“Tu voz cuenta. Tienes derecho a decir lo que piensas, a compartir información y a reivindicar un mundo mejor. También tienes derecho a estar o no de acuerdo con quienes ejercen el poder y a expresar tus opiniones al respecto en actos pacíficos de protesta…La tolerancia de los gobiernos frente a opiniones desfavorables y voces críticas es, con frecuencia, un buen indicador de su respeto por los derechos humanos en general.” Amnistía Internacional.
Desde Sócrates (399 a.C.), la libertad de expresión es reconocida como una condición inherente al ser humano. La Carta Magna (1215) se considera la piedra angular de la libertad en Inglaterra. La Declaración de los Derechos del Hombre (1789), documento clave de la revolución francesa, recoge el derecho a la libertad de expresión. Karl Marx salió de Prusia rumbo a Francia (1843) para evadir la censura del oficialismo.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) constituye la expresión global por excelencia sobre el tema. Es más, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), se adoptó para asegurar que discrepancias ideológicas y políticas no provoquen nuevas violaciones a la libertad de las personas.
Las constituciones de la gran mayoría de los Estados incorporan esta libertad entre las garantías individuales. Honduras no es la excepción. El artículo 72 se refiere a la libre emisión del pensamiento por cualquier medio de difusión sin previa censura y señala que, son responsables ante la ley, quienes abusen de este derecho, así como aquellos que lo restrinjan.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (del cual Honduras es uno de sus 47 miembros recién electos), así como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y otras organizaciones internacionales y domésticas monitorean las condiciones de respeto y promoción de los derechos humanos en los Estados. Si bien estas organizaciones solo pueden presionar a los Estados responsables de violaciones, los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son de obligatorio cumplimiento.
El abuso de poder y la limitación a los derechos individuales son condiciones que pueden provocar grandes transformaciones sociales y políticas. La ciudadanía eventualmente encuentra el camino para asegurar su derecho a la libre expresión del pensamiento.