Tegucigalpa.- Iba a escribir la tercera entrega –que hubiera completado la serie que prometí- de 3 artículos en mi columna de proceso.hn sobre “Las elecciones presidenciales 2020 de Estados Unidos”. Cambié de idea debido a la amistad que mantengo, por años, con el reconocido escritor, analista internacional y compatriota Carlos Alberto Montaner (CAM). Preferí entrevistarlo, a distancia, porque no se encuentra en Honduras, sobre el título de este escrito, haciéndole 9 preguntas, que acordamos previamente, y que mi entrevistado contestó con amplitud y profundidad. Todo ello, lo comparto a continuación.
1) ¿Qué ocurrirá el 6 de enero del 2021?
CAM contesta: Se reunirá el Congreso Federal en Washington, en una sesión conjunta bicameral del poder legislativo,US-Senate (Senado o Cámara Alta) y la US-House of Representatives Cámara Baja o de Representantes), para certificar, a nivel nacional lo que ya han expresado los Electores de cada Estado, cuando votaron antes –por correo y el 3 de noviembre– en sus respectivos territorios de la Unión Americana, alineando su voto con los resultados del voto directo del Electorado estadounidense.
Cuando esa votación se dé oficialmente –a mano alzada– los integrantes del Colegio Electoral de los Estados Unidos, eligen al Presidente y Vice-Presidente de los Estados Unidos. Según la Constitución y leyes vigentes de ese país, la votación indirecta de los Electores — y no la votación directa del Electorado—es la que elige el 6 de enero los dos cargos supremos del poder Ejecutivo de ese país. De ahí en adelante solo falta, la juramentación pública de ambos funcionarios ante el presidente de la Corte Suprema, prevista para el 20 de enero, me imagino, a celebrarse con las medidas de bioseguridad, debido a la pandemia.
En los tres días previos a la mencionada fecha del 6 enero, es posible que del lado Trumpista vuelvan a surgir alegaciones, con acusaciones de fraude.
2) ¿Pero hubo o no hubo fraude electoral?
No parece. Hubo irregularidades, habituales en casi 160 millones de votantes, pero no fraudes que podrían haber alterado los resultados de la votación directa del Electorado. Sobre todo después que cincuenta y seis tribunales rechazaron las demandas de fraude por falta de pruebas. Hubo, incluso, jueces nombrados por Trump que, unánimemente, se negaron a tomar en serio tales denuncias.
3) Sin embargo, hay personas inteligentes y razonables que aseguran que sí hubo fraudes.…
Es cierto, pero no han presentado pruebas, sino conjeturas. Las “Declaraciones juradas” no son pruebas. He visto una foto de un camión que, supuestamente, contenía seis millones de boletas falsificadas. El camión tenía un color negro y un letrero que decía “Black Men Vote Org”. No creo que quien cometa un delito de esa naturaleza lo anuncie. Hasta la Corte Suprema, de mayoría conservadora, con tres jueces de 9 nombrados por Trump, rechazó esas denuncias por unanimidad. La votación unánime en la Corte Suprema equivale a “caso cerrado” y “tema juzgado”.
4) ¿Le han robado las elecciones a Donald Trump? Él insiste en que ha ganado las elecciones
Trump repite que él ganó con los “votos válidos” en el swing states o estados péndulos, llamados así por lo cambiante que son en cuanto a preferencia de partido, comparando una elección con la anterior. Trump quería que se eliminaran los votos por correo porque, supuestamente son “inválidos”. Es una absurda arbitrariedad. Porque al mismo tiempo, Trump no quiere que se eliminen votos en donde él ganó, como en Florida, donde hasta él mismo votó por correo. Los Estados, por ser miembros independientes de una República Federal imponen sus leyes electorales. El voto por correo es una de esas leyes.
5) ¿No es extraño que haya muchos más votos demócratas que republicanos por correo?
