La Lima, Cortés (Especial Proceso Digital / Martín Caminante) – Entre 1930, año en el que fue fundada, hasta 1985, cuando pasó a manos del Estado, fue la escuela más grande del país y quizá la mejor, de lo que han sido testigos más de 100 generaciones de niños hondureños en sus 91 años de historia.
Hoy, con los cambios, que pareciera son más cosméticos que otra cosa, se le conoce como Centro de Educación Básica (CEB), y aunque en 2015 se le declaró Patrimonio Nacional de la Educación y la Cultura, causa lástima y dolor por el abandono en que se encuentra.
Nos referimos a la Escuela Mixta Esteban Guardiola (EMEG), de La Lima, Cortés, que fue fundada en 1930 por la Tela Railroad Company, subsidiaria de la United Brands.
Un frondoso árbol de guanacaste, que podría ser centenario y bajo cuya sombra jugaron mables muchos alumnos de los años 50, 60 y 70, se mantiene en pie como testigo mudo de las generaciones enteras de hondureños que cursaron su educación primaria, de primero a sexto grado, en la Esteban Guardiola.
Otras escuelas, aunque más pequeñas, fueron construidas por la Tela Railroad Company; la Luis Landa, en Tela, Atlántida, en 1939, y la Policarpo Bonilla, en El Progreso, Yoro, en 1949, por ejemplo.
Cuando hablamos de la Esteban Guardiola, nos referimos a una escuela con 48 aulas, que, en sus mejores tiempos, de los que recordamos como si hubiera sido ayer, tenía seis secciones por cada grado.
Uno de sus mejores directores de aquellos años 60, de los que el cuarto, en 1966, fuimos alumnos de la Esteban Guardiola, fue el maestro, poeta e historiador José Dolores González (Don Lolo), quien nació el 4 de agosto de 1918 en Trinidad, Santa Bárbara, y murió en San Pedro Sula el 18 de noviembre de 2008.
¿Por qué una escuela tan grande para la otrora Villa de la Lima?
Durante muchos años, principalmente en los de mayor auge del enclave bananero liderado por la Tela Railroad Company, en los departamentos de Cortés, Yoro y Atlántida, en las escuelas de los campos bananeros se impartía clases solamente del primero al tercer grado.
Aquellas escuelas por lo general eran unidocentes, con un maestro para los tres grados.
Por esa razón, a manera de ejemplo, los niños de los campos bananeros más cercanos a La Lima, del cuarto al sexto grado, viajaban todos los días a la Esteban Guardiola, en uno vagones acondicionados que eran tirados por tractores de la compañía.
Eran los años de la otrora Villa de La Lima, la misma que, con esa categoría, se convirtió en huésped del Aeropuerto Internacional de «La Meza», inaugurado en 1966, conocido ahora como «José Ramón Villeda Morales».
Algo similar ocurría con los alumnos de cuarto al sexto grado de las fincas bananeras situadas en los extremos norte y sur de El Progreso, quienes a diario viajaban a la Escuela Mixta Policarpo Bonilla. En esos centros educativos se asistía a clases mañana y tarde.
Aquellos años quizá fueron los de mejor enseñanza educativa para los hijos de los empleados de la compañía bananera, a quienes también se les conocía como los «campeños», porque trabajan en los campos del también denominado «oro verde».
Los hermosos y grandes patios y aulas de la Esteban Guardiola guardan mucha historia de La Lima. Este centro educativo también marcó el inicio del prestigioso Instituto Patria, que comenzó a operar el 1 de febrero de 1956.
El Patria nace por iniciativa, en 1955, de una Sociedad de Padres de Familia liderada entonces por Ibrahím Gamero Idiáquez, quien era un ejecutivo en materia educativa de la Tela Railroad Company, junto con otros respetables ciudadanos, entre ellos Don Lolo.
Gamero Idiáquez fue maestro, subdirector y director de la Esteban Guardiola, por la que pasaron miles de niños, los varones de pantalón azul oscuro y camisa blanca, y las niñas de vestido blanco, con un monograma con la sigla EMEG, que para los más ocurrentes no significaba el nombre de su escuela. Decían que significaba: Este muchacho es guapo (o guapa).
