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Nuevo Gobierno de Honduras heredará crecimiento moderado, deuda millonaria y alta pobreza

Tegucigalpa- El próximo presidente de Honduras, que será elegido el domingo, recibirá una economía de crecimiento moderado, con una inflación cercana al 5 %, fuerte dependencia de remesas e inversión extranjera y una deuda pública que supera los 18.000 millones de dólares, en un país con alta pobreza y escaso empleo formal.

La economía hondureña cerraría 2025 con un crecimiento entre 3,5 % y 4 % del producto interno bruto (PIB), impulsada en gran parte por el sector financiero, cuyo dinamismo genera poco empleo directo, lo que impide que amplios sectores de la población perciban mejoras en su vida cotidiana, según el Banco Central de Honduras.

Además la inflación se mantiene contenida, en parte por el subsidio a los combustibles y la energía, aunque afecta con mayor intensidad a los hogares de menores ingresos, en un país donde más del 60 % de la población vive en condiciones de pobreza.

El gerente de Política Económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Santiago Herrera, dijo a EFE que Honduras necesita un crecimiento sostenido superior al 6 % para generar beneficios tangibles.

«Seguir creciendo a una tasa promedio de 3,5 % es bueno, porque demuestra la resiliencia de la economía hondureña, pero no es suficiente, porque el beneficio para la familia hondureña no se percibe todavía», enfatizó.

Herrera advirtió que el próximo gobierno enfrentará desafíos estructurales en empleo, energía, seguridad jurídica y competitividad, y destacó la urgencia de «generar confianza, respetar la ley y convocar a los actores sociales para definir las primeras acciones».

También alertó sobre problemas de seguridad jurídica, como invasiones de tierras que afectan cultivos de exportación, y sobre un suministro energético crítico, con un déficit superior a 200 megavatios, pérdidas del 36 % y alta dependencia de generación térmica.

«El gobierno por sí mismo no tiene capacidad para invertir ni en generación ni en transmisión», afirmó, y pidió sanear las finanzas de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y pagar a tiempo a los generadores privados.

Remesas, la principal fuente de divisas

El país centroamericano depende en gran medida de las remesas familiares, que hasta octubre sumaron más de 10.000 millones de dólares y representan cerca del 27 % del PIB, superando ampliamente los ingresos por exportaciones.

Herrera calificó esta situación de «insostenible» y propuso priorizar educación, salud preventiva y formación alineada con el sector productivo, incluida la innovación tecnológica para crear empleo formal y frenar la emigración.

En contraste, la inversión extranjera directa permanece moderada (500,4 millones de dólares al segundo trimestre), afectada por la incertidumbre global y factores internos como la infraestructura y la seguridad jurídica.

A eso se suma un mercado laboral con altos niveles de informalidad y subempleo, con más de dos millones de personas con problemas de empleo, de las cuales el 44 % son mujeres, según cifras del sector privado.

Alto endeudamiento

En el frente fiscal, el país afronta una deuda pública que, según informes recientes, superará los 18.000 millones de dólares al cierre del ejercicio, lo que restringe el espacio para inversión pública y obliga a priorizar el servicio de la deuda frente a partidas sociales y de infraestructura.

El economista Ismael Zepeda señaló a EFE que, más allá del volumen de la deuda, Honduras arrastra un sistema tributario regresivo que grava en mayor medida a los sectores de menores ingresos, y criticó la falta de una estrategia real de desendeudamiento, pese a intentos de un reperfilamiento con organismos multilaterales y emisión de bonos soberanos.

Zepeda advirtió que, si persiste el ritmo de endeudamiento sin cambios en la gestión pública, el nuevo gobierno contará con un espacio fiscal limitado para priorizar proyectos que impulsen el crecimiento y la productividad.

Los principales candidatos a suceder a la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, son Rixi Moncada, del oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda), y los conservadores Salvador Nasralla, del Partido Liberal, y Nasry Asfura, del Partido Nacional, que presentan agendas económicas con enfoques distintos sobre cómo abordar los complejos desafíos.

Moncada propone un estado activo para corregir fallas de mercado y reducir desigualdades, bajo el concepto de «democratización de la economía», con créditos a baja tasa, política industrial verde, inversión en ciencia y tecnología y reformas para fomentar la competencia.

Nasralla, por su parte, centra su agenda en atraer inversión y generar empleo, combatir la corrupción, reducir la burocracia, modernizar infraestructuras y apoyar a los pequeños y medianos empresarios para aumentar la competitividad y crear empleo formal.

Y Asfura -que recibió esta semana el espaldarazo del presidente estadounidense, Donald Trump, para frenar el «avance comunista»- apuesta por la estabilidad fiscal, empleo e infraestructura productiva, fortalecer el sector agropecuario, mejorar la conectividad y priorizar proyectos con impacto inmediato en la economía local. EFE/ir

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