Los mensajes de y para la MACCIH

Por: Thelma Mejía
Tegucigalpa.- No había terminado de concluir su calendario de visitas de presentación formal a la sociedad hondureña y al pueblo en general, cuando la Misión de Apoyo en la Lucha contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH)

comenzaba a recibir los primeros mensajes de bienvenida: “hicimos tal operación, sin ayuda externa”; “hemos golpeado a importantes pandillas, sin que vengan de afuera a ayudarnos”, “estamos combatiendo la corrupción y depurando instituciones, sin ayuda internacional”.
Así se expresaron públicamente en comparecencias ante la prensa algunos operadores de justicia, mientras otros hondureños, políticos, juristas y funcionarios estatales, dejaban entrever que Honduras se está “transformando” a tal ritmo que la presencia de la MACCIH no sería tan útil como la CICIG en Guatemala, en vista que Tegucigalpa está siendo contundente en los golpes a las mafias y el fortalecimiento a su institucionalidad, destacando como uno de sus mayores ejemplos la reciente elección de la Corte Suprema de Justicia.
La presencia de la MACCIH ha comenzado a inquietar, a poner nerviosos a muchos y escépticos a otros, mientras otros más están convencidos que la MACCIH será una especie de “Centro de Quejas” al cual hay que ir a decir: investigue a fulano porque me cae mal; persiga a sutano porque es pícaro; exímame de cualquier culpa porque soy inocente y restituya mi honor porque me han agredido. Y por ahí va el rosario de peticiones.
Incluso en los medios de comunicación algunos se han dado a la tarea de querer imponer su propia agenda de temas a la MACCIH al grado de asegurar que si no les hacen caso, la Misión va a fracasar. Así la MACCIH hizo su ingreso al país en medio del beneficio de la duda, la incredulidad, las expectativas y las primeras señales claras de incomodidad procedente de algunos sectores estatales y gubernamentales.
La más reciente operación “Avalancha” contra la Mara Salvatrucha (MS-13), uno de los golpes más contundentes a este grupo de extorsión que opera en el país, ha sido visto en el imaginario colectivo como un mensaje desde el poder estatal hacia la MACCIH, por la coyuntura en que ocurre. El tiempo dirá que tan cierto o negativo es, pero al margen de ello, ese operativo puso al desnudo la colusión y cooptación del Estado por parte de las bandas criminales. Un ex oficial de policía era el enlace entre la MS-13 y sus operaciones. ¿Pero, actuó solo este oficial en retiro? Obvio que no y por ende falta más de esta avalancha.
Por su parte, los mensajes de la MACCIH no pudieron ser más claros y directos cuando sus integrantes cuando fueron presentados “en sociedad” para explicar sus alcances. Francisco Jiménez Mayor, quien coordina y lleva la vocería de la Misión, definió en su discurso los propósitos del trabajo a realizar. Reconoció lo que nunca ha hecho el actual gobierno al señalar que su presencia aquí tiene como telón de fondo la lucha gestada por el movimiento de los Indignados que logró posicionar en el país el hartazgo ante la corrupción y tanta impunidad.
“La corrupción hace que los funcionarios no cumplan su misión. Hace que los políticos no busquen el interés general sino promuevan causas particulares bajo sofismas y mentiras. Incentiva que la gestión pública esté al servicio del mejor postor y no de la sociedad toda”, dijo Jiménez en una parte de su discurso.
Y sin tapujos fue más directo al señalar que la corrupción “provoca que los policías no brinden seguridad y, por el contrario, permite que sirvan al crimen organizado. Hace que el Estado no compre lo que necesita la gente a buenos precios, sino que se adquieran bienes inservibles o bienes a precios inflados”.
“Pero tengo que decirles que la corrupción no es solo un problema de malos funcionarios. Es un fenómeno en donde estamos todos imbuidos. Hay corrupción en el ciudadano común y corriente que ofrece y paga un soborno al funcionario en lugar de cumplir la ley; en el empresario que prefiere el atajo fácil para conseguir la licencia que necesita o que usa el soborno para que le entreguen el contrato que tanto ansía. Hay corrupción en el juez que no cumple la ley con independencia y que prefiere torcerla frente al amigo o frente al poderoso. En el fiscal que no investiga. En el abogado que no defiende y que se vende al mejor postor”, agregó Jiménez Mayor.
En el caso de los medios de comunicación, no dudó este hijo y nieto de periodistas, que “hay corrupción también cuando la prensa renuncia a su independencia y cuando deliberadamente no es veraz”.
Los integrantes de la MACCIH que tendrán en su división penal uno de los puntos más fuertes en este proceso de corrupción e impunidad en que ha vivido por décadas Honduras, son conscientes que no pueden venir al país con confites, mucho menos a botar el prestigio personal de cada uno de ellos. Ellos vienen a impulsar cambios que esperemos sean positivos porque si no, deberán cerrar la OEA y Honduras deberá prepararse frente a escenarios impensables.
El éxito o fracaso de la MACCIH dependerá de la vigilancia que hagamos cada uno como ciudadanos desde nuestros espacios, de impedir que la apatía nos gane la partida si no vemos resultados en el corto tiempo, porque no habrán resultados en tres ni en seis meses; quizá en un año, pero serán sus acciones y las nuestras las que indicarán si en efecto la MACCIH viene “con toda la fuerza de un Continente que quiere cooperar con un país decidido a cambiar y a promover la Honradez y la Integridad” en Honduras, como dijo en su momento Jiménez Mayor. Más de Thelma Mejía. Aquí…
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