
El diálogo es la herramienta poderosa de la que gozan los pueblos civilizados del mundo para llegar a acuerdos, superando cualquier escollo u obstáculo, no importa de la naturaleza que sea. Desde la antigua Grecia, tanto el Lejano Oriente, como el Cercano y Medio Oriente, pueblos mesopotamicos y Occidente, han usado la palabra para conversar y aprovechar el género como tal, para revertir cualquier conflicto, conflagraciones, guerras y malos entendidos entre los países. Los líderes son trascendentales en y desde que propician los espacios de acercamiento para negociar y resolver verdaderos problemas. Así que, desde Grecia, Roma, Edad Media, y la historia reciente de la humanidad, el diálogo ha sido una forma civilizada para mantener la paz y la tranquilidad. Siempre fue y es el diálogo, una excelente y eficaz mecanismo para el aprendizaje, especialmente en la Escuela Socrática, quienes eran hábiles para formular preguntas y respuestas según los tópicos, mediados por un facilitador, lo cual era muy importante para ser como el fiel de la balanza e imparcial, siendo este coherente y responsable con los individuos de uno y del otro lado, es decir, los que están a favor, como los que están en contra.
En otras entregas hemos insistido que un diálogo nacional, en Honduras es urgente. La intermediación política es legítima, es parte del quehacer de los seres humanos que de alguna manera van uniendo y acercando espacios de realización institucional, personal y profesional. Somos una nación esforzada y trabajadora queriendo salir adelante y superar aquellas calamidades y los más enconados problemas que afrontamos como País. Es solo mediante el diálogo que podemos llegar a entendimientos, no es confrontando, y en esto, somos responsables todos, ya que los señalamientos vienen y van en diferentes direcciones.
Hace 43 años, comenzó en Honduras la “Era Democrática”, la que todos los hondureños añorábamos después de noches obscuras y tramos históricos de desdichas e infames regímenes de gobiernos impuestos con elevados niveles de prácticas antidemocráticas y algunas veces hasta absurdas asumidas por personas incompetentes e ineficaces que no hicieron más que sumir a Honduras en un agujero negro de miseria, ignominia, y desencanto, que cada vez ubicaba a nuestro país en la cola de los más pobres de la región Latinoamericana y por ende del Mundo. Podemos hacer historia y darle lecciones de democracia a nuestros países vecinos que tarde o temprano, sus prácticas disque democráticas les alcanzará, teniendo como resultado final una población cansada, hastiada e inconforme con las formas de gobierno que les son impuestas.
En esta ocasión, estamos proponiendo un diálogo nacional, que conjunte los sectores más representativos del país, haciendo a un lado los apasionamientos y los recursos del insulto, calumnia y descalificación. En una demostración de hombres y mujeres que saben dialogar y no gritar o irrespetarse en foros televisivos, en donde solo ganan rating los medios pero no así la población que aspira a mejores oportunidades de vida.
Demostrar capacidad por parte de los líderes que representan a las instituciones políticas, a efecto de que demos visos de madurez y demostremos como hondureños altos niveles de prudencia y negociación. De ahí pues, que se espera que las figuras preponderantes de la política hondureña se sienten y piensen en el destino de la nación hondureña. Los líderes políticos deben caminar por la senda del diálogo y de la tolerancia, de lo contrario, estamos construyendo una sociedad mutista, revanchista, arribista, lista para acusar y calumniarse unos con otros, siguiendo de esta manera el rumbo de los que no dialogan, sino que solo destruyen y van quemando los puentes, aproximándose a vivir aislados e incomunicados con aquellos que de alguna manera creen y confían en los lideres políticos, prospectos para gobernar a Honduras por los próximos cuatro años.
Finalmente, cabe señalar que las caminatas y manifestaciones de evangélicos y católicos no son más, que una expresión de que deseamos vivir en una auténtica democracia. Honduras aún es rescatable, países del sudeste asiático que hace sesenta o setenta años vivían en la pobreza y en conflictos políticos y con economías sumamente dependientes, dieron un golpe de timón y redireccionaron sus políticas en salud, educación, inversión, ética de trabajo y apostaron por la transparencia y la legitimidad, imitando, mejorando y superando, llevándoles a convertirse en referentes mundiales y en modelos dignos de imitar. Señores, Dialoguemos
por Honduras, llamemos interlocutores, personas con credibilidad internacional, organismos probos, hondureños y hondureñas que amen a este País, a fin de que, depongamos los egos y los intereses particulares y privilegiemos a Honduras, que cada día, debe ser un mejor lugar para vivir.