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Mi solidaridad con garabato’s en tiempos de vacas flacas

Oscar Flores

De esto, hace dieciocho años. En Diario Deportivo Diez no teníamos caricaturista, así que solicitamos candidatos para cubrir la plaza. A la oficina de San Padre Sula llegó un muchacho delgado, de anteojos y de visible buen humor que puso sobre la mesa algunos de sus dibujos.

Me llamó la atención su nombre artístico: Garabato´s.

Cuando Luis Barahona (su verdadero nombre), se marchó al concluir la entrevista de trabajo, el director de Diez, Luis Fuentes, quedó con algunas dudas. “Está muy joven y no es muy conocido”, me dijo. Entre mis argumentos para convencerlo estaban el de que todos, en algún momento, somos desconocidos; y que se le veía potencial.

Con Garabato´s sentí buen “feeling”.

“Allí lo dejo a usted encargado de la decisión”, me dijo el director. Y así fue como Garabato´s se convirtió en el caricaturista de DIEZ.

Entre 2007 a la fecha, Garabato´s ha evolucionado de una manera increíble. Es, sin ninguna duda, y a pesar de su edad (38), uno de los artistas más conocidos y respetados del país. Sin embargo, aún conserva ese espíritu de niño con el que lo conocí. Puedo atestiguar que no se le ha subido a la cabeza eso que llaman éxito.

Durante el gobierno de Juan Orlando Hernández, la fama de Garabato´s se multiplicó gracias a sus críticas (sin ser panfletario, irrespetuoso o vulgar) en contra del gobierno; entre sus admiradores se encontraban los que hoy están casualmente están en el poder.

Hace menos de cuatro años, los dirigentes de Libre aplaudían sus caricaturas y las compartían en sus redes sociales. Creían, equivocadamente, que era “uno de los suyos”. Porque resulta que Garabato´s, pertenece al arte, no a la política vernácula.

Del lado del gobierno nacionalista, que yo recuerde, nunca hubo un reclamo en contra de Garabato´s o una amenaza velada. Él es el más indicado para aclararlo.

Al parecer, en la época del abogado Juan Orlando había mejor sentido del humor y mayores límites de tolerancia que la administración del socialismo “democrático”.

Siempre les he dicho a mis amigos caricaturistas —además de Luis Barahona, a Allan McDonald, Sergio Chiuz, Doumont y el recordado Napoleón Ham— cuánto admiro su trabajo, pues, con unos pocos trazos y en pocas palabras (o sin ellas), resumen la situación del país, nos dicen mucho, nos hacen reír y nos ponen a pensar.

El reciente ataque del señor Ricardo Salgado, ministro de no sé qué, solo demuestra lo acartonado, lo rígido, lo “socado” de pensamiento que afecta a la mayoría de quienes dirigen los destinos del país.

No se les puede tocar ni con el pétalo de una orquídea, porque responden furiosamente, sin control, con insultos. Para ellos, todo aquel que no les aplaude, lisonjea o arrastra, es un “penco”.

O narco.

O, como lo dice el señor Salgado, “ENEMIGO NUESTRO”.

Y eso es peligroso.

(El señor se molestó por una caricatura que refleja, entre otras cosas, la buena vida que disfruta la cúpula del Libre. En ella también se ve a Carlón escondido debajo del árbol de Navidad).

Con la polarización en que vivimos, el posteo del señor Salgado, quien acusa de Garabato´s de “ENEMIGO NUESTRO”, “con sesgo a favor de las fuerzas fascistas” y de que “A ese partido suyo no lo resucita ni el mesías” (así lo escribe, mesías, en minúscula), pone en riesgo la integridad física de Luis Barahona.

Ya hemos visto de lo que son capaces los llamados colectivos cuando son azuzados, al punto que ni siquiera los de su propio partido están a salvo. Llamar “ENEMIGO NUESTRO” a Garabato´s solo refleja la ignorancia de dicho “ministro”. Doña Xiomara debe “ponerlo en cintura”, así como la ha hecho en varias ocasiones José Manuel Zelaya, Melito.  

Este señor Salgado se equivoca. Garabato´s no es activista de ningún partido, por lo que estoy seguro que seguirá siendo un crítico del próximo gobierno, independientemente del color que sea.

La libertad de expresión y de prensa, y la libertad de crear (pinturas, literatura, música, esculturas, entre otras manifestaciones), son fundamentales para la democracia.

Los regímenes totalitarios comenzaron con acusaciones como las del señor Salgado, que etiquetaban a aquel que se atrevía a contradecirlos o a exigir justicia como “ENEMIGO DEL ESTADO”.

Quienes gobiernan deben pedirle disculpas a Luis Barahona.

De no hacerlo, volverán a demostrarnos que sí es cierto que son “DIFERENTES” y que, en el tema de la tolerancia y respeto a las opiniones ajenas, Honduras vive tiempos de vacas flacas…

¡Mi solidaridad con mi querido amigo!

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