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Lidia Núñez veterinaria mexicana que por amor a los animales está en Honduras

La Escribana (Honduras) – Cuando la veterinaria mexicana Lidia Núñez decidió en 2015 viajar a Honduras por amor a los animales y atraída por un zoológico que es herencia del cartel hondureño del narcotráfico Los Cachiros, pensó que venía por seis meses y que luego se iría.

Desde entonces han pasado tres años y Núñez no sabe cuándo regresará a su país, donde se inició en su profesión hace siete.

«Principalmente lo que me trajo aquí fueron los animales y que el Zoológico Joya Grande no sólo es eso, sino que es un ecoparque que está alejado de la ciudad, del smog, de múltiples factores sociales», relató Núñez a Efe en el parque de animales situado en la aldea La Escribana, departamento de Cortés, norte hondureño.

Núñez es parte de un grupo de veterinarios que conforman la sociedad «Arca de Noé», que en 2015 salió al rescate del zoológico, incautado ese año a Los Cachiros, quienes lo inauguraron en 2009.

La Oficina Administradora de Bienes Incautados (Oabi) se hizo del zoológico luego de que los cabecillas de Los Cachiros cayeron presos en Estados Unidos y decidió ponerlo en arrendamiento con el «Arca de Noé», cuya coordinadora es la veterinaria guatemalteca María Díaz, quien lleva casi 20 años viviendo en Honduras.

«Estamos en una montaña en la que nosotros brindamos a nuestros huéspedes y a nuestros trabajadores un contacto más íntimo con la naturaleza. Eso es principalmente lo que me trajo a esta belleza», subrayó Núñez mientras iba explicando lo que le hizo venir a Honduras y sobre su amor por los animales.

En el zoológico, cuyo futuro es incierto por una mora que tiene el «Arca de Noé» con la Oabi, hay 400 animales de 58 especies, muchos de ellos conocidos desde que nacieron por María Díaz, quien trabajó varios años en el parque cuando lo manejaban Los Cachiros.

De los felinos, 17 son tigres, 15 nacidos en cautiverio, algunos de ellos blancos; más 12 jaguares, 10 leones y ocho pumas, en el único parque hondureño con animales exóticos, indicó Núñez.

Añadió que siete de los 12 jaguares, seis de los 10 leones, seis de los ocho pumas, dos de los cuatro hipopótamos y cinco de los nueve tapires, el último hace un mes, nacieron en el zoológico.

De todos los animales del parque, los favoritos de Lidia Núñez son los tapires, con los que al igual que con otras especies a diario trabaja en actividades para que no sufran de estrés.

«A los tapires los siento como mi familia», enfatizó la veterinaria mexicana, quien explicó que la preferencia por una especie no le hace querer menos al resto de los animales, porque «el amor es con todos ellos».

En su opinión, «a los animales se les puede querer como a los humanos y hasta más».

Del tapir centroamericano, Núñez también dijo que Joya Grande es el único lugar de Honduras con cinco nacimientos como parte de un programa de reproducción que están registrados a nivel internacional en el sistema de gestión científica para las poblaciones de fauna silvestre, conocido como Studbook.

Joya Grande también es el hogar de dos camellos traídos de un zoológico mexicano y dos dromedarios. De los dromedarios hay una hembra y su cría que también es nacida en el ecoparque hondureño.

En el zoológico también hay cebras, venados, patos, gansos, avestruces, guacamayas rojas (ave nacional de Honduras), caballos, cabras montesas, monos, gallinas japonesas, loros, búhos, burros, búfalos de agua, llamas, un cocodrilo y un jirafa macho conocido como «Big Boy», que es de los que más atrae al público.

Núñez aboga porque el «Arca de Noé» siga al frente de Joya Grande, lo que dependerá del apoyo que le brinde la Oabi y de la respuesta de los hondureños, a quienes les hizo un llamamiento a que lo visiten y disfruten de sus múltiples atracciones para niños y adultos en un ambiente seguro, de mucho verdor y aire puro.

La crisis que enfrenta el parque se originó a raíz de la falta de visitantes luego de las protestas violentas que surgieron en Honduras por un presunto fraude en las elecciones generales del 26 de noviembre de 2017.

Los bloqueos de carreteras, entre ellas, la que lleva a Joya Grande, han afectado al zoológico, que además cuenta con restaurante, piscinas y cabañas con cupos que van desde una hasta diez personas.

Mientras sale a flote el «Arca de Noé», Núñez recorre a diario el zoológico con otro personal atendiendo a los animales con los mejores cuidados para la preservación de las especies y el disfrute de los visitantes, quienes tienen en Joya Grande un pedazo de África en Honduras. 

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