Tegucigalpa (Especial Proceso Digital / Por Joel Perdomo) – El sistema sanitario hondureño apenas cuenta con 109 camas de cuidados intensivos, según cifras oficiales de la Secretaría de Salud (Sesal), pero a estas alturas, se deberían tener por lo menos 240 más, según lo proyectado por las autoridades del ramo en el 2020.
– Las UCI, una expectativa disipada pese a su urgencia en Honduras.
Esa capacidad hospitalaria para atender pacientes en estados de salud críticos sigue siendo baja, antes, durante y después de la llegada de la pandemia del COVID-19, salvo por algunas donaciones. En enero las UCI eran alrededor de 65 en el sistema público. En torno a este tema giran tantas promesas, denuncias e incluso investigaciones de la justicia hondureña.
Y es que, tras instalarse el coronavirus en Honduras, se tomaron una serie de decisiones que vendrían a beneficiar y fortalecer el debilitado sistema de salud, pero tras 10 meses de pandemia, las acciones en torno a esas determinaciones, quedaron en promesas.
Escasamente, solo seis sanatorios públicos cuentan con sala UCI; el Instituto Nacional Cardiopulmonar, seis; Hospital María de Especialidades Pediátricas, ocho; Hospital Escuela, cinco; Hospital Mario Catarino Rivas 18, Hospital Regional de Occidente 15 y Hospital Regional del Sur 10.
A esta capacidad, se suma el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), que en Tegucigalpa cuenta con 25 espacios y en San Pedro Sula, con 17 camas para pacientes críticos, para un total de 42, en las dos ciudades, más afectadas por la pandemia en Honduras.
El pasado 8 de enero se puso en funcionamiento la Unidad de Cuidados Intensivos en el Hospital General San Felipe de la capital Tegucigalpa, la sala consta de cinco camas para pacientes en estados delicado, indicó el director del nosocomio, el doctor Edwin Cruz.
El doctor, aseguró que la UCI de este centro asistencial no es una lucha de ahora, sino de cuatro años atrás; con apoyo del gobierno de China Taiwán, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y gestiones de la Sesal en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En ese sentido, se cuenta en el país con 109 camas para pacientes en UCI y más los cinco espacios del Hospital San Felipe; que ya es una realidad, además se analiza ampliar los cupos de cuidados intensivos a los sampedranos sanatorios, Mario Catarino Rivas y Leonardo Martínez.
Pero la expectativa en ese sentido sumaría al sistema de salud 240 camas más en unidades de cuidados intensivos, según informó el gobierno en junio del 2020, mediante una compra hecha por Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H) por más de 47 millones de dólares.
La compra incluía, siete hospitales móviles, con capacidad de internar 426 pacientes; tres de ellos con aforo para 91, los mismos a instalarse en San Pedro Sula, Tegucigalpa y Choluteca, los cuatro restantes en Santa Rosa de Copán, Danlí, La Ceiba y Juticalpa; con cabida para 51 personas.
“Triplicaremos la capacidad hospitalaria del país”, manifestó Marco Bográn, quien fungía como director de Invest-H en ese momento; quien semanas después, su gestión se convirtió en objeto de varias líneas de investigación para la Fiscalía General de la República.
Incluso, la Secretaría de Salud, en un principio anunció que la capacidad de Cuidados Intensivos del sistema sanitario de Honduras, aumentaría a más de 500 espacios con la llegada de los hospitales móviles.
Más de 300 días han pasado desde que el COVID-19 ingresó al país; y hasta el momento, ese sigue siendo un proyecto fallido, porque de los siete hospitales, apenas uno de ellos se encuentra en funcionamiento y a medio vapor.
Urge fortalecimiento
El problema, no es sólo la limitada cantidad de salas de cuidados intensivos en Honduras, sino también la escasa cantidad de médicos intensivistas para poderlas atender manifestó el subsecretario de Salud, Roberto Cosenza a Proceso Digital.
