Stephen Hawking, científico cuyos conocimientos sobre el Universo cambió la forma de entenderlo y estudiarlo, aseguró que la raza humana, por su lenta evolución bilógica, no podrá competir con el desarrollo de la inteligencia artificial. Los ordenadores terminarán superando a los humanos hasta prescindir de ellos, rediseñándose a sí mismos. Cuando tal horizonte se materialice, advertía Hawking, debemos asegurarnos que los objetivos de los ordenadores coincidan con los nuestros. Los intereses de una máquina inteligente, sin emociones ni sentimientos, capaz de tomar decisiones de forma autónoma, con mayor rapidez y precisión que cualquier persona, se encuentran en otro nivel. La humanidad quedaría dependiente y sometida a la inteligencia artificial, de hecho ya lo está.
Recordé la reflexión anterior por su analogía con el vodevil, cargado de cinismo e hipocresía, en que se ha convertido la escogencia del presidente del Congreso Nacional. Una bomba de relojería de consecuencias impredecibles para la estabilidad institucional, paz social y desarrollo de Honduras. Libre, de ideología socialista, que ha obtenido la presidencia del Poder Ejecutivo y la mayor bancada del Poder Legislativo, pero sin alcanzar la mayoría, se encuentra ante la tesitura de entregarle la presidencia del Congreso al PSH, partido minoritario de doctrinario diferente, en base a un acuerdo establecido entre autoridades de ambas formaciones.
Desarrollemos las similitudes con Hawking. Los diputados socialistas deberán asegurarse que los objetivos políticos del PSH coinciden con los de Libre, antes de entregarle la presidencia de un poder del Estado que les corresponde por derecho. Una quimera, porque tener intereses comunes, puntuales, no significa tener los mismos objetivos políticos y similares procedimientos para alcanzarlos. Fin y medios son diferentes porque lo son sus doctrinas. Lo que no es no puede ser. Libre pertenece al Foro de Sao Paulo, mientras el PSH se encuentra en la otra ribera ideológica del rio llamado Honduras. Hay preocupación en la militancia y diputados electos de Libre. Cito declaraciones de una diputada: “Ya conocemos el compromiso de Libre con el PSH, pero ¿cuál es el compromiso del PSH con Libre?, ese no lo conocemos”. Advertencia del suicidio político que supone entregar un cheque en blanco sin cláusulas de salvaguarda.
El pacto entre autoridades de ambas formaciones políticas permite al PSH “designar” un candidato para la presidencia del Congreso. Designar es nombrar, ofrecer, proponer… pero nunca significa “obligar” a la bancada de Libre a que apoye al diputado propuesto por el PSH. Tal pretensión es coactiva e inconstitucional, porque violenta la separación de poderes. Si durante ocho años la oposición calificó de dictadura la injerencia del Ejecutivo en el Legislativo, llegando ahora al poder tratan de imponer las practicas que antes rechazaban. Estamos ante la “verdad liquida” aplicada a la política, que denuncia el sociólogo Zygmunt Bauman. Además, a pesar del acuerdo, ambos partidos no disponen de los 65 votos necesarios para materializar la forzada “designación”. Libre necesita del apoyo de diputados de terceros partidos, lo que no contempla el acuerdo. ¿Entonces?
Las lecciones aprendidas se olvidaron. En los comicios del 2017, Libre entregó la candidatura presidencial a quien ostenta hoy la jefatura del PSH, alianza que rompió unilateralmente tras perder las elecciones, con el pretexto de seguir el consejo de las autoridades norteamericanas, porque sus aspiraciones políticas eran irreconciliables con la ideología de Libre. ¿Ahora son compatibles? Políticos líquidos, de lenguaje reversible según intereses espurios. Sería un error considerar que el millón setecientos mil votos alcanzados por la Presidenta electa pertenece a un electorado socialista, que apoyara políticas izquierdistas populistas al margen de la Constitución. La sociedad quiere soluciones a sus problemas, no peleas de gallos a ver quién tiene el espolón más largo.
En Libre, un grupo de diputados no respaldan la pretensión de entregar la presidencia del Congreso al PSH, proponiendo a otro candidato de su partido, lo cual forma parte del juego democrático de derechos y libertades constitucionales. Pueril sería responsabilizar eternamente al Partido Nacional de cualquier problema que las nuevas autoridades no puedan solucionar como quisieran. Las reticencias que un sector de Libre tiene hacia el PSH son legítimas. Desconfían que ese partido mantenga el acuerdo durante la legislatura, lo que colocaría a Libre en una posición de vulnerabilidad, debilitando su proyecto político. Al final, como siempre, el eslabón más débil sufrirá las consecuencias.
“Si mientes al gobierno es un crimen, si el gobierno te miente es política”.
-Bill Murray-