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Ramón Matta W, la caída del líder de la segunda generación

Tegucigalpa – Hasta hace dos años, Ramón Matta Waldurraga, se movilizaba tranquilo por diversos puntos del país, se dejaba ver ocasionalmente en los medios de comunicación donde pregonaba la inocencia de su padre, Ramón Matta Ballesteros, preso en Estados Unidos, mientras lamentaba la estigmatización que era objeto él y su familia.

Era un joven pragmático, cuentan quienes le conocieron y trataron. Otros, alardean de las francachelas que sostuvieron con “Monchito”, heredero del legado de su padre, el legendario Ramón Matta, que un día escapó de una cárcel colombiana al ver como las puertas se le abrían de par en par, según su propio relato.

Ramón Matta Ballesteros está preso en Estados Unidos desde hace más de dos décadas, pero los mitos sobre él son tantos que cualquiera puede perderse entre los laberintos de la fantasía y la realidad. Hasta una página en internet se ha alimentado para que su personaje no fuera olvidado.

Su hijo, Ramón Matta Waldurraga, heredó siendo un chico la leyenda y los negocios de su padre. Poco se sabe de esa época perdida de la familia Matta tras la expatriación de su padre a Estados Unidos, donde fue acusado de varios delitos, entre ellos la muerte en México de un agente de la agencia antidroga DEA de Estados Unidos. Matta padre alega inocencia y su familia la sostiene y cree en ella.

Juan Ramón Matta Waldurraga tiene hasta el 7 de noviembre para acertar una negociación con la Fiscalía de Estados Unidos, de acuerdo a lo informado por InSight Crime

Ramón Matta Waldurruga se convirtió, dicen los investigadores, de la noche a la mañana no solo en el heredero, también en el líder de la segunda generación del clan Matta, y con ello, según las autoridades fiscales, en el precursor de la segunda generación de capos de la droga en Honduras, analizan. Él adquirió también los contactos de su padre aquí en Honduras y en Colombia, este último país de donde es originaria su madre.

Esos contactos viejos y nuevos le permitieron expandirse en una serie de negocios tanto en territorio hondureño como colombiano, según las autoridades hondureñas. Un día, las autoridades decidieron quitarle la casa donde fue capturado su padre y que era el símbolo de la familia Matta. Pasaron hasta ahí la sede de la OABI, el ente responsable del aseguramiento de bienes de procedencia ilícita. El golpe otorgado fue catalogado de simbólico y moral.

En el 2014, en un operativo del Ministerio Público a cargo de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico, la familia Matta es objeto de una serie de aseguramientos de bienes en Francisco Morazán y en Olancho, último en donde las operaciones de Matta hijo eran muy fuertes, pues poseía fincas de ganado y hasta una pequeña represa hidroeléctrica.

En el momento que hicieron el aseguramiento de la casa de Ramón Mata.

El 2015, el año de Matta

La entrega de Los Cachiros, la captura y extradición de Carlos “El Negro” Lobo y la caída de otros carteles fue la más clara advertencia para Ramón Matta Waldurraga de que andaban tras él.

En ese contexto, tras ser relacionado su nombre con esas organizaciones del crimen, él anduvo en algunos medios de comunicación desmintiendo cualquier acusación, denunciando la persecución contra su familia, mientras sus abogados defensores advertían con querellas. Pero Matta desaparece de la escena pública y también del país cuando trascienden las denuncias del influyente diario estadounidense The New York Times, referente a la podredumbre policial y sus nexos con el crimen organizado, en donde Ramón Matta hijo, es señalado, entre otros, en el asesinato del especialista en asuntos de narcotráfico, Alfredo Landaverde, así como del entonces zar antidroga, el general retirado Julián Arístides González.

Tiempo después, esa relación fue confesada ante un tribunal de Nueva York por el cachiro Devis Leonel Rivera Maradiaga, al develar cómo siete capos de la droga y dos líderes políticos decidieron la muerte del general González y de Alfredo Landaverde.

Matta, desde sitios desconocidos que siempre despertaron la inquietud de las autoridades hondureñas que lo rastreaban sin encontrarlo, llamó a los medios de comunicación para negar esas vinculaciones y decidió dar a sus abogados la representación mediática de él y su familia.

Lujosa vivienda asegurada en el sector de Las Tapias en Operación Terremoto.

En junio de 2017 se otorga un segundo golpe a la familia Matta. Una investigación de más de 15 años a cargo de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico, que coordinaba en ese entonces el actual zar antidroga, la fiscal Soraya Cálix, asegura más de 40 bienes a la familia y desnuda toda una red de contactos y vínculos familiares y empresariales.

Los responsables de esas investigaciones aseguran que ello fue apenas una “aproximación” al emporio construido por este líder de la segunda generación de la familia Matta y de los herederos. La segunda generación, aseveran los expertos antidroga, no empieza con los herederos de los Cachiros o los Valle Valle. La segunda generación inició hace más de dos décadas.

Ese segundo aseguramiento de bienes a Ramón Matta hijo y su familia se dio en el marco de la llamada “Operación Terremoto” del Ministerio Público. Para ese entonces, ya Matta no estaba en el país y salieron a dar la cara ante los medios de prensa sus hermanas y sus abogados. 

La entrega concertada

Sus testimonios, desgarradores, develaron toda la odisea que ha vivido esa familia, en un afán por dar a conocer “su verdad”.  Pero un nuevo operativo en el marco de la “Operación Terremoto” botó algunos de los argumentos de la familia Matta Waldurraga al asegurar un lote de carros lujosos que tenían ocultos en un estacionamiento o algo por el estilo. Allí los guardaban y sacaban de vez en cuando, dice un reporte del Ministerio Público.

Como parte de la Operación Terremoto se logró asegurar cinco lujosos vehículos propiedad de Ramón Matta Waldurraga.

La “Operación Terremoto” cayó justo cuando de la nada se promocionaba en el país un filme que estaba realizando una periodista y productora mexicana y un ex agente de la DEA donde se probaría la inocencia de Ramón Matta Ballesteros en el crimen del agente de la DEA, Kike Camarena, ocurrido en México, país en el cual Matta Ballesteros tenía importantes vínculos con carteles de la droga. Después nada más se supo de esa producción.

Fue la última vez que se escuchó la voz de Ramón Matta hijo—quien ya andaba huyendo al conocer una orden de captura en su contra que en Honduras se supo hasta este mes de octubre—para indicar que su padre había sido exonerado de cargos y que estaba próxima su libertad.

Pero para entonces, parecía que la tierra se lo había tragado hasta que a fines de agosto empieza a cobrar fuerza el rumor sobre su entrega a los agentes de la DEA. Versión que se comprueba a inicios de octubre y ahora resulta que todo mundo lo buscaba, desde inicios de este milenio, pero no le podían capturar. Todo era sospecha, nada era evidencia. Las leyes no ayudaban, dicen ahora las autoridades de esa época.

La Fiscalía mostró la orden emitida por un juez de jurisdicción nacional. Matta Waldurraga optó mejor por seguir el camino de Los Cachiros, entregarse y negociar reducción de penas. El 7 de noviembre Matta Waldurraga tendrá su cita con la justicia, de momento se ha declarado no culpable.

En tanto, las preguntas fluyen en el entorno: ¿Qué tanto dirá Matta hijo? ¿Qué negocia? ¿Habrá un huracán o una tormenta del desierto? Los estornudos, probablemente no se den en noviembre. De momento, por esas paradojas de la vida, padre e hijo están unidos por unos barrotes, pero separados por la distancia que marca un mismo territorio. La historia del líder de la segunda generación del clan Matta aún no concluye.

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