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Mis crónicas en la emisora HRN, me ha inculcado la importancia de la radio y mis años de polio con un transistor a mi lado

Por Alberto García Marrder, desde Madrid
Para Proceso Digital, La Tribuna y El País de Honduras

La reciente guerra entre Israel e Irán, ha sido un motivo para reanudar mi vinculación con la radio, que tanto extrañaba.

El prestigioso locutor-periodista Cristian Morazán, de la “Voz de Honduras”,  me había pedido que les ayudara a cubrir, informativamente, ese conflicto del Medio Oriente, que conozco muy bien, a pesar de las ocho horas de diferencia horaria de Madrid y Tegucigalpa.

Sin texto escrito, he entrado en directo a esa radio, con una mala voz de locutor, pero si de un buen periodista que sabe lo que habla -a pesar de estar jubilado.

Y  para mi sorpresa, me han escuchado primos en Texas, con los que había perdido contacto, y hasta ex novias. Esa es la joya de la radio. Donde no hay internet, existe la radio y si no hay electricidad, con radio de simples baterías.

En el reciente apagón en España de casi once horas, acudimos a la radio de batería para saber lo que pasaba en Madrid y en el mundo.

Cuando tenía trece años en San Pedro Sula (Honduras) y estaba enfermo de polio, me despertaba a las seis de la mañana para escuchar “Diario Matutino”, en mi transistor de onda corta y precisamente de HRN.

Sin pensar entonces que muchos años después, estaría abriendo en directo, y desde Madrid, un noticiero de HRN. Como si estuviera en Tel Aviv o en Teherán.

En mis 40 años de corresponsal extranjero para una agencia española de noticias (EFE), he dado centenares de crónicas radiales desde lugares como Belfast, Londres, Praga, Islas Malvinas, La Habana, Panamá, Miami o Nueva York, donde dirigí un noticiero de radio en español de las agencias UPI-EFE.

Entonces, yo preparaba los boletines de radio y era el locutor en una cabina quien los leía con una voz maravillosa. Era el argentino-español, Franco Ferrari, que en paz descanse, un buen profesional y amigo entrañable.

La BBC de Londres.

Y con un orgullo mal disimulado, recuerdo las seis horas de una madrugada en 1984, cuando fui analista en la radio BBC de Londres de unas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Tanto en inglés como español.

Y daba entonces la casualidad que fue reelegido el presidente Ronald Reagan, a quien acababa de entrevistar para la Agencia EFE en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington. Entonces, era  director de la oficina de EFE en esa capital. Antes de serlo en la de Londres.

En Washington me enseñó el periodismo de radio el prestigioso periodista hondureño Jacobo Goldstein, entonces corresponsal en la Casa Blanca de la cadena CNN y también a quitarme el miedo a la televisión.

Sigo insistiendo en la importancia de la radio, especialmente en las zonas rurales donde no llega la internet.

Y en España, donde vivo jubilado (teóricamente), y donde hay internet, el periodista más escuchado diariamente es de la radio. Es Carlos Alsina, de ONDA CERO, que le gana en audiencia a cualquiera de la televisión.

La radio de batería se escucha en todas partes.

No dejo de recordar mis años juveniles, cuando después de la polio, aprovechaba las horas libres que me dejaba el colegio para ir con mi bicicleta a presenciar en vivo los programas de las emisoras locales, como la HRQ y la HRP-1.

Entonces, admiraba a los locutores y miraba al micrófono como una varita mágica. Y nunca me imaginé, que muchos años después sería un corresponsal de teletipo…..y hasta de radio.  

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