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La muerte viaja a bordo de las unidades del transporte público

Tegucigalpa – En Honduras la muerte viaja a bordo de las unidades del transporte público. Asaltos, vejámenes, insultos, incomodidad y hasta la muerte son fieles acompañantes de los usuarios todos los días por las calles donde la vida pende de un hilo. Este sábado dos personas se sumaron a la galopante cifra de decesos productos de la ola criminal que azota el país.
 

– Buses quemados; motoristas, cobradores y pasajeros asesinados; atentados contra empleados del rubro, son parte de los ataques contra en transporte en Honduras.

– Medidas como la seguridad militar en las unidades del transporte son efímeras y apenas duran días y con suerte una semana.

Este fin de semana en San Pedro Sula, un hombre perdió la vida luego de un atraco a una unidad de transporte rapidito. Dos individuos armados despojaban de sus pertenencias a los usuarios de la unidad de servicio público, en ese momento uno de los pasajeros opuso resistencia por lo que fue asesinado por los malvivientes en el acto.

El cuerpo sin vida quedó tendido en el interior de la unidad mientras el infortunado hombre se sumaba a las estadísticas violentas que cada vez más dan escalofríos.

¡Salto mortal!

Cuando la noticia acababa de ser transmitida por los medios de prensa, en Tegucigalpa una mujer moría tras lanzarse de una unidad de transporte que era asaltada en pleno bulevar.

La infortunada mujer identificada como Ana María Escoto Rodríguez quiso escapar de los malhechores y optó por tirarse del automotor al momento que este iba en movimiento.

El triste acontecimiento trajo luto y dolor al Partido Liberal, debido a que Escoto Rodríguez era actual vicealcalde del municipio de El Porvenir, Francisco Morazán. Además participó en las pasadas elecciones internas en las que se postuló como precandidata edilicia por la corriente Villedista, pero perdió por cuatro votos.

En menos de dos horas, dos hondureños más pasaron a ser parte de las frías estadísticas de violencia que suma 20 homicidios cada día.

Datos de violencia

En tanto, media docena de unidades del transporte público han sido incineradas por bandas criminales que se dedican al flagelo de la extorsión. Algunas de ellas con todo y motoristas, lo que refleja la dura realidad que enfrenta el rubro.

El pasado 19 de agosto, un asalto a un bus de la ruta interurbana dejó el saldo de cuatro personas muertas en la norteña San Pedro Sula.

Mientras el 22 de agosto, una mujer perdió la vida en el interior de una unidad del transporte público siempre en San Pedro Sula.

Otro antecedente que conmovió a la población fue el 15 de abril de este 2013, en el que una niña murió durante un asalto a una unidad interurbana en Choloma, Cortés.

El pasado 7 de abril, tres personas murieron y cinco resultaron heridas en un frustrado asalto en un bus de la ruta interurbana en Santa Bárbara.

En tanto, el 2 de abril de este mismo año, un pasajero descargó su arma contra dos presuntos delincuentes que asaltaban un bus rapidito que cubría la ruta Cerro Grande-Kennedy, hecho que ocurrió a la altura de la escuela Lempira en Comayagüela.

Según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), de enero a julio del presente año se registraron 54 muertes por asaltos en buses, de las cuales 18 corresponden a Tegucigalpa y 16 a San Pedro Sula.

De acuerdo a los datos adquiridos entre abril y junio, 21 personas perdieron la vida violentamente en unidades del transporte urbano e interurbano de Tegucigalpa, capital hondureña y la norteña San Pedro Sula.

¿Y la seguridad en los buses?

Generalmente cuando arrecian las muertes por violencia en el interior de las unidades de transporte público, el gobierno toma la decisión de brindar seguridad militar por uno o dos días y con suerte por una semana.

La última medida en ese sentido fue en abril del presente año. El presidente Porfirio Lobo determinó militarizar 20 rutas del transporte público debido a las fuertes incidencias de crímenes contra usuarios del rubro.

En ese momento se dijo que la seguridad en los buses sería de forma permanente, pero la medida se diluyó entre una que otra declaración oficial.

Otras medidas como la instalación de cámaras de vigilancia se han adoptado, pero con pobrísimos resultados, simplemente la ciudadanía pierde las esperanzas que la paz y seguridad vuelvan a viajar en las unidades públicas.

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