Don Lolo, como diputado ante el Congreso Nacional fue el promotor de la iniciativa para que La Lima, que ahora en febrero estuviera de feria, si no fuera por la pandemia de covid-19, se convirtiera en municipio, en noviembre de 1981, con lo que dejó de ser la villa que durante muchos años estuvo bajo la jurisdicción de San Pedro Sula.
Pero como el Instituto Patria no tenía espacio físico para sus secciones diurna y nocturna, el primer año operó en la planta baja de la Esteban Guardiola, hasta que en 1957 fue inaugurado su propio edificio.
La actual Esteban Guardiola
Luego de que la Esteban Guardiola pasó al Estado, en 1985, no solamente decayó su calidad educativa, como afirman algunos docentes que han pasado por ese centro educativo, sin que ello implique que todos los educadores que han pasado desde entonces por sus aulas hayan sido malos. Muchos han sido muy buenos maestros, pero trabajando con muchas limitaciones, lo que no ocurrió cuando la escuela fue manejada por la compañía bananera. Se los dice alguien que estudió cuatro años de su primaria en la Esteban Guardiola y la Policarpo Bonilla.
Las carencias y abandono de la escuela Esteban Guardiola vienen desde mucho antes de la pandemia del COVID-19 y las tormentas tropicales Eta e Iota, en 2020. Hacia 2018 sus autoridades esperaban la aprobación de 22,5 millones de lempiras para su reparación.
A raíz de los dos fenómenos naturales de noviembre pasado, la Esteban Guardiola se convirtió en albergue para centenares de personas, mujeres, hombres y niños damnificados, que no tenían adónde ir, ya sea porque perdieron su casa o resultó destruida.
Los vecinos Institutos Patria y Guadalupano también se convirtieron en albergue de muchos damnificados debido al desbordamiento del río Chamelecón, causado por Eta e Iota en las primeras dos semanas de noviembre.
Hasta recien, Proceso Digital pudo comprobar que en la Esteban Guardiola todavía quedaban cinco familias pobres damnificadas de Eta e Iota, clamando por ayuda.
Lamentablemente, el también Patrimonio Nacional de la Educación y la Cultura, desde 2015, está semidestruido, con el techo con dos grandes agujeros causados por dos árboles que cedieron en parte con el paso de Eta e Iota.
Uno de los agujeros está a la altura de la cocina de la escuela, cuyo techo interno está totalmente destruido, lo mismo que las paredes y el piso.
En el centro educativo también son visibles los daños en varias aulas, paredes y pisos, de madera, lo mismo que en muchos pupitres y baños sanitarios.
El área de juego para los niños está cubierta de monte. Igual pasa con todo el patio de la escuela y los pasillos debajo de las aulas, están cubiertos por un banco de lodo de más de seis pulgadas, que se ha ido agrietando a medida que las condiciones del tiempo han mejorado.
Para quienes no conocen la Escuela Mixta Esteban Guardiola, que todavía conserva algunos espacios con su madera original desde su construcción en 1930, fue levantada en un predio de una cuadra.
Su estructura es cuadrada y fue construida sobre columnas de cemento, con el mismo estilo de las casas para dos familias o los conocidos barracones de los campos bananeros, para cuatro o cinco hogares. La escuela es una construcción como para que sea eterna, lo que será difícil si sigue en el olvido y no es reparada.
Las viviendas de madera de los campos y las escuelas fueron levantadas sobre columnas de cemento como medida preventiva de la compañía en los tiempos de huracanes y tormentas en el norte del país.
¿A quién le corresponde asumir la pronta intervención para reparar los daños estructurales que sufre el ahora Centro de Educación Básica Esteban Guardiola?
No importa a quién le corresponde, pero ¿cuándo le meterán mano a tan importante patrimonio de la educación y la cultura nacional?. ¿Hasta que se caiga completamente?
¿Qué respuesta tienen las autoridades de la Secretaría de Educación? (MC)