
Una de las causas de problemas de salud y degradación de la calidad de vida en el siglo XXI es la mala alimentación. A diferencia de lo que ocurría generaciones atrás, cuando era difícil para las personas adquirir suficientes alimentos con suficiente contenido calórico y de nutrientes para sostener la vida, esto se debe a la forma en que se ha desarrollado la industria alimentaria. Es un resultado del progreso, y se requerirá progreso adicional para revertirlo.
La causa primaria es un fenómeno que también ha producido una mejor calidad de vida en la población: la explosión en los productos alimentarios procesados y empacados previamente a un bajo costo, y de un gusto y presentación muy atractivos. Esto es reforzado por las campañas publicitarias, la facilidad de acceso a los mismos y la uniformidad de calidad que presentan. Finalmente, la facilidad de consumirlos al reducir o eliminar cualquier paso de preparación por parte del usuario.
La industria alimentaria ha creado productos higiénicos, económicos y accesibles. Sin embargo, es necesario como sociedad también pensar en los nuevos problemas que se han ido desarrollando a causa de su prevalencia. En primer lugar, están los problemas asociados con la alta ingesta de azúcares y carbohidratos procesados, que aumentan la obesidad y los problemas de salud derivados. Adicionalmente, existe una desnutrición oculta, producto de que esta dieta no suple todos los elementos que se encuentran en los alimentos naturales.
A medida que pasa el tiempo, este proceso se continúa acentuando, y el interés de sostener su desarrollo continuo va en aumento. Hay que tomar acciones y abrir un debate para canalizar la evolución de la industria alimentaria hacia productos más saludables, y cuidar el acceso a los productos naturales, revirtiendo décadas de retroceso en este espacio.
Quiero compartirles la experiencia de la empresa en que participo (de rubro inmobiliario) de brindar meriendas saludables en el trabajo. La dieta de los trabajadores de la construcción es notoriamente desbalanceada, ya que requieren mucha energía y facilidad de ingesta, primando mucho los procesados (panes, frescos, churros, etc.). Hacer un mandato de venta para las cafeterías de vender frutas no sirve de mucho, ya que por perecederas y orgánicas se les hace más difícil el almacenaje y manejo de inventario.
Se tuvo que recurrir a una dotación directa de parte de la empresa. Se les garantiza una fruta diaria por persona, variándolas entre las tres que no requieren preparación adicional: mandarina, manzana y banano. Estas se compran en las cantidades requeridas y se reparten en lugares centrales para facilitar que todos las reciban. La dotación de agua potable abundante, accesible y gratuita es otro elemento. Esto reduce el consumo de bebidas procesadas para saciar la sed, reduciendo considerablemente la ingesta de azúcares superfluas. Con un costo moderado, tienen un beneficio importante en la calidad de vida y la salud de los trabajadores.
Esto no es suficiente. Necesitamos intervenir en las cafeterías para incentivar que haya más variedad y elementos naturales en la alimentación. Se debe exigir que las compras a cada proveedor incluyan un porcentaje cada vez mayor de variantes más saludables, con menos azúcares o menos procesamiento. Adicionalmente, incentivar los puestos de venta de frutas y verduras en el sitio, para garantizar que haya variedad de oferta.
Luego presentaremos los temas que se pueden debatir a nivel de opinión pública o legislación, para hacer mejoras en un tema que concierne a la salud y el bienestar de todos.