Tegucigalpa- Para unos, fue el factor de equilibrio institucional que permitió destrabar una crisis; para otros, un traidor a la voluntad popular.
Lo cierto es que el nombre de Carlos Enrique Cardona Hernández, consejero suplente del Consejo Nacional Electoral (CNE), no pasó desapercibido tras aparecer entre las firmas de la declaratoria oficial que proclamó a Nasry Asfura como presidente electo de Honduras para el período 2026-2030.
La declaratoria se realizó por videoconferencia la tarde del 24 de diciembre, víspera de Navidad, 24 días después de las elecciones generales del 30 de noviembre, y en ausencia del consejero propietario Marlon Ochoa, representante del Partido Libertad y Refundación (Libre), quien se negó públicamente a firmar los resultados presidenciales.
Ante la ausencia de Ochoa, el CNE procedió a integrar al consejero suplente Carlos Enrique Cardona, conforme a lo establecido en la normativa electoral, con el objetivo de garantizar el quórum legal para la adopción de resoluciones. La declaratoria fue aprobada y firmada por las consejeras Ana Paola Hall y Cosette López, junto con Cardona Hernández, con ello, el pleno quedó conformado por tres miembros, otorgando plena validez legal a la declaratoria de resultados del nivel presidencial.
Un perfil marcado por antecedentes y tensiones
Carlos Enrique Cardona Hernández es militante del Partido Salvador de Honduras (PSH) y fue juramentado como consejero suplente del CNE en septiembre de 2024 por el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, quien también impulsó su designación.
En julio de 2025, el abogado aclaró públicamente que no formaba parte de ninguna otra institución del Estado, luego de cuestionamientos surgidos por su ausencia en un pleno del CNE convocado el 10 de julio de ese año.
En ese momento, Cardona argumentó que la convocatoria era ilegal, razón por la cual sostuvo que no podía “actuar según intereses partidarios”. Aquella crisis se originó en medio de desacuerdos para la contratación del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), proceso que quedó paralizado ante la falta de quórum por la ausencia reiterada de Marlon Ochoa.
Pese a que la entonces presidenta del CNE, Cosette López, convocó a los consejeros suplentes Karen Patricia Rodríguez Álvarez y Carlos Cardona, ambos se abstuvieron de asistir, alegando violaciones al principio de alternancia. Posteriormente, Cardona reiteró que no había recibido presiones políticas ni respondía a intereses ajenos a la legalidad.
Reacciones y polarización
Tras conocerse que Cardona Hernández participó y votó a favor de la declaratoria presidencial, el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, reaccionó con molestia, recordándole que al momento de su juramentación prometió defender la Constitución y las leyes, y asegurando que el funcionario le había manifestado no avalar un supuesto fraude electoral.
La decisión del consejero suplente desató una fuerte polarización política y social. Mientras algunos sectores consideran que su actuación permitió salvaguardar la institucionalidad electoral, otros lo señalan como la pieza clave para “consumar un golpe electoral”, calificativos que han escalado en redes sociales y espacios públicos.
Ante este ambiente, diversos actores políticos, religiosos y sociales han hecho un llamado a la prudencia, exhortando a militantes de Libre y de otros sectores a no exponer la integridad personal del consejero, advirtiendo que la estigmatización pública en un contexto de alta tensión podría resultar peligrosa para su seguridad física y psicológica.
En medio de acusaciones, señalamientos y llamados a la calma, la figura de Carlos Enrique Cardona queda inscrita como uno de los protagonistas del momento más decisivo del proceso electoral hondureño, un episodio que sigue marcando el debate nacional sobre legalidad, legitimidad y democracia.LB








