La última vez que hablé con mis hijos fue ayer (sábado) a las seis de la tarde (22.00 GMT), después no he vuelto a saber de ellos», subrayó en una comunicación telefónica la esposa de Zelaya, quien se encontraba en la oriental ciudad de Catacamas cuando se produjo la detención de su esposo.
«Estamos escondidos, «enmontañados», no tenemos mucha información de lo que sucede», agregó la primera dama, quien había viajado a Catacamas, de donde es su familia, para encabezar hoy la «consulta popular» que su marido promovía para reformar la Constitución.
Cuando se comunicó con Efe, la primera dama hondureña estaba acompañada por algunos familiares.