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Problemas de la economía mundial

Roldán Duarte

Tegucigalpa. – Las proyecciones de crecimiento económico dadas a conocer por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril de 2024, indican que aun cuando Estados Unidos creció un 2.5% el 2023, tendrá un mejor desempeño el 2024 porque crecerá en términos reales un 2.7%, mientras que en el 2025 el Producto Interno Bruto real (PIB constante) descenderá y se ubicará en un 1.9%, es decir, que experimentará una caída de 0.8 puntos porcentuales el próximo año.

A diferencia de la economía estadounidense, la producción japonesa según el FMI, después de mostrar un crecimiento del 1.9% el 2023, en el presenta año solamente crecerá un 0.9%, en tanto el 2025 registrará un PIB real de apenas el 1.0%, lo cual equivale a un estancamiento de la producción.

Esas proyecciones contrastan con el mejor comportamiento económico de China Popular, que en 2023 experimentó un crecimiento del 5.2%, pero que en los años venideros reducirá el impulso productivo y su crecimiento caerá al 4.6% el 2024, y la economía continuará decreciendo el 2025 hasta situarse en una tasa del 4.1%. Así, de acuerdo con las previsiones del FMI, tanto en Estados Unidos como en China la economía se contraerá un poco (0.8% y 0.5% respectivamente), mientras en el Japón se producirá una levísima mejora el 2025 respecto al presente año, de apenas 0.1 puntos porcentuales.

Para tratar de entender mejor esas dificultades de crecimiento, vale la pena examinar los problemas económicos que afrontan tanto Estados Unidos como el Japón, sin eludir los referentes a China Popular, donde la problemática más conocida es la relativa a su crisis inmobiliaria.

En el informe de las Perspectivas de la Economía Mundial publicado en abril de 2024 por el FMI, en lo que respecto a la economía estadounidense se indica que: “Los extraordinarios resultados recientes de Estados Unidos son sin duda admirables y un importante motor del crecimiento mundial; sin embargo, también evidencian marcados elementos de la demanda, como es una orientación fiscal que no se ajusta a la sostenibilidad fiscal a largo plazo (véase el Monitor Fiscal de abril de 2024). Esta situación aumenta los riesgos a corto plazo para el proceso de desinflación, así como los riesgos para la estabilidad fiscal y financiera a largo plazo de la economía mundial, ya que corre el riesgo de aumentar los costos de financiamiento a escala mundial. Algo tendrá que cambiar” (Introducción de WEO, abril de 2024).

En la introducción aludida también se plantea que: “La economía de China sufre las consecuencias de una desaceleración persistente de su sector inmobiliario. Los ciclos de auge y colapso del crédito nunca se resuelven con rapidez por sí solos, y este no es una excepción. La demanda interna seguirá apagada durante un tiempo, a menos que se corrija la causa subyacente con medidas y reformas sólidas. También preocupa la dinámica de la deuda, en especial si la crisis inmobiliaria se transforma en una crisis de las finanzas públicas nacionales. Con la demanda interna deprimida, los superávits externos podrían aumentar. El riesgo es que esta situación agrave más las tensiones comerciales en un contexto geopolítico ya de por sí tenso” (Ídem).

El documento del FMI señala que la influencia de Estados Unidos y China Popular “en la economía mundial está aumentando, y su peso en el crecimiento mundial será cada vez mayor en los próximos años” (Ídem); sin embargo, en el mismo también se indica que “aun cuando la inflación retroceda, las tasas de interés reales han aumentado, y la dinámica de la deuda soberana es ahora menos favorable, en particular, en los mercados emergentes altamente endeudados. Los países deberían poner su atención en reponer sus reservas fiscales. La credibilidad de las consolidaciones fiscales ayuda a reducir los costos de financiamiento y a mejorar la estabilidad financiera. Esto debería ser una prioridad en un mundo en el que los shocks negativos de oferta son más frecuentes y se necesitan más recursos fiscales para atender las necesidades de redes de protección social, adaptación al cambio climático, transformación digital, seguridad energética y defensa. Sin embargo, como se explica en el informe WEO de abril de 2023, esto nunca es fácil: las consolidaciones fiscales tienen más posibilidades de tener éxito cuando son creíbles y cuando se implementan en momentos en que la economía está creciendo, y no cuando los mercados dictan las condiciones” (Ídem).

A inicios de mayo del año en curso, el Directorio Ejecutivo del FMI concluyó la consulta del Artículo IV con Japón, lo cual “también incluyó una discusión sobre los hallazgos del ejercicio del Programa de Evaluación del Sector Financiero (PESF) para Japón” (Comunicado de Prensa N° 24/156, 13/05/2024).

En el correspondiente comunicado publicado por el FMI, se afirma que: “Si bien las exportaciones de bienes y servicios han superado el pico previo a la pandemia, el consumo privado y la inversión se mantienen por debajo. La inflación general ha estado por encima del dos por ciento (interanual) desde abril de 2022. Las medidas de la inflación subyacente muestran que la inflación actual por encima del objetivo es generalizada en todos los productos y servicios por primera vez en tres décadas. La transmisión de la inflación a los salarios ha comenzado a acelerarse” (Ídem).

En el comunicado del FMI también se establece que: “Para el crecimiento, los riesgos a la baja incluyen una desaceleración de la economía global, una fragmentación geoeconómica cada vez más profunda y precios más volátiles de los alimentos y la energía. En el plano interno, los principales riesgos a la baja son un consumo débil relacionado con un crecimiento negativo de los salarios reales, una escasez de mano de obra más aguda que podría limitar la actividad y un retorno a un entorno de inflación cero.

En el comunicado aludido “los directores ejecutivos del Fondo enfatizaron la necesidad de una firme implementación de políticas frente al desafío a largo plazo del bajo crecimiento de la productividad debido al envejecimiento de la población y la rigidez del mercado laboral. El envejecimiento y la disminución de la población seguirán siendo un importante desafío macroeconómico a mediano y largo plazo” (Comunicado de Prensa N° 24/156, 13/05/2024).

De todo lo anterior se puede concluir, que mientras el crecimiento económico está disminuyendo en Estados Unidos y China Popular, en el Japón el mismo está estancado, lo cual no es conveniente para las economías menos desarrolladas como las Centroamericanas. Lo bueno es que en todas partes del orbe la inflación está disminuyendo, produciendo una mejora el poder adquisitivo de la población. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los problemas de la deuda que aquejan tanto a Estados Unidos como al Japón, en un panorama financiero caracterizado por elevadas tasas de interés, pueden terminar agravando la situación fiscal a nivel mundial, lo cual se traduciría en problemas para todos los países con medianas o elevadas deudas.

Resumiendo, la economía mundial no está completamente sana y sigue generando dificultades.

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