Tegucigalpa – Pocos en Honduras con el talento y el compromiso de Gustavo Alfredo Landaverde Hernández, un hombre cuya vida fue segada cruentamente en un episodio oscuro y marañoso que aún reclama justicia.
– “Denunciar la narcoactividad al final le quitó la vida, fue un testigo claro de los efectos del narcotráfico que ha tenido en el país. Él fue víctima de luchar contra un mal que corroe el tejido social del país, su lucha fue en la búsqueda de la verdad, de la justicia y su ejemplo lo vimos tanto en la vida privada, política y pública”. Efraín Díaz Arrivillaga.
– Al final Alfredo se murió por decir la verdad, fue el primer hombre en Honduras que denunció que el narcotráfico estaba infiltrando los partidos políticos, en empresas, gobierno y en las Fuerzas Armadas” dijo Aguilera, días antes de fallecer.
– “La sangre derramada de un mártir reclama siempre justicia”, sostuvo su viuda Hilda Caldera.
Luchador social incansable, el legado de Alfredo Landaverde trasciende, sus denuncias, su compromiso con la verdad y las perspectivas con las que avizoraba la realidad del país, hacen que su pensamiento está más vigente que nunca en el actual contexto nacional.
Nunca tuvo ambages para denunciar abiertamente a las redes corruptas y a los barones de la droga y del crimen organizado, llevaran estos personajes uniformes o no, definen quienes le conocieron al reafirmar en sus conversaciones con Proceso Digital el compromiso que este hombre tenía con Honduras.
Landaverde fue un demócrata convencido, con sólida formación política, además, un férreo adalid en sus luchas contra el crimen, especialmente cuando este transgrede la institucionalidad y se vuelve más dañino y afecta hasta las entrañas de la sociedad, es en esencia la forma en que le recuerdan.
Su lucha contra los capos de la droga y su colusión con las estructuras corruptas traspasaron su periodo como director de la lucha contra el narcotráfico, su voz nunca se apagó.
Conocía hasta los rincones más recónditos de Honduras. En comunidades postergadas, su cercanía con la gente le hizo percibir una realidad que la mayoría de los políticos solo conocen en los libros o apenas, actualmente, con lo que consumen en redes sociales, reflexionan sus compañeros en varias gestas que marcaron su accionar.
Sus orígenes
Alfredo Landaverde nació el 11 de febrero de 1940 en La Lima, Departamento de Cortés, sus padres fueron Carlos Alberto Landaverde y María Romelia Hernández.
Tras concluir la primaria, su padre lo envió a San Pedro Sula para que continuará con sus estudios, se graduó con honores del Instituto José Trinidad Reyes y, posteriormente, formándose en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en México. Sin embargo, – por cuestiones económicas -, se vio forzado a retornar a Honduras, donde prosiguió con sus estudios de ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Durante sus años de estudiante universitario fundó, en colaboración de varios amigos y compañeros, un movimiento social destinado a la lucha por los derechos de los pobres.
De su primer matrimonio nacieron dos hijas, Elvia María y Ana Cristina.
A finales de la década de 1970 vivió en Venezuela, sede del Instituto de Formación Demócrata Cristiana (IFEDEC). Allí conoció a Hilda Emperatriz Caldera Tosta, con quien se casó.
La pareja honduro-venezolana estableció, tiempo después, su residencia en Tegucigalpa y procrearon a su hija Hilda Carolina.
Fue coordinador de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN), miembro del Partido Democracia Cristiana (DC) y experto en materia de seguridad.
Su lucha por el campo
Alfredo Landaverde fue el primer demócrata cristiano de Honduras, él fue quien trajo esa filosofía social cristiana al país, dijo a Proceso Digital el político y excandidato presidencial por la Democracia Cristiana, Lucas Aguilera, días antes de fallecer.
En su relato, Aguilera, que falleció el pasado 6 de mayo y quien previamente habló de su amigo, dijo que Landaverde ayudó mucho a organizar el sector campesino y obrero en el país, afiliado a la Central General de Trabajadores de Honduras (CGT), estas organizaciones a través de Alfredo Landaverde también fueron parte de la Confederación Interamericana de Trabajadores (CIT) y de la Universidad de Trabajadores América Latina (UTAL).
