Londres – La historia del arte no se entendería igual sin la figura de JMW Turner (1775-1851), considerado el artista más influyente del Reino Unido, y su legado sigue presente en la sociedad británica 250 años después de su nacimiento y abarca más que sus obras.
Joseph Mallord William Turner nació el 23 de abril de 1775 en una casa del céntrico barrio londinense de Covent Garden y en el seno de una familia de clase media-baja. Pronto se erigió como niño prodigio, pues ingresó en la Real Academia de las Artes británica (Royal Academy) con tan solo 14 años.
Con sus cuadernos y acuarelas como principal equipaje, Turner pasó los veranos de su juventud recorriendo los rincones de Gran Bretaña, su principal musa y su gran lienzo, desde donde plasmó la realidad del mundo cambiante en el que vivía a través de sus emblemáticos paisajes.
Podría decirse que la obra de Turner es, en sí misma, una perfecta crónica de la historia británica: desde los efectos de las guerras napoleónicas, hasta la llegada del ferrocarril o cómo la revolución industrial había convertido a su Londres natal en una ciudad «agitada y opresiva» bajo un «turbio velo» de nubes.
Al contrario que otros pintores contemporáneos, Turner pudo disfrutar del éxito en vida como un artista reconocido y a los 29 años se pudo permitir abrir su propia galería. Además, consciente de su talento innato, en el llamado ‘Día del Barniz’ de la Real Academia sacaba su faceta de ‘showman’ y aprovechaba para acabar sus obras en público.
Su objetivo era situarse al mismo nivel de su gran referente, el célebre paisajista francés del siglo XVII Claudio de Lorena; y en el camino protagonizó una encarnizada rivalidad con el otro gran pintor inglés John Constable, nacido un año más tarde.
Un legado a la nación
Cuando murió en 1851, donó gran parte de sus pinturas a la nación, que hoy conforman el llamado ‘Legado Turner’, con cerca de 300 óleos y alrededor de 30.000 bocetos y acuarelas y que pueden verse en diferentes museos del Reino Unido, en especial en la Tate Britain de Londres.
Su Galería Clore alberga de forma permanente un centenar de obras del pintor inglés, a través de seis salas que abarcan su ascenso a la fama, sus obras más experimentales, sus viajes a Europa o su fascinación por la mitología y las fuerzas sobrenaturales del mar.
El ‘Autorretrato’ (1799) de Turner se vislumbra a través de las puertas y da inicio al recorrido. Junto a él, la paleta que usaba en su estudio del barrio de Chelsea o la primera obra que exhibió en la Real Academia a los 21 años, el óleo ‘Pescadores en el mar’ (1796), donde unos marineros se abren paso entre las tumultuosas olas con la ayuda de un farolillo y guiados por la luz de la luna.
«En Turner, la naturaleza trasluce y expresa siempre emociones humanas; nos sentimos pequeños y abrumados ante las fuerzas que no podemos gobernar, por lo que nos vemos impulsados a admirar al artista que ha tenido a merced suya las fuerzas de la naturaleza», afirmó sobre el pintor inglés el historiador del arte E.H. Gombrich en su libro ‘La historia del arte’.
Sus trazos se volvieron más difuminados y experimentales en las últimas etapas, no hay contornos y los colores se funden en obras que dejó inacabadas, pero que sirvieron de gran inspiración a artistas posteriores como el impresionista Claude Monet o el genio de la abstracción Mark Rothko, que hoy comparte espacio junto su admirado Turner en la Tate Britain.
Un crítico de arte escribió que, para hacer justicia a Turner, habría que recordarle como un pintor de «sensaciones inmediatas», aunque su figura ha trascendido hasta ser considerado el gran genio de la luz, algo que constatan las que se dice que fueron sus últimas palabras: «El sol es Dios».
Dos siglos y medio después, Turner también sigue presente a diario en la vida de los británicos. Algunos pueden encontrarlo con tan solo mirar en su cartera, pues desde 2020 aparece en el revés del billete de 20 libras esterlinas con un autorretrato, la imagen de su célebre cuadro ‘El último viaje del Temerario’ (1838) y una frase suya: «Por lo tanto, la luz es color». EFE