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Violencia y pandemia, un cóctel tóxico que empuja flujos migratorios, según informe

Tegucigalpa – La pandemia ha diezmado los medios de vida de incontables comunidades y de millones de familias, ya antes vulnerables, y generado graves consecuencias sociales y económicas que se suman a la violencia como una de las causas de base de la migración y el desplazamiento forzado, establece el balance humanitario 2022 presentado hoy por la delegación regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para México y América Central. 

En nuestra región, los huracanes Eta y Iota de finales de 2020 y otros desastres naturales generaron nuevas consecuencias humanitarias y, con ellas, dobles y triples vulnerabilidades, reflexiona el informe presentado por Jordi Raich, jefe de la Delegación Regional del CICR para México y América Central.

Sobre la migración en Honduras, Raich dijo que como organismo humanitario buscan paliar las consecuencias humanitarias de los flujos migratorios.

De su parte, Karim Khallaayoun, jefe de Misión del CICR en Honduras, externó que Honduras ha reportado acumulación de migrantes irregulares en distintos puntos de la geografía en los distintos años.

Ahora es en la ciudad de Danlí, el año pasado fue en Choluteca y antes fue en el norte del país, refirió.

En cualquier ámbito el CICR busca prestar asistencia a los migrantes y reiteró que siempre buscan atender las consecuencias humanitarias de los migrantes.

Las consecuencias económicas de la COVID-19, de las tormentas Eta e Iota y de la violencia continuaron generando desplazamientos y migraciones en 2021, cuando se registró un aumento en el número de personas migrantes en tránsito y retornados, subraya el informe.

Al respecto, concluye que si bien las autoridades han seguido el aumento del flujo de población migrante en tránsito en la frontera suroriental del país y de su retorno (a través de deportaciones exprés), aún no hay una respuesta integral que garantice el acceso a los servicios esenciales para esta población.

 En ese sentido establece que uno de los retos para este 2022 es que el nuevo Congreso Nacional retome la discusión y logre la aprobación de la Ley para la prevención, atención y protección de las personas desplazadas forzadamente.

252 personas desplazadas internamente por la violencia en Honduras (68 familias) se beneficiaron de transferencias monetarias para cubrir necesidades básicas, como alimentación, alojamiento y transporte (entre otros), y pudieron reubicarse lejos del riesgo, precisa el informe.

Asimismo, detalla que 151 personas desplazadas internamente por la violencia recibieron atención en salud mental y apoyo psicosocial a través de psicólogos capacitados por el CICR.

En total 11 mil 480 asistencias a población migrante en movimientos masivos (caravanas) fueron brindadas a través de la Cruz Roja Hondureña: incluyendo; atención pre hospitalaria, agua, insumos de bioseguridad y kits de higiene.

134 personas migrantes que sufrieron una amputación o una discapacidad en la ruta migratoria recibieron rehabilitación física, órtesis y terapias mediante un programa gestionado por el CICR, añade.

Cabe señalar que el CICR en Honduras brinda asistencia técnica para la prevención de desastres en instalaciones penitenciarias, para lo que, acompañan los esfuerzos del Instituto Nacional Penitenciario (INP) y de la Secretaría de Salud (Sesal) para contener los contagios en los centros penitenciarios y avanzar en la vacunación.

 A continuación Proceso Digital reproduce el balance humanitario 2022 en el que se detalla todas las acciones realizados por el organismo internacional en Honduras:

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