Su firmeza en toda su lucha era por el campo; impulsó la agricultura sostenible y su compromiso para detener la deforestación salvaje, también fue uno de sus grandes propósitos, mismo que les enfrentaron a poderosos sectores, detalló el viejo líder de la DC, unos días antes de su fallecimiento .
Señaló que Landaverde luchaba porque Honduras tuviera un grado de desarrollo mayor en el agro y su infraestructura, para lograr niveles productivos más allá de las cosechas de subsistencia.
Además, Landaverde participó en la creación de las vías campesinas, clubes de amas de casas y organizando a los pobladores en sus comunidades para desarrollar programas sociales. Igualmente, trabajó con la pastoral social de la Iglesia, Caritas de Honduras, en varios programas sociales, apostilló.
Alfredo Landaverde estaba convencido que la alternativa de los hondureños para prosperar debía centrarse en un modelo en el cual la dignidad de la persona humana fuera lo más importante, el bien común frente al bien particular era otro principio fundamental para él; en su mirada esperanzadora por sacar al país de la pobreza estructural que le ha marcado a lo largo de su historia, propugnaba por romper la brecha de la exclusión con transparencia, rendición de cuentas y políticas económicas y sociales justas a tono que el desarrollo global, relató Lucas Aguilera.
¿Por qué fue asesinado?
Agregó que en su bregar por la justicia social, Alfredo Landaverde se enfrentó a los poderes del país.
“Decir la verdad, porque al final Alfredo se murió por decir la verdad, fue el primer hombre en Honduras que denunció que el narcotráfico estaba infiltrando los partidos políticos, en empresas, gobierno y en las Fuerzas Armadas” dijo en su momento el ya fallecido Aguilera, que fue amigo entrañable de Landaverde.
“Fue el primer hombre que tuvo la capacidad de poder denunciar estos hechos que le costaron la vida”, remarcó, al referirse a las múltiples y frontales denuncias que el también llamado “zar antidrogas” hizo contra los capos de la droga, jefes policiales, militares y funcionarios corruptos, coludidos con el crimen.
Igualmente detalló que el conocimiento de Alfredo sobre de las fuerzas del orden se acentuó porque en momentos claves del país se desempeñó como asesor de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. En esos espacios él siempre defendió su línea de pensamiento y contrarrestó las prácticas oscuras.
“Una vez nos dijo que no soportaba tener tanta información y no poderla divulgar por lo que prefería ofrendar su vida a cambio de darle al país una oportunidad de saber la verdad”, señaló en su última conversación con Proceso Digital, Lucas Aguilera quien con certeza afirmó: “Alfredo se ganó el respeto de la sociedad hondureña”.
Escuelas radiofónicas
Alfredo Landaverde fue uno de los principales impulsores de las escuelas radiofónicas con el programa de alfabetización para personas adultas, cuyo éxito está ligado al partido Democracia Cristiana.
Su cercanía con la Iglesia Católica
Aguilera indicó que Alfredo Landaverde también fue un hombre cercano a la Iglesia Católica y a sus autoridades.
Era un cristiano católico convencido, lo que le mantenía en una búsqueda constante para implementar en el país una sociedad más justa y democrática. “Tenía mucha fe y confianza en Dios, sus valores lo hacían ser un hombre muy sólido en la creencia religiosa, amaba mucho a la Virgen María”, detalló.
Fundador de la Democracia Cristiana
Y es que Alfredo Landaverde fue uno de los fundadores, el 11 de septiembre de 1968 en la ciudad de Choluteca, del Partido Democracia Cristiana, junto a otras 12 personas.
Entre los fundadores figuran Hernán Corrales Padilla, Ramón Velásquez Nazar, Adán Palacios, Juan Ramón Martínez, Vicente William, Ventura Alvares Molina, Marco Orlando Iriarte, Lucas Aguilera, entre otros hombres de la época.
En esa avenida, Alfredo ganó un escaño al postularse para diputado al Congreso Nacional en el periodo 1986-1990, junto a Efraín Díaz Arrivillaga.
