Tegucigalpa, Honduras. Guaidó, Milei y Bukele’s Honduras Version. Esperamos que nuestros influenciables candidatos no se encuentren con influenciables votantes.
Las redes sociales son el nuevo “búnker” de los partidos políticos. Propuestas, mensajes de campaña, críticas a sus adversarios/as, todo se mueve a través de estos espacios virtuales que se han convertido en la principal fuente de consulta y actualización de los medios de comunicación, llevándonos a pensar -en muchas ocasiones- que quienes pierden en esos sondeos correrán la misma “suerte” en las elecciones reales. En fin, las trampas de la virtualidad.
La contienda arrancó y los precandidatos se quiebran la cabeza rebuscándose (o, más bien, copiando) sus discursos de campaña.
Ningún mensaje es demasiado descabellado si cumple con el impacto o shock social como para sacudir la disonancia cognitiva del electorado.
Y como es más fácil copiar que crear, nuevamente comenzamos a ver señales en los precandidatos hondureños que piensan que imitando fórmulas extranjeras se convertirán en los favoritos de las personas votantes.
A inicios de semana, nos despertamos con un nuevo lanzamiento con mensajes al estilo del actual presidente argentino Javier Milei, con su retórico, retador y descarado lenguaje mandando al carajo los convencionalismos. “¡Que se vayan a la m… los políticos! Cambiemos (acompañado de un emoji que resaltaba el dedo de en medio)”, muy parecido a las “ZDM” del mandatario argentino.
Es la “propuesta” que causó curiosidad entre algunos capitalinos y medios de comunicación, que retrataron el mensaje en puentes y tramos carreteros.
Y como el descontento del pueblo con quienes nos han gobernado a lo largo de la historia es tanto, muchos internautas no tardaron en manifestar su aprobación para el atípico mensaje.
Posteriormente, nos anunciaron el autor de dicha campaña, a través de una nueva candidatura de la mano de un exmilitante del Partido Nacional, Mario Rivera Callejas, mejor conocido como “Chano” Rivera, quien promete una “revolución electoral”, y ya hay quienes lo llaman “El Miley hondureño”.
Reducir la edad punible a 12 años y tener “licencia para matar” son dos de los ejes temáticos que ha compartido, refiriendo ejemplos de la política de seguridad implementada en El Salvador y de los recientes acontecimientos de Ecuador, y haciendo alarde de un radicalismo infundado.
El copy-paste no es nuevo en las campañas políticas nacionales, en el pasado proceso electoral también teníamos al “Bukele hondureño”, en ese entonces candidato a la alcaldía capitalina, David Chávez, quien copiaba hasta el estilo en el que el presidente salvadoreño usa su gorra. Pero, más allá de las formas, hay quienes quieren imitar el fondo sin tener todo el contexto de que implementar una política de seguridad “no es soplar y hacer botellas”, como bien lo dijo el mismo Bukele luego del estado de emergencia por la crisis de inseguridad en Ecuador. Ahora tenemos una Honduras imitando y prolongando estados de excepción sin resultados, y prometiendo una nueva cárcel de máxima seguridad.
Por otro lado, cierto sector de la oposición correrá la misma suerte de Guaidó si continúan replicando gastadas críticas que hablan de dictaduras come niños y quita casas, porque para ellos la igualdad y equidad son más ficticias que House of the Dragon.
También tenemos a la candidata de la flor, que a través de una comunicación visual ha marcado tendencia y territorio en redes sociales, unificando a sus adeptos bajo este símbolo al puro estilo coquette, acompañado del complemento “Rixi’s Version”, moda en alusión a la cantante estadounidense Taylor Swift, ¡qué trendy nuestra clase política!
La práctica hace al maestro, y es precisamente esa práctica la que nos ha llevado a apoyar a políticos espanta gente, que son la causa del aumento exorbitante de flujos migratorios irregulares de un Continente hundido en la pobreza.
Pues bien, al carajo los viejos estatutos de los partidos políticos, lo de hoy son movimientos proselitistas radicados en redes sociales y con candidatos más “coquette”.
Mientras, tendremos flores de jamaica para rato, obscenidades como “ZDM”, falsas narrativas anticorrupción y promesas de cambio que lo único que provocan son bostezos.
Y es que mensajes sin propuestas, los jingles desesperados y los estribillos pegajosos han sido el denominado común en la política hondureña, entonces, ¿para qué costurar lo que no está roto? A menos que el electorado “rompa” esa tendencia.