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Muchos brasileños olvidan protestas y se unen a los hinchas de México y Japón

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Belo Horizonte (Brasil) – Un significativo número de brasileños en Belo Horizonte dejó de lado las manifestaciones programadas para hoy en esa sede de la Copa Confederaciones y se unió a la fiesta de mexicanos y japoneses previa al partido de cierre del Grupo A en el estadio Mineirao.
 

Los aficionados brasileños, en su mayoría con camisetas de la Canarinha y de los equipos Cruzeiro y Atlético Mineiro, los dos principales de Belo Horizonte, se animaron a la integración que mexicanos y japoneses hacían en las afueras del estadio.

Muchos de los brasileños llegaron con sombreros y grandes bigotes postizos mexicanos o con balacas de samurái nipón, para marcar sus preferencias por uno u otro equipo.

Igualmente la bandera verdeamarela se mezcló con las de Japón y México en un ambiente de fiesta futbolera y que por tratarse de un partido entre selecciones eliminadas dejó de lado cualquier rivalidad extradeportiva entre los hinchas.

El río ‘verdeamarillo’ fluyó en las afueras del estadio, fuertemente custodiado por agentes, helicópteros y patrullas de los organismos de seguridad, pero la verdadera fiesta la hacían los seguidores del Tri, muchos disfrazados de chapulines, charritos, luchadores y personajes de la serie «El Chavo del Ocho».

Entre abrazos, cervezas, poses para fotografías y gritos de «viva México», la hinchada del Tri marcó un amistoso territorio junto a brasileños y japoneses, que más callados, pero en gran número, también participaban de la fiesta en las afueras del imponente y remodelado Mineirao.

A pocos kilómetros, una marcha pacífica, de acuerdo con el reporte de las autoridades, avanzaba con la intención de llegar al estadio y pronunciarse contra la clase política brasileña, como viene sucediendo día a día en varios lugares del país, en algunos casos con enfrentamientos y violencia.

La marcha convocada por los movimientos sociales para hoy en el centro de la ciudad, según apuntaron a Efe portavoces de la Policía Militarizada del estado de Minas Gerais, del que Belo Horizonte es su capital, concentró, en su comienzo, unas 6.000 personas y en el camino al Mineirao otras 10.000 se sumaron.

Sin embargo, la Policía Militarizada y la Guarda Civil de Belo Horizonte, con el apoyo de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo de elite integrado por policías, con el apoyo del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, cercaron las proximidades del estadio para evitar que la marcha llegara a las instalaciones deportivas.

«No tuvimos ningún problema, todo está bonito y tranquilo y nos sentimos en un verdadero clima de seguridad», contó a Efe el empresario mexicano Jesús López, quien viajó desde su país con su familia para acompañar al Tri en la Copa Confederaciones.

Brasil vive una ola de protestas sociales en más de 100 ciudades, con la participación en las calles de un millón de personas según las previsiones, que comenzaron hace una semana en Sao Paulo por el alza de la tarifa de los autobuses del servicio público urbano.


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