Es muy plausible. Los demócratas, por regla general, fueron mucho más prudentes que los republicanos en cuanto a evitar aglomeraciones. No olvidemos que estamos en época de pandemia. El propio presidente alentó la división entre los republicanos, comportándose como si no hubiera peligrosidad alguna por el COVID-19, y eso sucedía mientras los demócratas, como Biden, “se escondían en sótanos”. Ante esas disyuntivas, es lógico que los demócratas hayan votado mucho más por correo y no de manera presencial, evitando con ello hacer las demoradas colas de votantes que se hicieron evidentes el 3 de noviembre pasado, al ejercer el ciudadano su sagrado derecho de votar directo por el candidato de su preferencia en la elección presidencial.
6) ¿Qué pasará el 20 de enero?
El 20 de enero del 2021 no pasará nada extraordinario. Todo está previsto. Joe Biden y Kamala Harris, a partir del mediodía, como manda la Constitución, ocuparán la Casa Blanca. El pasado 14 diciembre ya todo eso se decidió. Ese día, los Electorales de cada Estado, como era su deber, votaron de acuerdo con los resultados que se obtuvieron en la elección directa del electorado votante, el pasado 3 de noviembre.
7) ¿Existe otro camino para que Trump permanezca en la Casa Blanca?
No lo creo. En 1804 se aprobó una “elección contingente” en casos de que hubiera un empate en el voto indirecto de los Electores. Pero no es lo que sucedió en el 2020. La fórmula demócrata, Biden-Harris, obtuvo 306 votos de los Electorales contra 232 de los republicanos Trump-Pence.
La fórmula Biden-Harris, además, obtuvo 81 millones de votos frente a los 74 millones que sacó la candidatura Trump-Pence. En todo caso, como la votación que realmente elige al presidente y el vice, es la indirecta, corresponde al Electorado seleccionar a los Electores de su partido que a nivel estatal, según los resultados de esa votación— irán Washington en calidad de Colegio Nacional de Electores a elegir –por votación indirecta– al Presidente y Vice de la nación.
Es digno señalar que el resultado de esta votación a nivel estatal — 306 vs. 232 a favor de los Demócratas– repitió la misma relación de votos con que ganaron los republicanos en la elección presidencial del 2016.
8) ¿Por qué Trump deja abierta la puerta de un eventual triunfo frente a Biden?
Hay varias razones. En primer lugar, entre sus seguidores Trump ha alimentado la idea de que ha sido víctima de un complot. No está dispuesto a desmentir esa falsedad, “ni aunque lo maten”. Es más, el 68% de los trumpistas la creen. Trump prefiere abandonar la Casa Blanca como víctima del “Estado profundo”, una de sus constantes supersticiones antes de ser derrotado por Biden. El complot fue inyectado en la Casa Blanca, por Steve Bannon, jefe de campaña de Trump y brillante inventor de teorías conspirativas. Tras el triunfo de Trump en el 2016, y antes que se convirtiera en una figura clave de la Casa Blanca, Bannon llevaba años de guía espiritual e ideológico de Donald Trump. Y en enero del 2018, el Presidente Trump lo cesanteó por “haber perdido la cabeza”.
En segundo lugar, hay una recaudación económica importante que le permitiría pagar las deudas que aún tiene pendiente de esta última campaña electoral. Además, quiere disponer de fondos para reinventarse como político, si los republicanos lo abandonen, pues está dispuesto a formar su propio partido político.
En tercer lugar, por lo que suele repetir -hasta el cansancio- su sobrina, la psicóloga Dra. Mary L. Trump: “porque su tío es fisiológicamente incapaz de perder frente a otro ser humano”.
9) ¿Y si no se va de la Casa Blanca?
Se irá. Ya Vladimir Putin y Mitch McConnel, el líder de la mayoría en el Senado, felicitaron a Biden. No lo hubieran hecho si supieran que Trump se iba a encadenar a la poltrona presidencial. Melania, su tercera esposa, según informa el Diario Sun Sentinel que andaba cerca de Miami, buscándole una buena escuela privada a Barron, el menor de los hijos de Trump. Y también, la hija y el yerno de Trump, ya compraron por 30 millones de dólares un gran terreno en una isla exclusiva de Miami Beach. Afirman, los que conocen de regulaciones, que holgadamente, en el lote comprado bien caben dos mansiones.
