“La enfermedad no es un lujo por el que se deba pagar, ni una ofensa que debe ser penalizada, sino un infortunio cuyo costo debe ser compartido por la comunidad.”
Aneurin Bevan, líder en la aprobación del NHS, 1946
Un modelo de seguridad social bastante efectivo y estudiado es el británico. Este tiene 2 componentes principales: El Seguro Nacional (que incluye pensiones y otras transferencias), y el Servicio Nacional de Salud (Que unifica toda la salud pública). Ambos sistemas son de pagador único, es decir, se financian a través de contribuciones públicas, y no pagos o aportes individuales. Esto es diferente al sistema alemán, donde la contribución y manejo de los fondos es descentralizado.
El Sistema del seguro nacional (National Insurance) recibió su forma inicial en 1911, primariamente para las pensiones de vejez. Este se fue expandiendo para incluir desempleo, invalidez y apoyo a dependiente. Para 1946 ya el sistema completo estaba operativo legalmente. La recaudación se hace a través de los impuestos, pero con una preasignación que no forma parte del presupuesto general- por lo que la entrada de recursos es automática.
Los excedentes de este fondo son utilizados para financiar deuda pública por vía de bonos especiales redimibles de inmediato. Esto permite mantener una reserva inactiva baja, buenos retornos para el fondo, mejora la salud financiera del estado, y evita los riesgos de ineficiencias o corrupción producto de inversiones discrecionales.
Las contribuciones y elegibilidad de beneficios se van modificando con el paso del tiempo. La demografía y la economía van cambiando, requiriendo o permitiendo cambios en las edades de retiro, porcentaje de contribución, beneficios de desempleo, y otros. El fondo es diseñado para ser sostenible y su forma de manejo es absolutamente pública, lo cual permite un debate informado y modificaciones profesionales y claras.
Este sistema de contribuciones alimenta también el Servicio Nacional de Salud (National Health Service NHS). Este representa la contribución británica más importante a los modelos de seguridad social. Desde que fue concebido durante la segunda guerra mundial e implementado 1948, se regía por 3 principios principales: incluir las necesidades de salud de toda la población, gratuito para el usuario, y basado en necesidades médicas (no capacidad de pago). Desde su inicio fue un éxito rotundo, excluyendo a la pobreza como causa de tener de servicio marginal.
El sistema, aun siendo social, tiene bastante flexibilidad y posibilidad de participación para los privados. Las clínicas de práctica general son propiedad de sus médicos, que reciben pago por reembolso similar al de las aseguradoras. Aun para los hospitales, no todos son manejados de forma centralizada, sino que muchos de ellos tienen un manejo autónomo, y hasta hay convenios de servicio con hospitales privados.
Las juntas de dirección son apolíticas y nombradas bajo un esquema técnico, la administración es profesional y permanente, y la prestación del servicio es de forma uniforme a nivel nacional. Con estas condiciones se logra el beneficio social de instituciones públicas fuertes sin el despilfarro e ineficiencia que produce la politización. Este esquema ha servido de base y modelo para otros países. El sistema único de salud de Brasil (1990) está basado en los mismos principios.
En nuestro modelo coexiste un sistema público completamente centralizado y con opacidad de manejo (Secretaría de Salud, una versión limitada del británico), con un sistema contributivo obrero-patronal (como es el IHSS, basado en el alemán- pero con grandes deficiencias) sin representación efectiva de los contribuyentes, y un sistema privado de considerable tamaño al cual se acogen los sectores sociales que podrían liderar reformas en los otros.
Conviene a la sociedad estudiar el origen y sustancia de los diferentes modelos, tanto para hacer reformas y exigir resultados a los sistemas actuales, como para construir algo mejor a futuro.