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Un nuevo mapa político surge en América Latina: Colombia tiñe de rojo izquierdista el continente

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Análisis de Alberto García Marrder – Especial para “Proceso Digital”

La victoria electoral en Colombia del ex guerrillero Gustavo Petro es un indicio más de la ola de gobiernos de izquierda que están surgiendo en América Latina, creando un nuevo mapa político que tiñe de rojo casi a todo el continente americano.

Falta por ver si Petro, ex alcalde de Bogotá y ex senador, será de la izquierda radical como la del castrista Miguel Díaz- Canel de Cuba, de la del sandinista Daniel Ortega en Nicaragua o la de su vecino chavista, Nicolás Maduro en Venezuela.

O una izquierda moderada (pero combativa), como la de Andrés Manuel López Obrador en México, Alberto Fernández en Argentina, Gabriel Boric en Chile y de Pedro Castillo en Perú (esté en crisis permanentes y ya sin su emblemático sombrero de ala ancha).

O de una izquierda “testimonial” como la de Xiomara Castro en Honduras y Luis Alberto Arce Catacora en Bolivia.

¿A qué se debe este giro masivo hacia la izquierda en América Latina?

“Una de las razones es probablemente la mala gestión de la pandemia del COVID-19, el paro, sufrimiento económico y, en consecuencia, el aumento de la desigualdad”, explica al portal DW.com, Jan Boesten, politólogo e investigador de Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín.

Añadiría a esa lista al hartazgo con gobiernos que prometen mucho y no resuelven nada. Y Colombia tiene un índice de pobreza de hasta un 40 por ciento.

En América Latina, en un centro dudoso, se pueden situar a Costa Rica, El Salvador, República Dominicana y Panamá.

Como únicos de derecha: Brasil (pero en octubre puede ganar, según los sondeos, el izquierdista Luis Ignacio Lula Da Silva), Ecuador, Guatemala, Paraguay y Uruguay.

Y rondando e incordiando como “fantasmas ideológicos”, dos ex presidentes: Evo Morales de Bolivia y Rafael Correa de Ecuador.

Petro, que tomará posesión el 7 de agosto, tendrá que definirse pronto en política exterior y la primera prueba será la Guerra de Ucrania. Tanto Cuba, Nicaragua y Venezuela están a favor de Rusia y encuentran justificada la invasión a Ucrania.

La victoria de Petro tiene a mi entender cinco conclusiones, aunque provisionales, muy significativas:

1- Será el primer presidente de izquierdas de un país tan conservador como Colombia. La burguesía, los empresarios, la prensa y los militares (aún callados) de ese país serán su principal oposición.

2- Hasta ahora, Estados Unidos ha estado ignorando olímpicamente lo que pasa en su “patio trasero” y está más enfocado en Ucrania y Taiwán. Pero tiene ahora una “papa (patata) caliente” en Colombia, hasta hace poco un aliado estratégico en la lucha contra el narcotráfico.

3- Percibo que ya no podremos hablar del “Grupo de Tres”: ahora serán cuatro: Colombia, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Y un nuevo líder. Costará mucho digerir eso.

Gustavo Petro, presidente electo de Colombia y Nicolas Maduro, de Venezuela. Dos politicos muy afines. (Fotos Lanzas y Letras).

4- Ojo a la vicepresidenta electa: Francia Márquez, la primera afrocolombiana que ocupa ese puesto, activista ambiental y ex empleada doméstica. Su presencia en el nuevo gobierno dará lugar a debates sobre las disparidades sociales y raciales aún persistentes en la sociedad colombiana.

Vice presidenta electa de Colombia, Francia Márquez. (Foto Federico Rios-«The New York  Times»).

5- Colombia y Venezuela tienen 2,219 kilómetros de frontera común. Será interesante ver cuál sería la posición del nuevo gobierno ante persecuciones chavistas de opositores venezolanos que crucen en huida hacia esa frontera.

Como era de esperar, la prensa conservadora ha dado el grito al cielo: “Colombia, camino de una dictadura chavista”, titula un editorial del diario español ABC, quien añade: “Llegan catapultados por las urnas, pero después las usan para derogar las democracias…unos países ya son dictaduras, otros aspiran a serlo”.

Y la prensa colombiana: El prestigioso diario “El Tiempo” califica de “irresponsables” los llamados de Petro a sus seguidores para optar por el camino de “una mal llamada desobediencia civil”, a las consignas del político de izquierda la tacha de “polarizantes e incendiarias” con un “tufillo oportunista”, y a sus discursos los cataloga de “maniqueos”.

La revista “SEMANA” le dedicó a Petro una portada con este título “BASTA YA”, cuando era candidato presidencial por tercera vez:

“Que un líder político que aspira a dirigir los destinos de Colombia haga exhortaciones, algunas entre insólitas y peligrosas, es apenas una pequeña muestra de su talante y de lo que podría hacer con enorme poder desde la Casa de Nariño de gobierno si gana la presidencia en 2022”.

Desde Washington, Moscú, Pekín y sobre todo desde Caracas, seguirán con mucha atención los primeros pasos que dará el nuevo presidente de Colombia. Hay mucha expectativa e interés. ¿Y optimismo? Creo que poco. El gran interrogante es si podrá o no gobernar, con un congreso que no va a controlar.

Entre el estamento militar hay mucha desconfianza y están a la espera de la persona que Petro nombre como Ministro o Ministra de Defensa. Y en ese momento va a estallar el primer encontronazo y, además, deliberado: Ha insinuado que podría nombrar a una mujer, especialista en la defensa de los derechos humanos. Más claro, imposible.

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