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Sus amigos, el periodismo y el vallenato, las otras tres pasiones de “Gabo”

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Tegucigalpa.- Fue un amigo de sus amigos, a quienes no cambió por el precio de la fama, pero también un apasionado del periodismo que catalogó como el mejor oficio del mundo, mientras seguía con enorme pasión la música del vallenato que le conectaba con sus raíces caribeñas, de donde era oriundo y símbolo de inspiración para hacer sus mejores creaciones literarias.
 

Así definen sus amigos y la historia al laureado escritor, periodista y premio nobel de literatura (1982) Gabriel García Márquez, más conocido como “Gabo” quien murió este jueves, en el tiempo de la cuaresma, justo el día de la Santa Cena o la Última Cena que Jesucristo tuvo con sus discípulos antes de ser entregado para ser crucificado y resucitar después para sembrar y propagar la semilla del evangelio en el mundo.

Falleció de un cáncer detectado en 1999 pero que reapareció nuevamente hasta sorprender recientemente con que había sido internado de una neumonía, pero luego la prensa se encargó de develar la verdad: el mal no tenía retroceso y su familia había optado por tratamientos paliativos hasta que ocurriera su deceso. Y así fue.

La familia de “Gabo” pidió respeto a su privacidad y a su intimidad, tras agradecer las enormes e infinitas frases de solidaridad y angustia esparcidas desde todos los rincones del mundo.

Y es que Gabriel García Márquez logró concitar todo ese cariño por sus majestuosas obras y escritos, por su prudencia y su manejo mediático, porque pese a ser tan famoso, nunca estuvo presto a las luces y las cámaras porque la fama no era lo suyo. Lo suyo era ser un hombre de bien que vivía lo que la vida le daba en su tiempo y en su espacio.

«La fama le incomoda, de eso no hay duda», apunta en una declaración ofrecida a la agencia Efe, su amigo y compañero, el también escritor, periodista y diplomático Plinio Apuleyo Mendoza.

El susto por la fama

Según Mendoza, una vez García Márquez le escribió con el desenfado y la frescura que le caracterizaba: «Antes vivía cagado de susto por lo que me podía ocurrir, ahora vivo cagado de susto por lo que me ocurrió».

Con sus amigos, siempre fue el mismo. Nunca se alejó de ellos y aunque el tiempo y la salud le impedían, a veces, sostener esas largas reuniones bohemias y de intercambio de ideas, la comunicación siempre se mantuvo, porque fue un hombre “leal y amigo de sus amigos”, así le definen ellos mismos.

Sus amigos, dijo Mendoza, nunca le rindieron pleitesía, “le decíamos las cosas como fueran y él se reía y nos escuchaba. Nunca cambió con sus amigos, al contrario, agradecía nuestras observaciones”.

García Márquez, como un buen caribeño fue un apasionado de la música del vallenato, en la región atlántica colombiana de donde procedía su familia. Fue tanta su pasión por este ritmo folclórico que no dudó en decir que su obra maestra, Cien años de Soledad, era un “vallenato de 450 páginas”.

Su historia como literato es de sobra conocida al grado que al recibir en 1982 el premio nobel de literatura, la academia sueca dijo que era entregado “por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”.

Si la literatura y su realismo mágico cautivaron a García Márquez, su otra gran pasión seductora que nunca abandonó hasta el día de su muerte fue el periodismo, el cual definió como el mejor oficio del mundo al grado de impulsar iniciativas orientadas a mejorar la formación de los periodistas y su compromiso con la sociedad y la ciudadanía activa.

Jaime Abello, Director General de la Fundación Gabriel García Márquez para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), dijo en un mensaje colocado en el portal de esa prestigiosa institución que si bien el gran escritor se había ido físicamente, “permanecerá vivo entre nosotros a través de sus ideas, sus textos, su memoria en millones de personas que lo amamos en todo el mundo y el legado representado en el trabajo de sus fundaciones y escuelas de periodismo y cine”.

Gabriel García Márquez fue un ser comprometido a fondo con el periodismo como una pasión de toda la vida y como una forma de ejercer ciudadanía activa. “Fue un trabajador incansable, que supo mostrarnos que la mejor manera de aprovechar un trayecto vital es siguiendo la vocación personal, con la terquedad y disciplina que dan cimiento al talento y la pasión”, dijo Abello.

Carpinteros del periodismo

García Márquez deja en el mejor oficio del mundo, una práctica de carpinteros, que se aprende y se perfecciona con la práctica, escuchando a la gente y despertando los sentidos para ver lo que nadie más ve, para que las sociedades se informen mejor, señala el mensaje del director general de la FNPI.

Los periodistas que tuvieron el privilegio de conocerle y departir en los talleres de la FNPI lo definen de muchas formas, pero es quizá el “Gabo” de la calle, de la reportería, de mirar el entorno y convertir en información relevante lo que para muchos no es, lo que más admiran de ese gran periodista de su tiempo que fue Gabriel García Márquez.

García Márquez tuvo muchas frases para el periodismo, algunas de ellas son: “El periodismo es una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad, el lector se aburre leyendo”. Otra era: “Para ser periodista hace falta una base cultural importante, mucha práctica, y también mucha ética”. De ahí que un día dijera que “me gustaría volver a ser reportero”.

Otras frases del periodista:

  • “La mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor”.
  • “Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad”.
  • “Cuando uno se aburre escribiendo, el lector se aburre leyendo”.
  • “En la carrera en que andan los periodistas debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tienen”.
  • “Mi ética, en tanto que escritor, exige la autocrítica de mi trabajo. Gozo realmente, corrigiéndome”.
  • “Una noticia nunca termina y nunca todo esta contado”.



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