Tegucigalpa – La lucha contra las drogas en el Triángulo Norte está dejando fuertes mensajes en Honduras con las condenas de personajes ligados al transporte de drogas. Es la ruta de la que en su momento habló la exembajadora Lisa Kubiske en un acto protocolario al que pocos pusieron atención y hoy el país tiene algunos resultados.
La ruta antidrogas ha contado con una coordinación entre Washington y Tegucigalpa. Los primeros en caer en ese diseño fueron los grupos de transportistas de drogas.
Carlos Arnaldo “El Negro” Lobo.Iniciaron con Carlos “El Negro” Lobo, un traficante que movía drogas para carteles colombianos y mexicanos con conexiones en Centroamérica, México y Sudamérica. Fue el primer hondureño extraditado y ha sido condenado a un poco más de 20 años. Su sentencia no se conoce al detalle, pero existen indicios que “El Negro” Lobo hizo uso de la figura de colaboración eficaz y es probable que le apliquen una reducción de la pena.
Digna Valle, hermana de los Valle Valle fue otra de las capturadas. Con ella inició el declive de un clan que operaba en el occidente hondureño y nexos mexicanos, en especial con el cartel de Sinaloa que lideraba Joaquín “El Chapo” Guzmán, ahora extraditado a Estados Unidos.
Digna Valle se asegura que era una de las administradoras en Centroamérica del cartel de Sinaloa. Guarda prisión en Estados Unidos y obtuvo una reducción de pena que podría dejarla en libertad próximamente.
Posteriormente cayeron sus hermanos, Miguel Arnulfo, Luis Alonso y José Inocente Valle Valle, todos ellos extraditados a Estados Unidos. Junto a José Inocente fue enviada también su esposa. Los informes indican que los Valle Valle fueron condenados a un poco más de 20 añospor narcotráfico. Los detalles de la sentencia se desconocen pues existe cierta información por ellos proporcionada que se mantiene bajo reserva, aseguran fuentes ligadas a Washington y citadas por medios de prensa y otros sitios especializados.
El primer círculo
Otra sentencia que se conoció también y quizá la más rápida de todas, es la del capo hondureño Wilter Blanco, también a 20 años, luego que éste dijera que iba a colaborar y se sometiera a un procedimiento abreviado. Blanco es un narcotraficante con nexos múltiples en el transporte de drogas con carteles sudamericanos y mexicanos, además de pequeños grupos de transportistas de drogas regionales.
Wilter Blanco se ligó fuertemente a operadores de justicia, donde hasta ahora los que más han aflorado son sus nexos policiales. Se le acusa de haber planificado con cuerpos policiales el asesinato del zar antidroga, el general en retiro Julián Arístides González y de haber querido intentar un atentado en contra del ex embajador de Estados Unidos en Honduras, James Nealon.
Según el testimonio de un jefe del cartel de los Cachiros en Nueva York, en la planificación del zar antidrogas participaron capos y políticos de diferentes partidos, cuyos nombres detalló.
Otro clan de la droga enjuiciado en Estados Unidos, tras negociar y entregarse a ese país, es el de los hermanos Rivera Maradiaga conocidos como el cartel de Los Cachiros. Ellos han sacudido el país al revelar sus nexos con la clase política y un sector de las elites económicas. Los Cachiros movieron inmensos capitales en el país, a través de entes del sistema financiero, según los reportes del Ministerio Público.
La sentencia contra Los Cachiros aún no se produce. Uno de ellos, Devis Leonel Rivera Maradiaga, será sentenciado este octubre y su testimonio fue clave en la condena hecha recientemente contra Fabio Lobo. De su hermano, Javier, no se sabe nada, tampoco del juicio en sí contra ellos. El testimonio de Devis solo fue público en el caso de Fabio Lobo, pero se afirma que el Cachiro Rivera Maradiaga ha sido testigo clave en otros juicios y casos en investigación.
Este grupo de transportistas de drogas, podría decirse que configura ese primer grupo de la ruta Kubiske, que tiene también en ese mapa a Héctor Emilio Fernández, alias “Don H”, Víctor Hugo Díaz, alias “El Rojo” -preso en Guatemala y pendiente de ser extraditado a EEUU-, entre otros transportistas de droga de quienes de a poco se irán conociendo sus sentencias. Se suma a esta lista los operadores de justicia, del lado de la policía que trabajaron con ellos y algunos de los cuales—ya en condición de retiro—se encuentran enjuiciados en tribunales de Estados Unidos.
