Redacción Ciencia- Un eclipse solar total es un espectáculo poco habitual para las personas que también tiene su efecto en los animales. En el caso de muchos pájaros, cuando el día se transforma en una noche casi total, sus comportamientos vocales cambian drásticamente y parece que ha comenzado un nuevo amanecer.
El eclipse total de Sol que se pudo ver en gran parte de Norteamérica en abril de 2004 sirvió a un equipo de científicos para estudiar el cambio de comportamiento del canto de las aves y ahora publican sus resultados en Science.
Algunas se quedaron en silencio, otras se pusieron a cantar y muchas estallaron en un ‘falso coro del amanecer’ después de que volviera el sol, cantando como si fuera un nuevo día; los investigadores sugieren que se reinició su reloj biológico.
Los cuatro minutos y quince segundos de oscuridad diurna causada por el eclipse en una amplia franja del centro y este de Estados Unidos sirvieron al equipo, encabezado por la Universidad de Indiana (EE.UU.), para su investigación, al proporcionar un experimento natural sin precedentes sobre cómo reaccionan las aves a los cambios bruscos de luz.
Los ritmos diarios y estacionales de las aves están estrechamente regulados por los cambios entre la luz y la oscuridad, y el equipo quería saber qué ocurría cuando se interrumpían de forma repentina.
Para ello, crearon una aplicación para teléfonos inteligentes, SolarBird, que permitía registrar el comportamiento de las aves durante el eclipse en tiempo real.
A los usuarios de la aplicación se les pidió que observaran a un pájaro durante 30 segundos antes, durante y después de la totalidad, para documentar comportamientos como cantar, comer o volar.
Gracias a la ciencia ciudadana, se registraron casi 11.000 observaciones de más de 1.700 usuarios, que abarcaban 5.000 kilómetros de la trayectoria del eclipse.
El equipo desplegó unidades de grabación autónomas en distintos lugares del sur de Indiana, que captaron alrededor de 100.000 vocalizaciones de aves antes, durante y después de la totalidad.
Estas se analizaron con un sistema de inteligencia artificial capaz de identificar los cantos de las especies y cuantificar la actividad vocal.
El estudio señala que de las 52 especies detectadas, 29 mostraron cambios significativos en su comportamiento vocal en algún momento del evento, aunque el eclipse no afectó a todas por igual.
En los minutos previos a la totalidad, 11 especies cantaron más de lo habitual a medida que el cielo se oscurecía; durante los cuatro minutos de oscuridad, 12 especies respondieron, algunas quedando en silencio mientras que otras se volvieron más activas.
Las reacciones más fuertes se produjeron después de que volviera a salir el sol, cuando 19 especies cambiaron sus cantos en lo que parecía un falso coro matutino.
Los búhos barrados ulularon cuatro veces más de lo habitual, mientras que los petirrojos, conocidos por sus cantos antes del amanecer, cantaron seis veces más.
Estos patrones sugieren, según los investigadores, que el eclipse reinició temporalmente el reloj biológico de algunas aves, lo que las llevó a comportarse como si acabara de comenzar un nuevo día. EFE/ir