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Sí los políticos dijeran la verdad

Dr. Ignacio Alonzo

De acuerdo a la mitología griega el dios de la verdad, se llama Apolo, a la vez es considerado, dios de la luz, poesía, y la música. Por otro lado, la diosa de la verdad era conocida como Aletheia, es decir, que este concepto filosófico se refiere a aquello que es evidente, lo que es verdadero. En la cultura romana, Veritas, era la virtud o cualidad que un buen ciudadano debía poseer, que es el término en español, que evoluciona a verdad. Apolo era considerado una deidad que vivía en el Monte Olimpo. En la cultura griega, se le consideraba a la verdad como la esencia o descubrimiento, develamiento o manifestación de lo que es la realidad. Es interesante los otros dos conceptos filosóficos que usaban los griegos, tales como “epísteme” y “doxa”, el primero era lo demostrable, conocimiento científico, entre tanto que doxa, era considerado como opinión o creencia. El epísteme es esencia, la doxa es apariencia. A nuestro criterio, está muy de moda la doxa, pues generalmente nos decantamos por las apariencias, percepciones equivocadas demasiado a priori. Obviamente, que el epísteme cuesta, es producto de la investigación seria, cesuda, madura y reflexiva. Las fake news se han vuelto la dieta de la sociedad mundial. La conducta doxa, se arraiga cada vez más en cada uno de los espacios privados y públicos de la sociedad actual. El mundo de los políticos está entre la doxa y el epísteme, desearía que fuera más epísteme que doxa. Las opiniones de los políticos obviamente no de todos, pero de un buen porcentaje a nivel nacional e internacional, pareciera que lo que dicen está muy lejos de la verdad y muy cerca o mejor dicho es pura falsedad.

El filósofo clásico Platón usaba la categoría llamada “eikasia”, para referirse a la forma más baja de la conciencia, que es a nuestro criterio el espíritu con el que llegan muchos hombres y mujeres al mundo de la política. En este sentido, el discurso que exponen viaja muy lejos de lo que debe ser, pues debería ser concienciar, cargado de Veritas, episteme, aletheia desde la primera palabra hasta la última, a fin de convencer, persuadir, disuadir y convenir desde la realidad y la verdad que le debe caracterizar como virtud romana que debe poseer. Mejor en el peor de los casos se hace uso de la Aporia, que no es más que la carencia de un buen argumento y lo que se hace es un desprestigio de lo que es realmente algo. Otro defecto muy común entre los políticos es usar el argumento “Adhominem”, es decir, la descalificación de la persona, al adversario político, generalmente, ataque no por ideas, sino que apunta directamente a la persona.

La palabra se puede usar para argumentar y contrargumentar, es decir, defender y después apostatar de algo. La palabra mal o bien usada sirve para manipular o llevar a la verdad a los oyentes. Existen numerosos trabajos sobre el uso y búsqueda de la verdad, como el de Marcel Detienne que en 1967, publicó “Los maestros de verdad en Grecia”, expone, que Sócrates les enseñaba a sus discípulos, que se aproxima a la verdad solo aquel que hace un uso adecuado y honesto de la palabra. Luego los discípulos de Sócrates se dieron cuenta sobre los peligros del relativismo retórico y comprendieron que el uso de la palabra debía y tenía que estar estrechamente ligado al cultivo de la Ética. Dicho lo anterior, sin duda que esta es la razón por la cual no hay verdad muchas veces en la retórica política de nuestros días desafortunadamente. No cabe duda, que el día que un líder se levante hablando verdad y nada más que la verdad, le acompañarán sus seguidores para creer y hacer lo que dice su discurso.

Según la entrega de El Heraldo de Honduras, del sábado 31 de mayo del 2025, es impresionante que las preguntas que se les formulan a los políticos hondureños sobre diversos temas, el heraldo, afirma que la mitad de lo que dicen, es falso. Lo anterior, es preocupante porque a estas alturas del Siglo XXI, hay tantas formas de saber que lo que se dice carece de verdad. En el caso de los políticos hondureños, deben saber que hablan a una generación, que aún cuando el grado de escolaridad de la población hondureña en general no va más del séptimo grado, hoy la gente, se informa a través de diversas plataformas digitales de lo que está pasando en el territorio nacional e internacional.

Cuando un político promete algo a la población, esta, espera que lo cumpla. Es más decente escuchar y no prometer, es mejor hacer y sorprender a la población resolviendo problemas que por décadas nunca recibieron respuesta. Resulta un insulto cuando los políticos ofrecen y una vez llegan al poder, cambian sus números, correos electrónicos y hasta de residencia. Si un individuo va a dedicarse a la política por su vocación de servidor público, debe prepararse en saber de la situación socioeconómica de la población, de las condiciones precarias en salud, educación y seguridad. Además, debe hablar con las evidencias, pues hoy día los hondureños, saben perfectamente quién habla con la verdad. Así que, mejor es para la clase política hondureña, que estudie las estadísticas que hay en relación a los problemas más ingentes de los hondureños. Un político debe ser un estadista, debe saber cuándo es el tiempo de las “vacas flacas y vacas gordas” a efecto de saber cómo administrar sabiamente los pocos o muchos recursos que tenga el país. Finalmente, este es un llamado a los políticos de hoy, mañana y pasado mañana, para que le digan la verdad al pueblo y entonces el pueblo los llevará a convertirlos en gobernantes a pararse con decencia en el solio presidencial de la Nación. La democracia se construye con la verdad. La Nación que practica la justicia y la verdad, es la que estará de pie en el presente y en el tiempo venidero.

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