Tegucigalpa – Violencia e incertidumbre. Esas parecen ser la tónica de la campaña electoral que propondrá el candidato presidencial de la Alianza Opositora, Salvador Nasralla, según los mensajes que ha enviado en los últimos días a los electores.
– Manuel Zelaya reitera que un probable gobierno de Nasralla sería de transición, ya que convocarían a la Asamblea Constituyente.
Y si por si fuera poco a la oferta del candidato presidencial, se suma que sus socios de la alianza opositora de Libre recuerdan que un eventual gobierno de Nasralla sería de transición, con apenas dos años de duración, ya que la meta principal de los mismos es la convocatoria a una Asamblea Constituyente, a imagen y semejanza a la que convocó e instaló en Venezuela el mandatario Nicolás Maduro.
De manera que el plato fuerte que Nasralla ofrece a sus seguidores es alentar la violencia para lo que él llama defender el voto y su victoria en las elecciones generales de noviembre próximo.
El domingo, en su programa semanal que presenta, el candidato presidencial de la Alianza expresó que «así que ustedes mismos pueden atacar a un impostor que se meta a querer violar y para cambiar los votos, hay que poner el dedo para saber que no estás muerto y que estás en Honduras inscrito en esa mesa».
Previamente, la mañana del domingo, durante la apertura de su llamado Operativo Antifraude, seguidores de Libre montaron una obra de teatro donde ilustraban como sus activistas podían actuar en las mesas electorales con armas en mano y agredir a lo que ellos consideran que pretenden cometer fraude el 26 de noviembre próximo.
Pero Nasralla considera que ello no constituye un llamado a la violencia y el martes reiteró que una persona que observa que están robando la Constitución Política lo habilita para capturar al delincuente.
El candidato presidencial de la Alianza Opositora dijo que no le preocupa que piensen que se puede generar violencia en las elecciones generales por los llamados que él hace, indicando que la obligación de seguridad corresponde al Estado.
Aunque afirmó este mismo martes que si le “quieren robar la candidatura que tengo ganada que se la roben , desgraciadamente será el pueblo el que pondrá el pecho en las urnas para evitar esta injusticia”.
Al par, las declaraciones de Nasralla a lo largo de la jornada han sido de ataques descontrolados contra los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE), las autoridades del Poder Ejecutivo, el Congreso Nacional, la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la Fiscalía General y los directivos de los partidos políticos que no sean de Libre y Pinu-SD, sus aliados en la alianza.
Incertidumbre
Pero el discurso y la propuesta de Nasralla va más allá al mostrar, por segunda vez, un aparente desdén por la candidatura presidencial.
Tras acusar de ladrones a los magistrados del TSE, el candidato adelantó que pueden pretender inhabilitarlo.
“Si me quieren inhabilitar no tengo ningún problema, la Alianza puede nombrar a Xiomara o a Mel de candidatos, bueno en el caso de Mel se violaría la Constitución. Puede nombrar a Xiomara o a Guillermo Valle”, rectificó.
Ya en julio pasado Nasralla también había adelantado la opción de renunciar a la candidatura presidencial y dejarla en manos del coordinador general de la Alianza Opositora y de Libre, Manuel Zelaya, por una crisis interna en la coalición por las protestas del Pinu-SD contra la proclama y la falta de espacios en la planilla de candidatos al Parlamento Centroamericano.
Pero la crisis fue conjurada por el expresidente Mel Zelaya, tras una reunión de las partes y donde no “se cambió ni una coma” de la referida proclama de la Alianza Opositora.
En este contexto, los seguidores de Nasralla y los dirigentes de la Alianza Opositora, deberán acostumbrarse a la incertidumbre respecto a que su candidato presidencial pueda soportar la presión estos 107 días que les separan del día de las elecciones y esperar que no tire la toalla antes del 26 de noviembre.
Porque a la mínima presión que surge, tras alguna declaración que ofrece, Nasralla amenaza con dejar la candidatura presidencial.
Y, por si fuera poco, a la vacilación que ofrece Nasralla, se suma al incierto horizonte político del país, el compromiso pactado entre los líderes de la Alianza Opositora, que, de triunfar en noviembre, su candidato solo sería un gobierno de transición. La Constituyente es un reiterado compromiso de Manuel Zelaya, máximo líder opositor y de los líderes de Libre.
De hecho, lo anterior se encuentra en la proclama de la Alianza Opositora, ya que tras dos años de gobierno se convocaría a una Asamblea Nacional Constituyente que asumiría los poderes plenos del país, al estilo de Venezuela, y se nombrarían nuevos responsables en la Corte Suprema de Justicia, Fiscalía General y TSE.
Aunque Nasralla aseguró en un programa televisivo que de triunfar él sería presidente por todo el período que la Constitución Política establece en cuatro años, el asunto es que al final, su discurso acabó sucumbiendo ante el respeto que, de nuevo prometió, al pacto firmado y que Manuel Zelaya le recordó, se trata de un documento de “honor entre caballeros”.