El segundo golpe
Pero fue el golpe de Washington a las elites políticas y empresariales, en el rubro de las finanzas y el deporte, el que meció a la sociedad hondureña al poner el tema de la lucha contra las drogas algo más allá de simple lucha de grupos de transportistas cual lobos solitarios aislados de las elites. Washington evidenció que esa tesis no era tan cierta.
Se vino así el golpe a la familia Rosenthal, uno de los grupos económicos más fuertes del país, a quienes el Departamento del Tesoro de Estados Unidos los incluyó en su lista asociada al narcotráfico y el crimen organizado. Las elites fueron sorprendidas y con ella la sociedad. Ese señalamiento llevó al benjamín de los Rosenthal, Yani, a entregarse a la justicia para evitar ser pedido en extradición y se encuentra en Nueva York librando una batalla legal con sus abogados.
Yani Rosenthal había despuntado en la política como un presidenciable por el Partido Liberal y fue exfuncionario público en el gobierno del depuesto expresidente, Manuel Zelaya.
Jaime Rosenthal y su hijo Yani.Junto a Yani Rosenthal, se encuentra batallando también legalmente con la justicia su primo Yankel Rosenthal, un prominente empresario del deporte y ex funcionario público. Ambos, en distintos momentos, han optado por declararse culpables de uno de los delitos por los cuales se les acusa. Los dos gozan de medidas sustitutivas de la prisión para movilizarse en un perímetro determinado por la justicia.
En octubre se conocerá cuál será la condena en contra del político y banquero hondureño, Yani Rosenthal, luego que éste anunciara que se declaría culpable de uno de los delitos por los cuales le acusa Estados Unidos, sin especificar cuál de ellos.
Su primo, Yankel, también se declaró culpable de uno de los cargos por intentar hacer transacciones financieras derivadas de actividades ilegales. La figura es de lavado de activos según la Fiscalía que lleva la parte acusatoria. Yankel Rosenthal está a la espera también de su sentencia. Se presume que tanto Yani como Yankel, podrían obtener penas leves tras la confesión de sus delitos.
Lo que sigue
Fabio Lobo.Si bien estos casos golpearon a las elites y sus implicados buscan salir lo menos afectados posibles, la confesión de uno de sus delitos confirma el ilícito, pero ha sido la condena de Fabio Lobo lo que termina de sacudir a las elites y comienza a abrir un debate en el país.
Fabio Lobo, hijo del ex presidente Porfirio Lobo, fue condenado a más de 20 años en una cárcel en Nueva York por el delito de narcotráfico. Su caso concitó el interés nacional e internacional por tratarse de ser el hijo de un ex gobernante que operó con el cartel de Los Cachiros. Es la primera vez en la historia de Honduras que un hijo de un mandatario es ligado y condenado por narcotráfico.
El testimonio de Devis Leonel Rivera Maradiaga le hundió y en el mismo se conocieron detalles como que Los Cachiros desde hacía un tiempo eran colaboradores de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, que tendieron una trampa a Fabio Lobo y que grabaron importantes encuentros y reuniones.
Las declaraciones de Devis Leonel Rivera Maradiaga, buscan comprometer incluso al ex presidente Lobo Sosa, que ya contrató un abogado en Estados Unidos, pero quien además se ha presentado ante las autoridades hondureñas de forma voluntaria para responder en caso de ser requerido. El jefe narco de los Cachiros, también revela con nombres y apellidos a otros políticos tanto en los niveles departamentales como municipales, una acción en la que en Honduras el Ministerio Público ha sido activo y clave.
Sus revelaciones apuntan a que en la ruta de Washington anunciada por la ex embajadora Kubiske y seguida por el exembajador Nealon, acompañados por sus contrapartes hondureñas, sigue su perfecto desarrollo. Las sentencias hasta ahora conocidas evidencian que en esta lucha antidrogas hay una estrategia definida que puede seguir sorprendiendo al país.
