Tegucigalpa – La red familiar presuntamente criminal denominada “Los Cachiros” y designada en mayo de 2013 por Estados Unidos como un grupo narcotraficante y lavador de dinero, fue un clan que por más de una década controló a sus anchas importantes rutas geográficas del norte, Caribe y nororiente de Honduras, según los cuerpos antidroga de Honduras y Estados Unidos.
Asentados en la próspera región del Bajo Aguán, en la ciudad de Tocoa, conocida como la “pequeña Colombia”, este clan tiene raíces humildes. Su padre, Santos Isidro Rivera Cardona era un labriego que luego se presume incursionó en el negocio de robar ganado. Es lo que cuentan los lugareños, cuyos testimonios están en poder de las autoridades hondureñas y estadounidenses.
Santos Isidro Rivera habría motivado a sus hijos a entrar en el negocio de robo de ganado y posteriormente en el trasiego de drogas como transportistas, aseguran autoridades hondureñas y estadounidenses.
En la comunidad de Tocoa, la gente aún recuerda a Javier Rivera Maradiaga, uno de los líderes del clan, jugueteando descalzo con los niños del pueblo, al tiempo que comentan la modestia de su madre, Esperanza Caridad Maradiaga López, haciendo compras en los mercados, comercio y otro tipo de negocios.

La familia Rivera Maradiaga está integrada por Santos Isidro Rivera Cardona (padre), Esperanza Caridad Maradiaga López (madre), Maira Lizeth Rivera Maradiaga (hermana), Santos Isidro Rivera Maradiaga (hermano), así como Javier Eriberto y Leonel Rivera Maradiaga, últimos que son considerados como los líderes de esta red que se maneja en familia con escasas penetraciones foráneas. A Los Cachiros se les atribuye el control de la mayoría de pistas de aterrizajes clandestinas que existen en Honduras y Guatemala.
El ascenso de “Los Primos”
Los Cachiros son también conocidos como “Los Primos” y su ascenso económico es considerado como un hecho extraordinario. Sus inicios, asevera Estados Unidos, se remontan a mediados de la primera década de este milenio, cuando entran al negocio del narcotráfico y desde ahí llevan más de una década gobernando el mundo del tráfico de estupefacientes en Honduras.
Por usar sus territorios, sostienen los informes de Washington, ellos cobraban impuesto a otros grupos de transportistas que trasegaban con alucinógenos por sus zonas, como parte de las reglas del juego entre estas bandas criminales.
Estados Unidos los considera una organización poderosa que coordina el paso por Honduras de la cocaína procedente de carteles colombianos y mexicanos, rumbo a esa nación del Norte. Son una de las mayores OTD (Organizaciones de Tráfico de Drogas) que opera en la región de América Central, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODOC).
La organización especialista en temas de crimen organizado y narcotráfico, Insight Crime, señala que Los Cachiros surgen luego de una disputa con quien habría sido uno de sus padrinos putativos, Jorge Aníbal Echeverría Ramos, alias “El Coque”.
A fines de los años noventa e inicios de la década del dos mil, “El Coque” estaba bien posicionado económicamente”, afirma Insight Crime. Pero en el transcurrir del tiempo la alianza entre “El Coque” y “Lo Cachiros” se rompió y se acusa a la familia Rivera Maradiaga de haber planeado la muerte de su socio, luego de tres atentados, dos de los cuales fueron fallidos.
“Con Coque fuera del camino, los Cachiros quedaron a cargo. Javier dirigió la operación. Comenzaron a manejar envíos regulares, desde Gracias a Dios hasta el occidente de Honduras o Guatemala, donde entregarían la mercancía a los compradores mexicanos o a sus homólogos guatemaltecos”, señala Insight Crime.
En río revuelto…
Ante el desplazamiento de la guerra contra el narcotráfico en México y Colombia, que obligó a los carteles de esos países a instalar sus bases y redes en América Central, en especial en el Triángulo Norte de Centroamérica -Guatemala, El Salvador y Honduras-, la red de Los Cachiros aprovechó la coyuntura para cobrar entre dos mil y dos mil 500 dólares por cada kilo de droga que pasaban de una frontera a otra, aseguran los analistas de Insight Crime.