Diputado consecuente
Para conocer del desempeño de Landaverde en el Legislativo, Proceso Digital consultó a Díaz Arrivillaga, quien expresó que Alfredo Landaverde fue un líder destacado dentro del partido político como fuera del mismo.
“Tuvo una trayectoria política consecuente tanto dentro del partido como el tiempo que estuvo en el Congreso Nacional”, indicó.
Díaz Arrivillaga coincidió con Aguilera al expresar que los cargos que Alfredo se desempeñó dentro del gobierno le valieron a Landaverde “para denunciar la narcoactividad que al final le quitó la vida, fue un testigo claro de los efectos del narcotráfico que ha tenido en el país. Él fue víctima de luchar contra un mal que corroe el tejido social del país, su lucha fue en la búsqueda de la verdad, de la justicia y su ejemplo lo vimos tanto en la vida privada, política y pública” acentuó con firmeza.
Relató que ambos llegaron en el mismo período a ser diputados al Congreso Nacional, él por el departamento de Francisco Morazán y Alfredo Landaverde por el departamento de Cortés.
Juntos presentaron iniciativas de ley, pero las mismas nunca pasaron a debate, rememora Efraín Diaz Arrivillaga para luego externar que, “una de ellas fue llamar a elecciones a las alcaldías, ya que todos los alcaldes eran nombrados por el partido que gobernaba, toda la década de los 80 a los 90 no hubo elecciones municipales”, detalló.
Agregó que otra iniciativa fue la creación de una comisión para la defensa de los derechos humanos, pero tampoco fue aprobada.
“Alfredo también presentó una iniciativa para que se investigara la muerte de Miguel Ángel Pavón (45), quien fue asesinado junto a su hermano Moisés Landaverde (33) en San Pedro Sula en 1988. Los jóvenes eran activistas sociales y Miguel Ángel había sido amenazado de muerte luego de declarar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), como testigo en los casos de Saúl Godínez y Manfredo Velásquez.
Tanto Pavón como Landaverde eran docentes que se desempeñaron en el Instituto Patria de La Lima, el Técnico Hondureño – Alemán de San Pedro Sula y en la Universidad Nacional. Pero la voz de Alfredo tampoco tuvo eco en la Cámara cuando pidió esclarecer esas muertes.
Sus luchas universitarias
Otro hombre del círculo fraterno de Alfredo Landaverde fue Germán Espinal. Él dijo a Proceso Digital que lo recuerda como un hombre de luchas, que quería lo mejor siempre para Honduras.
Rememoró que juntos formaron parte de las luchas estudiantiles de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en los años 70.
“Desde joven destacó por su doctrina y compromiso, fue así que Alfredo luchó por la autonomía universitaria, por la paridad estudiantil, por el 6% constitucional (del presupuesto general de la República) para la Alma Mater y también luchó por la libertad de cátedra y la democratización de la educación superior”, detalló.
Señaló que en los años de esas luchas la universidad era un tanto elitista, solo había tres mil estudiantes y solo podían seguir estudiando los que se graduaban de bachillerato, fue así que la primera lucha que emprendió Alfredo fue la apertura de la ciudad universitaria a otras carreras, por lo que de tres mil estudiantes se pasó a 12 mil y el problema después eran de aulas.
“Alfredo creó el Frente Estudiantil Social Cristiano, por lo que estas luchas nos vincularon con jornadas sociales y en pro de los derechos de la gente, así fuimos bastiones en la recuperación social, principalmente después del huracán Fifí”, recordó.
Así, Landaverde se incorpora en otras luchas: contra la corrupción, por la reforma agraria entre otras, apuntó.
Un verdadero líder
Mientras que don Juan Ferrera, otro hombre cercano al llamado “zar antidrogas”, dijo a Proceso Digital que el recuerda a Alfredo Landaverde como un luchador incansable, trabajando por el bien común en la parte productiva y desarrollando capacidades de liderazgo.
Agregó que fue el promotor de la parte social de Honduras, en donde su lucha era para que todos tuvieran condiciones iguales y oportunidades para levantar su nivel.
