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La muerte de 16 militares en choques con salafistas eleva tensión en Líbano

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Beirut – La situación en el Líbano se ha agravado después de la muerte de al menos dieciséis militares en enfrentamientos con salafistas en la ciudad de Sidón (sur), una escalada que ha comenzado a contagiarse a otras zonas del país.
 

En Sidón, el ejército libanés asaltó y tomó el control de la mezquita Bilal bin Rabah, del jeque radical Ahmed al Asir, en la que hallaron munición y armas que estaban ocultas, según medios libaneses.

Las fuerzas armadas informaron en un comunicado de la muerte de 16 efectivos desde que ayer estallaran los combates en esa ciudad, tras un ataque contra un puesto de control militar perpetrado por supuestos seguidores de Al Asir.

El ejército llevó a cabo una misión en esa zona para «terminar con la presencia de elementos armados y restablecer la seguridad», al tiempo que pidió a los combatientes que se entregasen.

Según la Agencia Nacional de Noticias (ANN), al menos 50 efectivos resultaron heridos en los choques, mientras que sigue sin haber datos fiables sobre el número de salafistas muertos.

Por su parte, fuentes de la Cruz Roja Libanesa señalaron que al menos 78 heridos han sido ya evacuados de Sidón.

Los choques se concentraron en el barrio de Abra, en los alrededores de la mezquita de Bilal bin Rabah, donde es imán Al Asir, quien hoy dijo en un mensaje que sus seguidores «son objeto de una matanza».

«El ejército libanés impide cualquier ayuda a los niños, mujeres y heridos en las cercanía de la mezquita, y bombardea la zona con obuses y armas pesadas», afirmó el jeque, que acusó a las tropas de actuar en connivencia con los milicianos del grupo chií Hizbulá, contra quienes se ha enfrentado en las últimas semanas en Sidón.

El fiscal militar emitió hoy una orden de arresto contra Al Asir, actualmente en paradero desconocido, y 132 de sus seguidores.

Mientras tanto, cerca del campo de refugiados palestinos de Ain el Helu, el mayor del Líbano y próximo a Sidón, el ejército bombardeó posiciones de los grupos radicales suníes Fatah al Islam y Yund el Sham.

La tensión también se extendió al norte del Líbano, principalmente a la ciudad de Trípoli, uno de los focos de mayor violencia entre partidarios y detractores del presidente sirio, Bachar al Asad.

Allí, elementos armados salieron a las calles disparando y exigieron a los comerciantes que cerrasen sus establecimientos.

Una granada fue lanzada en la plaza Abdul Hamid Karame de la ciudad, y se escucharon disparos en el campo de refugiados palestinos de Bedawi, cerca de esa localidad.

Para evitar que la violencia se desborde, las autoridades libanesas mantuvieron hoy una reunión con la cúpula militar y de seguridad en el palacio presidencial de Baabda.

Al término del encuentro, los asistentes pidieron al ejército que continúe sus operaciones en Sidón hasta «acabar con todos los elementos armados, destruir sus refugios y detener a todos los agresores».

También solicitaron que se tomen las medidas necesarias para evacuar a los civiles de la zona de los combates en Sidón.

El primer ministro saliente (a la espera de que el nuevo jefe del Ejecutivo, Tamam Salam, logre formar gabinete), Nayib Mikati, decretó luto nacional en memoria de los militares fallecidos.

Pese al aumento de la tensión en el país, los analistas consultados por Efe no creen que el conflicto sirio acabe arrastrando al Líbano a una guerra.

Para el exportavoz de la misión de la ONU en el sur del Líbano Timor Goksel, la situación es «muy peligrosa y sensible», ya que el ejército libanés no había sufrido un ataque de esa índole «desde hacía mucho tiempo».

Tras descartar el riesgo de guerra, Goksel vaticinó que habrá «soluciones temporales», aunque seguirán los problemas, como representa la existencia de «grupos ideológicos difíciles de controlar».

Un experto militar que pidió el anonimato consideró que la respuesta del ejército ha sido «rápida» y puede servir para frenar ataques de «extremistas» en otras zonas del país.

Además, reclamó la formación rápida de un gobierno para ayudar a restablecer la seguridad.

Por su parte, el profesor universitario y analista Hyam Mallat destacó la necesidad de que los grupos políticos alcancen un acuerdo y apuntó que la comunidad internacional no tiene ningún interés en que la guerra llegue al Líbano.


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