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«Narco Cultura» pone al narcocorrido en el punto de mira

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Los Ángeles (EEUU) – El fotoperiodista israelí Shaul Schwarz está convencido de que el fenómeno del narcocorrido es la punta del iceberg de una nueva forma de entender la vida, y también la muerte, que traspasa fronteras y cuya esencia ha tratado de capturar en el nuevo documental «Narco Cultura».
 

La cinta, que se estrena el 8 de noviembre en EE.UU., sigue los pasos en Los Ángeles de un autor de narcocorridos Edgar Quintero, líder de la banda Buknas de Culiacán, y de un policía de Ciudad Juárez Richi Soto, en su día a día investigando los sanguinarios asesinatos que después se convertirán en canción.

«Es una cultura en alza. Es un hecho que hay una nueva generación que ve a estos tipos (a los narcotraficantes) como una especie de Robin Hood», explicó a Efe Schwarz, quien insiste en que esto va más allá de una moda pasajera.

«Está en las películas, en la ropa, en el dialecto, está en todo. Las familias en Juárez no eligen tener una escena del crimen delante de su casa. Cultura es lo que te rodea, las canciones forman parte de eso», comentó.

«Narco Cultura» se rodó a lo largo de dos años entre México y Estados Unidos, un período en el que Schwarz y su equipo vieron de cerca la violencia y recogieron testimonios de traficantes, admiradores de los narco y los artistas que, como trovadores del siglo XXI, convierten en hazañas las matanzas y en héroes a los villanos.

«A toda la gente la gustan las historias de los que viven al margen de la ley, desde Tony Soprano a ‘The Godfather’. Si te fijas en lo que está pasando en México te das cuenta de que los tipos malos están ganando la batalla y algunos niños los mitifican. Sueñan con el siguiente ‘Chapo’ Guzmán», añadió Schwarz.

Según datos de las autoridades mexicanas, en 2012 fueron asesinadas casi 12.400 personas por motivos relacionados con el tráfico de drogas, un 0,9 % más que un año antes.

El cineasta desea que su filme sirva para que los consumidores de narcocorridos se miren en el espejo y reflexionen sobre las consecuencias de idolatrar a delincuentes, aunque es consciente de que para muchos jóvenes cuyo futuro es poco alentador, la imagen de éxito del narcotraficante es atractiva.

Schwarz rechazó que su documental contribuya a alimentar el culto al narco al poner cara y voz a este fenómeno social.

«Si no hablamos de ello ¿eso es algo bueno?», se preguntó el realizador, para quien es mejor que se genere debate al respecto en vez de ignorarlo como si no existiera.

La grabación de «Narco Cultura» no estuvo exenta de amenazas. El equipo de filmación fue seguido mientras circulaba por Juárez hasta el punto de que llegó a asustarse, según confesó el director, que intentó minimizar los riesgos.

«Pienso que no he puesto a nadie en peligro», indicó.

Schwarz aseguró que no se dejó nada en el tintero por contar, que mostró lo que quería enseñar sin más censura que la suya propia y únicamente permitió que Quintero y Soto opinaran sobre el corte final del largometraje por motivos de seguridad.

«Creo que hicimos un trabajo equilibrado, no fuimos a hacer un reportaje de investigación sobre quién mató a quién. Me matarían si lo hiciera. No soy supermán y tampoco era lo que pretendía. No sé si a todo el mundo le gustará lo que he hecho», manifestó.

Schwarz no espera represalias pero tampoco las tiene todas consigo y declara que va a «tener cuidado» ahora que el documental se expone al gran público.

«No tengo planes de ir por Juárez o Culiacán con mi cámara la próxima semana», afirmó.
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