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Tate McRae se prueba en Madrid como nueva princesa del pop global

Madrid– La joven canadiense Tate McRae ha presentado este martes ante el público madrileño sus credenciales como aspirante a nueva princesa del pop global, entre golpes de melena, mucha actitud, un «show» visualmente potente y un repertorio de momento no tan sólido como lo es su gran éxito, ‘Greedy’.

Su concierto en esta etapa inicial de su carrera en el Palacio Vistalegre ante unas 4.000 personas, con el aforo agotado, podría ser una de esas visitas que se recuerden en el futuro, especialmente si las esperanzas puestas en ella cristalizan y se hace bastante difícil volver a verla en este formato.

Por la dualidad de su dulce timbre de voz, algo infantil, al lado de su sensualidad al bailar, se ha visto en ella a una posible sucesora de Britney Spears, la de la generación Z, que ha acudido en masa a conocer en vivo y celebrar a McRae (Calgary, 2003), otro icono construido hasta ahora en buena medida en redes.

Fueron sus aptitudes coreográficas lo primero que llamó la atención de esta joven artista, que ganó fama en concursos de talento de baile al otro lado del Atlántico.

En los últimos cuatro años llegaría la música, con varios lanzamientos en los que fue tanteando el éxito hasta abrazarlo con un número 1 mundial, ‘Greedy’, en el que paradójicamente pide a su acompañante que refrene su ambición.

Su salto al escenario con el inaugural corte ‘Think Later’ ha sido el que se esperaría de una diva, entre fogonazos de luz y de primeros planos en blanco y negro en las pantallas, hasta que su silueta se ha recortado en negro sobre blanco describiendo una curva imposible.

Cuantas más poses ha marcado la artista, con la melena siempre al viento, etérea y a la vez carnal, más estupor ha despertado entre el público, ampliamente femenino, que claramente ha venido a verla bailar tanto como cantar, facetas ambas que ha desempeñado con una seguridad y soltura impropias de sus 21 años.

Sobre el escenario le han acompañado cuatro bailarines, así como un guitarrista y un batería, encerrados estos en unas jaulas que servían a la vez como pantallas de led, por lo que en muchos momentos desaparecían de la vista y, con ellos, todo signo de música en vivo.

Este es un espectáculo más propio de los tiempos de TikTok, plataforma a la que McRae debe mucho, muy en la línea de la última gira de Rosalía, que con proyecciones cromáticamente sobrias y elementos escenográficos sencillos ha tejido una propuesta visualmente muy efectiva, como cuando ha construido una especie de cuerdas de ring para animar un anodino ‘Rubberband’.

Justo detrás ha asestado el primer golpe sobre la mesa con ‘exes’, lo más cercano a otro gran éxito en una carrera que si de momento adolece de algo es de más pegada del repertorio. De hecho, pese a disponer ya de dos LP en el mercado y algunos EP, se ha centrado sobre todo en desgranar el más reciente, ‘Think Later’ (2023), del que no se ha dejado casi nada por cantar.

Dieciocho canciones en total ha interpretado en apenas 75 minutos de concierto, un ritmo fulgurante solo ralentizado por las baladas (demasiadas para algunos, celebradas por otros, momentos en cualquier caso de reivindicación vocal) y por sus ocasionales discursos, como cuando ha explicado el origen de su tema ‘Calgary’ o se ha preocupado por los posibles desmayos a causa del calor.

‘She’s All I Wanna Be’, con su empuje de pop-punk, ha vuelto a representar una cima del «show», que ha afrontado a partir de ahí su tramo final, con la seminal ‘You Broke Me First’, ‘Run For The Hills’ y, como no podría ser de otra manera, con ‘Greedy’, una de esas canciones que justifican todo un concierto y que recoge en sus detalles buena parte del espíritu musical de este 2024. EFE/ir

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