Necesitamos un sistema tributario que funcione de manera justa, sencilla, y eficiente. Muchas veces, las reformas que proponen los sectores son para beneficiar el interés particular a expensas del público, y las propuestas por el Estado tienden a querer incrementar los ingresos a expensas de los contribuyentes. Las reformas, por tanto, deben dar resultados equilibrados de beneficio y eficiencia general.
Un problema que salta a la vista es el uso de créditos fiscales. Los mismos solo pueden ser usados por el mismo contribuyente para el mismo tipo de obligación. Esta limitación logra una mayor recaudación a corto plazo, pero a expensas de penalizar a la base de contribuyentes efectiva (que paga).
Conversamente, vuelve reacio al contribuyente y más agresiva la postura de la autoridad fiscal hacia el cobro (más que hacia la obligación real). La consecuencia de esto es una mayor dificultad en lograr una contribución efectiva y percibida como justa.
El dinero enterado en exceso al fisco pertenece al contribuyente. Es obligación de la autoridad tributaria hacer la devolución correspondiente. Si es difícil hacer la misma en deposito o cheque (como es el caso en otros países) se puede autorizar la transferibilidad a otras obligaciones fiscales o contribuyentes simplemente generando un crédito en el sistema.
Esto va ligado al concepto de una plataforma electrónica fiscal que funcione de forma análoga a un portal digital bancario. Con este sistema se generarían los formularios electrónicamente (que ya se hace hasta llegar al aviso de pago, de forma individual), se pueden crear recurrencias, y toda la información quedaría grabada de una forma ordenada (mas que un PDF, un archivo numérico).
Esto pudiese ser un riesgo para el evasor, pero para la mayoría de los contribuyentes el mayor inconveniente que les pierdan los pagos o declaraciones.
La plataforma debería permitir vincular a cuentas bancarias, de modo que se hagan pagos electrónicos desde la sucursal. La cuenta fiscal estaría en positivo en caso de haber créditos, y en negativo en caso de haber obligaciones pendientes. Allí mismo se podría llevar el manejo de los pagos atrasados, o hacer pagos parciales, para mitigar el efecto de multas o recargos.
Una plataforma electrónica integrada le resolvería a los contribuyentes la inmensa mayoría de trámites presenciales en la oficina o bancarios. Igualmente, es importante ver cómo resolver a terceros la necesidad de evaluar la salud fiscal de una contraparte, para efectos de hacer retenciones, y de ser necesario, evaluar la confiabilidad de la misma.
Otro elemento que se puede simplificar es la eliminación de la constancia de pagos a cuenta. Los contribuyentes que están al día con sus obligaciones deberían de estar registrados en una base de datos en línea actualizada de forma automática, y de libre acceso con simple consulta de RTN. Si la cuenta del consultado tiene moras, simplemente el sistema no da reporte (evitando riesgos a la privacidad).
En esta consulta, solo se capta o imprime el reporte, el cual sirve de soporte para no hacer retenciones. Esto evita una enorme cantidad de esfuerzo (particular y de la autoridad) por llenar un requisito sustituible por algo automático equivalente. Esta consulta a una base de datos central evita además el fraude por uso de constancias falsas o desactualizadas. El interés de la autoridad de verificar cumplimiento de obligaciones se cumple, y el contribuyente se evita un trámite recurrente.
Como contraparte de recaudación se puede asegurar que las moras fiscales vayan a las centrales de riesgo (publicas y privadas), pues son una obligación como cualquier otra. No hay razón para que deudas con el estado tengan menos importancia que con el sector privado. Las contingencias fiscales indican riesgo tal como las deudas con instituciones financieras o casas comerciales.
Tenemos que ir pasando a un sistema en que el cumplimiento de las obligaciones fiscales se vuelva más sencillo, ordenado, y eficiente. Esto para beneficio de los ciudadanos, empresas y el mismo Estado.