Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Agencias) – La basura que proviene de Guatemala a través del río Motagua, es un problema que no ve salida en la costa caribeña de Honduras que sufre el impacto medioambiental y cuyo daño ya son irreversibles.
– Mientras Omoa y otros siete municipios del caribe de Honduras ven crecer los riesgos de la contaminación ambiental, la Academia Sueca recalca la importancia de volver los ojos a la Tierra y reconoce con el Nobel de Física a estudiosos de los sistemas complejos y del clima.
La playa de Omoa en el departamento de Cortés, es inundada constantemente por toneladas de basura. Esta contaminación que arrastra el río Motagua se registra desde hace décadas y hasta la fecha no hay respuesta efectiva por parte de las autoridades guatemaltecas ni de las hondureñas.
Organizaciones ambientales y autoridades locales, así como representaciones del Ejecutivo han reconocido la catástrofe, pero sus acciones solo han sido paliativos o denuncias. Evidentemente el daño ambiental cada vez es más profundo y poco o nada se hace para detenerlo.
Coalición de alcaldes denuncian a Guatemala
El alcalde de Omoa, Ricardo Alvarado, adelantó a Proceso Digital que los alcaldes que bañan la costa caribeña de Honduras actuarán contra el gobierno de Guatemala ante la contaminación que arrastra el río Motagua.
Detalló que los ediles de Trujillo, Tela, La Ceiba, Omoa, Puerto Cortés, Guanaja, Útila y Puerto Barrios analizan la forma de interponer la denuncia internacional, – “hay abogados costarricenses que han hecho algunas propuestas, ya no podemos esperar más”, arguyó.
Sostuvo que este año ha sido una gran cantidad de basura la que ha arrastrado el río Motagua y que cada vez es más visible, superior a los efectos nocivos del cercano pasado.
Señaló que preocupa que esta situación empeora década tras década, año con año, – “es un problema que nunca acabará, parece que no hay solución o no hay voluntad de parte de las autoridades de Guatemala”, arguyó.
Indicó que solo el que vive en la zona sabe cómo se gastan los recursos, como se está padeciendo el mal y como se exponen a la profunda contaminación ambiental los pobladores y el mar con su entorno.
Toneladas de basura
Actualmente en Omoa y sus alrededores trabajan 30 personas asignadas por el Ejecutivo a través de la secretaría de MiAmbiente para limpiar las playas y recoger la basura que en su mayoría son plásticos y deshechos médicos altamente contaminantes. Pero su trabajo es apenas un paliativo que no logra contener en nada la cantidad de deshechos que siguen llegando.
“Buscamos darle buena cara al municipio pese a las dificultades que afrontamos con la basura y la contaminación”, arguyó.
Indicó que en estos últimos días se han recolectado hasta 200 toneladas de desechos.
Lamentó que Omoa no cuenta con un relleno sanitario por lo que la contaminación la quitan de un lado para colocarla en otro, el botadero es a cielo abierto y ya está por colapsar.
Arrecifes coralinos
A poco más de 120 kilómetros al noreste de Omoa se encuentra Islas de la Bahía, la joya del caribe hondureño, en ella se encuentra la segunda barrera de coral más extensa del mundo, y los daños por la contaminación ya son significativos.
“Hay todo un corredor de arrecifes coralinos en esa zona, los arrecifes son tan delicados que incluso olores fuertes pueden dañarlos”, argumentó el ambientalista Junior Madrid, quien junto a otros de sus colegas de la zona realizan los trabajos que pueden para evitar que esa basura toque los corales.
Hace cerca de cinco años, en 2017, la fotógrafa estadounidense Caroline Power fotografió una «islas de basura” en el atlántico hondureño, producto de los deshechos que trae el río Motagua, desde Guatemala: Esa enorme masa de plásticos ha recibido una impresionante cantidad de deshechos desde entonces lo que hace estimar que su tamaño crece ineludiblemente, sin que los responsables tomen acciones concretas, más allá de los discursos bilaterales.
“El desastre ecológico que ocurre en el atlántico hondureño trasciende al escenario mundial, son deshechos que terminan en mar abierto y que posteriormente forman islas de plástico debido a las corrientes marítimas”, arguyó el ambientalista Madrid.
Especies marinas también en peligro
Ely Augustinus, directora ejecutiva de Bay Islands Conservation Association, capítulo Útila, dijo a Proceso Digital que el plástico que recorre el mar producto del arrastre de los ríos también afecta a las especies marinas.
Indicó que ellos realizan labores de limpieza en playas todos los días para evitar que el mar siga contaminándose. Detalló que clasifican la basura para poder contabilizar las marcas que son las que más contaminan.