“Los Cachiros son una organización violenta de tráfico de drogas en Honduras cuyos miembros reinvierten las ganancias de la droga ilícita en empresas y propiedades con el fin de ganar legitimidad pública y lavar su riqueza ilícita”, dijo tras su designación como banda criminal, el director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro, Adam J. Szubin.
“El Departamento del Tesoro continuará su trabajo para interrumpir las actividades criminales de los miembros de Los Cachiros y exponerlos por lo que son: narcotraficantes y lavadores de dinero”, acotó.
En agosto de 2012, las autoridades nicaragüenses presentaron cargos criminales en contra del líder de Los Cachiros, Javier Eriberto Rivera Maradiaga, y un socio nicaragüense, Bismarck Antonio Lira Jirón, de conspiración en el trasporte internacional de drogas ilícitas, lavado de dinero, financiamiento ilícito de narcóticos y crimen organizado. Las autoridades nicaragüenses arrestaron a Lira Jirón ese mismo mes. Pero Javier Rivera Maradiaga salió de la lista de la policía nicaragüense tras ser liberado en circunstancias no muy claras.
Los Cachiros se presume que son una red familiar criminal que logró desarrollar una fuerte influencia política y económica, sin llegarse a convertir necesariamente en una elite tradicional, como sería una de sus aspiraciones.
En la región de Tocoa y varias zonas del vasto departamento de Colón, donde la institucionalidad ha sido muy frágil, el reinado de Los Cachiros era prominente.

De manera simultánea, las autoridades allanaron las oficinas de Ganaderos y Agricultores del Norte, S. de R.L. de C.V. En Bonito Oriental, las instalaciones de la planta extractora de aceite de la empresa Palmeros del Bajo Aguán fueron intervenidas.
Más de 500 millones de dólares fueron incautados en bienes a Los Cachiros.
Lo que no pudieron ubicar las autoridades durante ese operativo denominado Neptuno, fue el dinero de al menos 71 cuentas bancarias.
¿Quién sigue?
Los Cachiros se estima que daban empleo a unas cinco mil personas en la región de Tocoa y como “buenos filántropos” en su cercanía con la comunidad y la búsqueda de legitimidad se les atribuye sustantivas donaciones en sectores educativos, religiosos, culturales y deportivos, entre otros.
Cuando trascendió su designación como grupo criminal organizado, cientos de personas de la ciudad de Tocoa salieron a protestar a las calles en defensa de la familia Rivera Maradiaga.
Los abogados de la familia Rivera Maradiaga aparecieron desmintiendo las afirmaciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. El brazo de la familia abarcó los departamentos de Colón, Gracias a Dios y Olancho, sin descartarse otras zonas más en el país.
Al confirmarse que dos miembros de esta importante y cerrada red familiar están en manos de autoridades estadounidenses. El reino de Los Cachiros, como les llamó Washington, empieza a resquebrajarse. Es probable que en el tiempo el tambaleo de ese cartel se erosione aún más.
Los Cachiros ya están ante juzgadores en EEUU pero su historia podría revelar nexos en Honduras, que profundizarían el giro de la lucha antidroga en este país, focalizada en las extradiciones, el escudo aéreo y marítimo para frenar el trasiego de la droga y un bloqueo económico al incautar parte de sus bienes inmuebles a los carteles o grupos de transportistas golpeados como la familia Valle Valle, el grupo de “Yuquita”, que jefeaba el presunto narcotraficante Rubén Mejía Mejía, ya asesinado, así como otros carteles ligados al también supuesto narcotraficante Héctor Emilio Fernández, alias “Don H”.
Acontecimientos que vuelven “públicos” a “Los Cachiros”
Por más de una década, Los Cachiros no fueron un atractivo noticioso para la prensa, ni un grupo peligroso para las autoridades hondureñas, últimas que nunca los ligaron públicamente a un hecho delincuencial, hasta que Estados Unidos los nominó como un grupo criminal peligroso. A partir de ese momento, estos son los hechos que se han producido en torno a este clan familiar y que Proceso Digital reproduce en esta cronología de reportes oficiales:











