidades de agua acumulada en las dos represas y las proyecciones climáticas a fin de conocer que espera a los capitalinos.
Se espera que la temporada lluviosa a partir de mayo en el territorio hondureño.
Cabe recordar que la capital hondureña actualmente sufre de escasez de agua en las represas Los Laureles que cuenta con 3.8 millones de metros cúbicos de su capacidad y Concepción con 9.2 millones de metros cúbicos.