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Seré yo extraterrestre?

Por: Otto Martín Wolf

En la parte física no hay nada que justifique esa pregunta, no soy un enano verde, ni tengo dos antenitas en mi cabeza, tampoco cargo una pistola de rayos desintegradores o algo que se le parezca. Por ahí puedo estar tranquilo.

Ahora, en cuanto a mi forma de ser, la duda es grande.

Para resolver el misterio he tratado de comparar mi comportamiento con el de la mayoría de la gente y ahí es donde la cosa se complica.

Veamos: A diferencia de la mayoría de los habitantes de este planeta no me gusta la bebida.

 

“Cómo?” -Preguntarán algunos bien alarmados!

Pero, quiero que se entienda, jamás fuí alcohólico ni tuve problemas con el licor, simplemente no le encontré el gusto, ni en el paladar ni en el comportamiento de la gente cuando toma.

 

“Llamen a la policía” -exclamarán los mismos aún más alarmados.

 

No le encontré la gracia a ser ninguna de las siguientes siete cosas: 1) Simpático de mesa de tragos. 2) Inteligente de mesa de tragos. 3) Sabelotodo de mesa de tragos. 4) Gritón de mesa de tragos 5) El mejor bailarín bajo los efectos del trago. 6) El mejor conductor de automóvil bajo la influencia del trago y 7) Jamás fuí tan estúpido como para decir que no hay que confiar de alguien que no toma, como me lo han dicho algunos.

 

Le pregunto, seré extraterrestre?

 

“A nosotros qué nos importa?” – Dirán los mismos pero ahora sin mucha alarma.

 

Es que hay otros indicios que me hacen dudar de mi planeta de origen, les diré.

Por ejemplo: No me gusta la música estridente. Disfruto cualquier clase de música, moderna o antigua si la letra y la tonada son siquiera regulares, pero a un volúmen razonable. No soporto la música escandalosa en fiestas, donde a veces es imposible mantener una conversación a menos que sea gritando. Tampoco me gusta el escándalo musical en restaurantes, supermercados, tiendas de conveniencia o centros comerciales y, sobre todo, en discomóviles promocionales en la puerta de comercios.

 

“Eres de otro planeta” -dirán los que hablaron antes, tomando partido a favor de la teoría de que soy extraterrestre.

 

Pero aún hay más indicios sobre mi origen: Nunca me he puesto la camiseta de ningún equipo de fútbol con o sin el nombre de algún jugador en la espalda. Pero, sobre todas las cosas, jamás he buscado los programas deportivos para escuchar comentarios sobre un partido que acabo de ver. Qué más me pueden contar… yo lo acabo de ver!

 

“No lo creemos” -dirán los del grupo detractor.

 

Después de confesar lo anterior, cree usted que debería empezar a buscar la nave-madre para regresar a mi galaxia? Lo pregunto porque ahora sí tengo verdaderas dudas sobre si soy local o visitante de otro mundo.

 

Pero hay más todavía: Respeto las señales de tránsito, jamás me salto un semáforo y, aunque usted no lo crea, soy amable con los peatones, cedo el paso a otros vehículos inclulidos buses y taxis. Nunca conduzco a más velocidad de la reglamentaria y no me gusta hacer “pikes” con mi carro y eso que durante toda mi vida sólo he tenido autos deportivos.

 

Es mi comportamiento normal o también usted está empezando a pensar que de verdad soy extraterrestre?.

 

Lo pregunto porque a mi ya casi no me cabe duda; creo que de verdad vine por arte de algún rayo teletransportador.

 

“A nosotros nos tiene sin cuidado” -dirán los mismos con tono de aburrimiento, para agregar finalmente- “Paren el planeta y bájenlo, el hombre

a lo mejor tampoco fuma”.

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