Señaló que la municipalidad de Útila, un hermoso paisaje enclavado en el atlántico como parte de las Islas de la Bahía, carece de una unidad especializada pero los ambientalistas de su organización hacen el trabajo para mantener limpias las playas porque hay tortugas y, esa basura les interrumpe su recorrido.
“El problema con el plástico es que se convierte en microplástico y eso se lo comen los peces y otras especies marinas y provocan daños en ellos también”, argumentó.
Guatemala y Honduras en sus interminables reuniones
Guatemala anunció una nueva reunión bilateral con Honduras para buscar soluciones a la contaminación del río Motagua, que recorre 14 de los 22 departamentos del país y cuya basura llega hasta las costas hondureñas.
El viceministro guatemalteco de Ambiente, Ángel Lavarreda, explicó en una rueda de prensa que el encuentro se celebrará en Guatemala y que solo están a la espera de que Honduras les envíe la agenda de trabajo que discutirán para el cónclave, este octubre, aunque no determinó la fecha.
Lavarreda comentó que desde hace un año se instaló una mesa técnica bilateral para buscar soluciones integrales a la contaminación en las fuentes hídricas, sobre todo del río Motagua, a través del Reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos que se puso en marcha hace dos meses. Ese mecanismo hasta el momento no ha tenido logro tangible alguno porque la basura, por el contrario, llega en mayores cantidades a las costas de Honduras.
El Mundo vuelve su mirada al calentamiento global
La tragedia ambiental es brutal, pero Honduras ve con disimulo como su costa y mar Caribe se contaminan cada vez más, el arrecife coralino más grande del mundo se pone en riesgo y una isla de plástico toma mayor forma en el entorno.
Otras tragedias ambientales también ocurren en sus bosques que son explorados irracionalmente en regiones como Olancho y toda la región de La Mosquitia hondureña donde conviven cuatro etnias originarias. Allí está ubicada la biosfera del río Plátano, patrimonio mundial de la humanidad declarada así por la UNESCO y que ahora es vulnerada por la construcción de una carretera que lacera hasta el núcleo de sus bosques más espesos. La obra no tiene permisos ambientales ni es controlada por autoridades, pero pocas acciones concretas se han hecho para salvaguardar ese tesoro verde.
Igual ocurre en otras franjas del país donde la minería, los cultivos inapropiados y extensivos son muchos y dispersos.
Los fenómenos naturales encuentran en Honduras una tierra vulnerable y débil y cíclicamente dejan sus huellas mortales, como recién pasó en 2020, cuando los meteoros Eta e Iota, devastaron gran parte del territorio, especialmente el noroccidente, donde comunidades enteras fueron semidestruidas y un año después no logran levantarse.
La paradoja
Este panorama en Honduras ocurre cuando el mundo de la ciencia vuelve a remarcar la trascendencia de volver los ojos a la Tierra para intentar salvarla.
La Academia Sueca ha destacado aSyukuro Manabe, Klaus Hasselmann y Giorgio Parisi distinguidos este martes con el Premio Nobel de Física 2021.
Esta presea valora los nuevos métodos para describir sistemas complejos y predecir a largo plazo su comportamiento, el más sensible e importante para la humanidad, el clima de la tierra.
En la rueda de prensa para presentar el galardón, el presidente del Comité Nobel de Física, Thors Hans Hansson, indicó que “Los descubrimientos reconocidos este año demuestran que nuestros conocimientos sobre el clima se apoyan en una sólida base científica, basada en un riguroso análisis de las observaciones”.
“Manabe y Hasselmann han sido galardonados juntamente con una mitad del Nobel «por el modelado físico del clima de la Tierra, cuantificando la variabilidad y prediciendo de manera confiable el calentamiento global”, apostilló.
El japonés Manabe, de 90 años, demostró cómo el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera conduce a un aumento de las temperaturas en la superficie de la Tierra.
la década de 1960 dirigió el desarrollo de modelos físicos del clima terrestre y fue la primera persona en explorar la interacción entre el balance de radiación y el transporte vertical de masas de aire.
Su trabajo sentó las bases para el desarrollo de modelos climáticos actuales.
EL alemán Hasselmann, de 89 años, creó aproximadamente diez años después un modelo que vincula el tiempo y el clima, respondiendo así a la pregunta de por qué los modelos climáticos pueden ser fiables a pesar de que el tiempo es cambiante y caótico.
También desarrolló métodos para identificar señales específicas, como huellas dactilares, que tanto los fenómenos naturales como las actividades humanas imprimen en el clima.
Sus métodos se han utilizado para demostrar que el aumento de temperatura en la atmósfera se debe a las emisiones humanas de dióxido de carbono. (PD)