A su juicio si se requiere habilitar más unidades de cuidados intensivos en el país, debido a que la pandemia está golpeando con intensidad a la población; sin embargo, es urgente y a la par, robustecer el primer nivel de atención porque solo un 5 por ciento de las personas que llegan a UCI sobreviven.
El viceministro considera que a la par de ese crecimiento en infraestructura que se requiere, debe ir el fortalecimiento logístico y del recurso humano; pues la capacidad sanitaria para atender pacientes con COVID-19 es de apenas mil 100 personas y se encuentra en un 70 por ciento, agregó el funcionario.
Necesidad de armonizar sistema de Salud
La meta para las personas tiene que ser no caer en UCI, se necesita prevenir, porque, lo que ha estado pasando, es que los pacientes buscan asistencia médica cuando el virus está muy avanzado y eso sigue siendo un problema que sigue causando muertes a más de 10 meses de estar lidiando con la pandemia.
Honduras tiene que apostarle de ahora en adelante en preparar doctores especialistas en cuidados intensivos y de medicina interna, para el tratamiento de este virus y otras enfermedades, porque apenas tenemos 16 en esa área, entonces aumentar las UCI, generaría un problemas más porque no habría quien las atienda.
Es por eso por lo que –dice Cosenza- hablar de un fortalecimiento del sistema, requiere que muchas cosas vayan a la par, es claro que el país necesita armonizar el desarrollo sanitario y eso no se logra en un corto plazo, ese es entonces uno de los retos más grandes que Honduras tiene.
“Los hospitales móviles son una necesidad; deben entrar en funcionamiento”, sostuvo al tiempo que indicó que el instalado en SPS, apenas tiene 17 camas en la sala UCI, justificó que la reducción de las camas se debió a una medida de prevención contra contagios.
Un sistema abandonado
El jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del IHSS en San Pedro Sula, el doctor Óscar Díaz, dijo que este no es un tema que preocupa ahora en la pandemia, sino que el sistema ha estado abandonado en los últimos 20 años en Honduras.
Dijo que un médico intensivista, tiene que trabajar en varios hospitales, no porque así lo quiera, sino porque se ven grandes necesidades en la salud que tiene la población, a esto hay que sumarle que son muy pocos los médicos con esta especialidad y eso representa un problema.
Díaz, considera que es momento de tomar decisiones oportunas, y que el escenario de precariedad que se tiene, debe ser un motivo de peso, para que quienes toman decisiones reaccionen y tengan conciencia, porque si no las cosas podrían ser peor en un futuro no muy lejano.
“Se necesita inversión, pero más que eso, voluntad política y deseo de hacer las cosas bien; para que no vuelva a pasar lo que pasó con la compra de los hospitales móviles y otras decisiones que no han contribuido en soluciones”, aseveró.
La pandemia marcada por fracasos
La limitada capacidad del sistema de salud se ha ido empeorando, por una sencilla razón de que no ha habido voluntad para mejorar los hospitales, dijo Suyapa Figueroa, presidenta del Colegio Médico de Honduras (CMH).
Figueroa, una de las principales críticas al actual sistema, considera que, al par de la pandemia, han ido mostrándose fallas como en la compra de ventiladores mecánicos y los hospitales móviles; porque nunca funcionaron.
“Estamos como cuando inició la pandemia, no hay avance, no hay progreso, ni institucional ni poblacional; en los próximos meses, la situación podría llegar a extremos inimaginables, porque tampoco la población ha mostrado un verdadero compromiso de protección”, agregó.
Reaccionar ante necesidades urgentes
El Colegio Médico propuso que se fortaleciera la red hospitales públicos, a su criterio esa habría sido una decisión más eficaz que gastar más de 47 millones de dólares en la compra de los hospitales móviles.
Honduras debe retomar, e invertir en los programas de formación de especialidades de médicos en el exterior, de manera que se puedan generar becas para que quienes tengan el deseo de superarse y servir a Honduras sin inconvenientes.
Otra situación que podría contribuir a un mejor manejo de la pandemia es que los expertos tomen las riendas de la situación, porque su experticia permitirá mejores resultados, concluyó. JP