“Él era un cooperativista, una persona que buscaba un desarrollo equitativo e incluyente, en el plano político, él hablaba en busca de resultados para la gente y de rendición de cuentas”, sostuvo.
Posteriormente, su lucha contra el narcotráfico llevó al crimen organizado a quitarle la vida y “así fue él, siempre lo vi como un gran líder en el plano de la vida nacional y ahora él es un héroe”, manifestó.
Juan Ferrera, un empresario y reconocido ciudadano hondureño, sostuvo que hay que hacer justicia, que se le debe de hacer un reconocimiento y nombrarlo héroe, la población no lo debe de olvidar nunca, fue un mártir del país.
Preocupado por el futuro de Honduras
También Roberto Vallejo, uno de los amigos cercanos de Landaverde expresó sus conceptos en torno a la vida de este hombre y en conversación con Proceso Digital manifestó que “la memoria de don Alfredo debe de estar presente entre los hondureños”.
“Alfredo Landaverde fue un hombre comprometido y permanentemente preocupado por el futuro de Honduras”, coincidió con los otros entrevistados.
“Él buscaba siempre la justicia y trataba, él mismo, de ser justo e infinitamente servicial”, detalló.
Reiteró que su memoria debe de estar siempre presente entre los hondureños.
Alfredo, héroe nacional
La viuda de Landaverde, Hilda Caldera, una académica e investigadora social que fue su compañera y amiga de la vida, ha cultivado el recuerdo de su esposo y su legado en el país, ella reafirmó que “no se puede olvidar a Alfredo porque eso sería olvidar su lucha de tantos años por alertarle al pueblo hondureño lo que significaba el narcotráfico, la corrupción, el tráfico de influencias y la necesidad de hacerles frente y combatirlos”.
Cuando Alfredo fue asesinado, hace más de una década, Hilda le acompañaba. Ella salió herida pero nunca descansó, ni contempló su tragedia, luchó desde un inicio por la justicia y por mantener vivo el propósito de vida de su esposo para que valiera de inspiración a las nuevas generaciones.
“Uno muere cuando lo olvidan, son 11 años ya que seguimos su legado, su lucha, él está vivo, su cuerpo no está con nosotros, pero su alma y recuerdo sí y eso es más poderoso”, señaló.
En ese sentido, ella y la Fundación Alfredo Landaverde impulsan para que sea reconocido como héroe nacional, – “el pueblo no debe de olvidar a Alfredo, fue un político demócrata cristiano, un político valiente y digno, desde que lo conocí fue un hombre humilde y murió humilde, un hombre notable, sin tacha”, arguyó.
Sostuvo que una lucha que han emprendido en el futuro inmediato, junto con la Fundación Landaverde es que la promoción educativa de 2023 sea bautizada con su nombre.
“La juventud, los niños deben de saber su historia, lo mucho que luchó por ver una Honduras mejor, él fue un hombre grande y merece grandes reconocimientos”, indicó.
Reiteró que “la sangre derramada de un mártir reclama siempre justicia”.
En las últimas semanas, la diputada del Partido Salvador de Honduras, Iroshka Elvir, introdujo al Congreso Nacional una moción para que Alfredo Landaverde sea nombrado Ciudadano Ejemplar.
Por su parte, Carolina Caldera, miembro de la Fundación Landaverde, dijo que ellos están luchando porque los estudiantes conozcan la historia de Alfredo Landaverde y seguir su lucha.
El nombre de Alfredo Landaverde debe ser considerado, es por ello que desde la fundación se han sacado tres libros dedicados a su vida.
El Crimen
El crimen que segó la vida de Landaverde ocurrió el 7 de diciembre de 2011 en el bulevar Los Próceres a la altura de la entrada de la colonia 21 de octubre en la ciudad de Tegucigalpa cuando, en el interior de su automóvil fue acribillado por sicarios.
Por el crimen solo fue procesado judicialmente una persona la que fue condenado a 22 años de cárcel por ser comprobado que fue el autor material.
La historia sigue inconclusa y la justicia tiene muchos entretelones por develar. (IR)