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Los socialistas y los conservadores mantienen con vida al Gobierno de Lecornu

París – El Partido Socialista (PS) y el conservador Los Republicanos (LR) dieron oxígeno, al menos en el muy corto plazo, al Gobierno macronista de Sébastien Lecornu al anunciar este martes que no respaldarán las mociones de censura de la extrema derecha y de la izquierda radical que se votan el jueves.

Las posiciones de socialistas y conservadores, que se han alternado en el poder en la V República (desde 1958) hasta la llegada al Elíseo de Emmanuel Macron en 2017, eran esenciales para la supervivencia del segundo gobierno de Lecornu, formado hace solo dos días.

Este enfrenta el jueves dos mociones de censura: una del ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y la otra del izquierdista de La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, primer y tercer grupo parlamentario, respectivamente.

«Hacemos una apuesta, un apuesta arriesgada en la que solo el futuro nos dirá adónde llega», manifestó el líder parlamentario del PS, Boris Vallaud, desde la Asamblea Nacional, donde Lecornu había pronunciado antes su discurso de política general y anunciado la suspensión de la reforma de las pensiones de 2023, requisito de los socialistas para no apoyar la moción del resto de la izquierda.

Esto implicará que el progresivo aumento de la edad mínima de jubilación hasta los 64 años se quedará congelado en la situación actual, de 62 años y nueve meses, hasta enero de 2028, cuando pueda tomar nuevas decisiones el presidente que sea elegido en la primavera de 2027.

Por su parte, el líder de los diputados de LR, Laurent Wauquiez, aseguró que sus cerca de 40 diputados no votarán la moción de censura «a priori» y «no formarán parte de los que harán caer a los primeros ministros», en alusión a las caídas de Michel Barnier (diciembre de 2024 tras tres meses en el cargo) y François Bayrou (septiembre de 2025 tras nueve meses).

El anuncio de Wauquiez ha generado cierta polémica, pues la dirección de LR, pilotada por el exministro del Interior Bruno Retailleau, había alertado de que la suspensión de la reforma de las pensiones podría hacer cambiar la opinión del partido que ha sido socio del macronismo durante el último año.

«Para evitar caer en una moción de censura, el gobierno hace pagar a los franceses un precio muy alto», criticó Retailleau, en un comunicado, en alusión a la suspensión de la reforma a la que los conservadores se han opuesto porque la consideran esencial para sanear las cuentas.

Esta discrepancia ente los diputados y la dirección del partido se explica por el guerra soterrada que libran el antiguo ministro del Interior y Wauquiez.

Entre el resto de principales fuerzas políticas, los comunistas, que cuentan con un pequeño grupo, no dejaron claro si respaldarán la moción del jueves, a pesar de que su líder, Fabien Roussel, consideró «una primera victoria» la suspensión de la reforma de las pensiones.

Los otros socios de la izquierda, los Ecologistas, sí que apoyarán la moción contra Lecornu.

El partido del presidente Macron, Renacimiento, el RN y el LFI también intervinieron tras el discurso de política general del nuevo primer ministro y refrendaron sus posiciones, de apoyo al gobierno los primeros y de censura los segundos y terceros.

Control de déficit a pesar de las concesiones

La intervención de la Asamblea Nacional de Lecornu sucede pocas horas más tarde de la celebración del primer Consejo de Ministros del nuevo Ejecutivo, en el que se aprobó el proyecto de cuentas para 2026, que ahora deberá pasar por el arduo trámite parlamentario.

Lecornu prometió no gobernar con decretos -una opción permitida por la Constitución francesa con la que se aprobó la polémica reforma de las pensiones de 2023- y dijo que el peso legislativo corresponde a una Asamblea Nacional que representa a una Francia «diversa» fragmentada en tres bloques (izquierda, centro y ultraderecha).

En un mensaje a sus socios europeos, Lecornu aseguró que «en todos los casos» el déficit público del país cerrará por debajo del 5 % del producto interior bruto (PIB) en 2026 y que tiene la intención de cumplir en 2025 con el objetivo de un déficit del 5.4 % del PIB, después del 5.8 % en 2024.

En lo que tiene que ver con la recaudación, una de las grandes novedades será un impuesto que gravará los ‘holdings’ familiares y, en concreto, los activos que no están dedicados a fines operativos.

Ese impuesto, sería una alternativa al conocido como ‘impuesto Zucman’ que reclama la izquierda y que consistiría en gravar con un 2 % el patrimonio de los que tienen más de 100 millones de euros, unos 1,800 contribuyentes en Francia, y que se calcula que podría recaudar hasta 20,000 millones de euros. EFE

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